Woody Guthrie es la referencia, el gurú de la música popular norteamericana. Tan es así que todos los grandes se han inspirado, y no sólo: lo han elegido como modelo de autor para cultivar esencias, tradición, estilo, ideas... Eso alcanzó a los chicos denominados «neocountrie» o rockeros más o menos indie de los noventa. Ejemplo ha sido «Wilco», una banda muy sólida y que, para sus tiempos, se preocupó de indagar y rebuscar sonidos, hacer algo distinto sin caer en el peñazo de algunos indies coetáneos. Por eso se vinculó a Woody Guthrie y, encima, junto a un personaje de ideología contundente y argumentos musicales consistentes, Billy Bragg. De la unión de ambos resultaron dos discos brillantes, de los más celebrados entre el fin de la década de los noventa y la apertura del nuevo siglo. Bob Dylan cuenta en sus memorias que buscó canciones perdidas de Guthrie pero que cuando llegó ya habían abierto los cajones Bragg y Wilco y con la ayuda de Nora, la hija de Guthrie. De aquel encuentro salieron dos volúmenes maravillosos bajo el título del «Mermaid Avenue». Dos álbumes que nunca cansan, que combinan ese aire folk primitivo del maestro con las aportaciones de Bragg y Wilco. El resultado son canciones con aire blues, country, folkies, piezas ajustadas a los tiempos que conservan, seguramente, la idea de aquellas notas dejadas por Guthrie.

Y, dicho está, esos dos volúmenes que mantienen su vigencia vuelven ahora en una caja de lujo, un prototipo de edición siempre muy recomendable. Digamos que es un tipo de material habitual en esta página, ediciones discográficas que constatan que la industria de soporte físico tiene esta puerta de salida para que las compañías dispensen su gran fondo de catálogo.

Bien, ambos volúmenes aparecen juntos en la publicación de lujo y añade un tercer disco con inéditos (es decir, lo ya conocido y algo novedoso, que también se agradece en este tipo de lanzamientos), un DVD con la película «Man in the sand» y un documental (una especie de «Así se hizo?»,) en el que, informa Warner Music, se ven las trifulcas entre Jeff Tweedy, participante activo en la recreación de aquellos discos con textos de Guthrie, y el mentor del proyecto Billy Bragg.

Tweedy es, de hecho, un referente inequívoco de aquellos jóvenes del country alternativo como lo demuestra su formación de origen o sus colaboraciones con un apellido ilustre, el de Rosanne Cash, por citar. Y de esa camada es otro «Uncle Tupelo», Jay Farrar, que, coincidencias de la vida, también fue invitado por Nora Guthrie a rebuscar en los apuntes de Woody Guthrie. De ahí salió, editado el pasado mes de marzo «New Multitudes». A Farrar lo acompañan otros ilustres de esta escena de los noventa: Will Jonson; Anders Parker y Yim Yames. Digamos que «New Multitudes» es una progresión /ampliación de lo sucedido anteriormente con los discos ya relatados de Bragg y Wilco

En fin, que los textos que Nora Guthrie cedió se habían quedado en el limbo desde los años cuarenta y cincuenta, que son las décadas que se recopilan. Se habían quedado sin banda sonora, y de vestirlos rítmicamente se encargaron Bragg, Wilco y ahora Jay Farrar y compañía en «New Multitudes»: evidentemente en los proyectos creativos siempre hay choques de egos y hasta de ideologías sonoras.

Pero la buena noticia es que todo se podrá escuchar en estas recreaciones con esencias del maestro del folk por sus fieles seguidores: el 6 de marzo se editó «New multitudes» (dos versiones: una estándar y otra en 2 CD). El 24 abril se publica la reedición de Bragg y Wilco.