En cualquier caso, el abuelo de Mata da por buenos los años de su nieto en Madrid porque «estudió en un colegio estupendo y lo terminaron de formar como persona». Como futbolista profesional, el despegue de Mata empieza en 2007, cuando abandona el Madrid muy a su pesar y ficha por el Valencia, al que llegó de incógnito y salió cinco años después como un ídolo, además de dejar casi 30 millones de euros en caja.

Además de llamar la atención de un club de la élite europea, como el Chelsea, la progresión de Mata en el Valencia le permitió engancharse a la mejor selección española de la historia, justo después de ganar el Mundial. Una historia de color de rosa con un prólogo teñido de cierta decepción, ya que no debutó en su primera convocatoria, con parte de su familia en la grada de El Madrigal, en Villarreal.

«La que más chasco se llevó fue mi mujer, Asunción», explica Manuel García en referencia a la abuela materna de Juan, que prefiere quedarse en un segundo plano. Un guiño del destino permitió a Mata jugar su primer partido con la selección absoluta en el campo que le habían negado poco antes los responsables del Real Madrid, el Santiago Bernabeu. «La gente que teníamos al lado, madridistas, me decía que cómo podían haber dejado marchar a este jugador».

Sin saberlo, además de un gran futbolista reclutaba a un talismán. Porque Juan Mata nunca había perdido una final en su carrera y tampoco lo haría desde entonces. Manuel García las vio todas, en el campo o por televisión, para lo que se ha abonado a todos los canales que dan partidos de la Liga inglesa, incluida Al Yazira.

«Soy muy afectivo, me pongo tenso y mi mujer me da un Lexatín. Pero la que llora es ella», recalca el abuelo de Mata, que tiene pendiente un viaje a Londres: «Lo dejo para más adelante, porque hasta ahora tenía siempre la casa llena».

Tantos triunfos y alegrías a cuenta de su nieto tienen algún peaje, como los minutos de sufrimiento que pasaron entre el penalti que falló en la final de la Copa de Europa y el triunfo del Chelsea. «Claro que se te pasan muchas cosas por la cabeza, porque si pierden la final por ese penalti...». A muchos kilómetros de distancia, en su casa de Oviedo, la abuela Josefina utilizó la táctica habitual desde que, últimamente, le cuesta seguir las imágenes de televisión.

«Estaba escuchando la radio en la cama, pero cuando hablaron de tirar penaltis la apagué», recuerda Josefina Rodríguez sobre la noche del sábado 19 de mayo. «Yo sólo pedía que no lo tirase Juanín, y eso que siempre metió muchos. Cuando la volví a encender ya estaban con el barullo porque había ganado el Chelsea». Con vistas a la Eurocopa, los dos abuelos ya preparan el plan de seguimiento, que Manuel García espera culminar con su presencia en una nueva final. «Ya me dijo Juan el otro día que me prepare para ir el 1 de julio a Kiev. Y en agosto, a Mónaco», en referencia a la Supercopa de Europa que el Chelsea de Mata se jugará con el Atlético de Madrid de su amigo Adrián.

Quizás el entorno familiar de Santiago Cazorla relacionado con el fútbol no sea tan amplio como el de Mata, pero sí igual de apasionado y comprometido. Desde 2007 falta su padre, José Manuel, para el que van todas las dedicatorias de Santi cuando marca un gol, pero en las grandes ocasiones siempre tiene cerca a las personas que más quiere. Dos de ellas, su madre, María Dolores González, Loli, y su hermano Fernando conocieron también los momentos más duros, cuando un chaval de 18 años tuvo que buscarse la vida muy lejos de Asturias, en Villarreal.

«Toda la familia se cogió un disgusto enorme», expone Nando al recordar aquel verano de 2003, cuando el Oviedo estaba al borde de la desaparición y jugadores con tanta proyección como Santi no sabían muy bien a qué atenerse. «Los directivos del Oviedo tampoco pusieron mucho interés para que se quedase», añade con un rictus de amargura al comprobar que algunos técnicos quieren ahora «ponerse medallas» a cuenta de su hermano: «Los que más tiraron de él fueron Quique Fanjul y Lobo en el Astur, al que, por cierto, lo cedieron porque decían que Santi era pequeño. También Mino, en la selección asturiana, le ayudó mucho y, por supuesto, Marcelino en el Recre».

José Manuel Cazorla, tras comprobar en la Federación Asturiana de Fútbol que el Oviedo no había tramitado la licencia, subió a Santi a un coche y lo llevó al día siguiente para Villarreal. Un volantazo en la vida del futbolista y de toda la familia, que durante tres años estuvo muy cerca del centrocampista, incluida la temporada que jugó cedido en el Recreativo de Huelva. «Ese año fue clave porque Pellegrini no confiaba mucho en él, y en el Recre, con Marcelino de entrenador, se salió».

Nando pudo comprobar en ese momento lo equivocados que estaban los que llevaban años diciéndole que jugaba mejor que su hermano: «Santi siempre fue un espectáculo, mucho más completo que yo porque le pega igual de bien con las dos piernas. Me acuerdo que en el colegio, cuando estaba en cuarto de EGB, él ya jugaba con los de séptimo. Le llevo cuatro años, y cuando fuimos a hacer una prueba con el Covadonga, yo con 11 años y él con 7, hizo cuatro cosas con el balón y le cogieron. Y yo, nada».

Loli, la madre de los Cazorla, llegó a preocuparse por la reacción de Nando ante la brillantez de Santi, pero nunca hubo el más mínimo problema: «Al revés, Nando es su fan número uno. Para él su hermano es intocable. Siempre fue el que más se alegró de sus triunfos». Y el que más sufrió en los momentos difíciles. Como en la tanda de penaltis en los cuartos de final de la Eurocopa, frente a Italia, que marcaba el todo o nada para la selección española. «Yo estaba nerviosa, pero pensé que a Nando le daba algo. Se subía del asiento, se bajaba, se tapaba la cara. Yo tenía confianza en que lo metiera, y cuando marcó, respiré por los dos». Cuatro años después, Fernando se lo toma con humor: «A veces lo veo en Youtube y aún me parecen los 30 segundos más largos de mi vida».

Dos años después de aquel torneo, que encumbró a Santi como el jugador revelación de España, la familia Cazorla tuvo que conformarse con seguir el Mundial de Sudáfrica desde su casa de Llanera. «No fui capaz de ver los partidos», aclara Loli, que sufría por la situación de Santi, descartado tras una operación de hernia discal. Por eso ya se prepara para el viaje a Polonia y Ucrania, donde espera disfrutar con su hijo en el campo y del buen ambiente fuera con los familiares de otros futbolistas.

Nando Cazorla, que acaba de celebrar el ascenso a Tercera División con el Lugones, no encuentra adjetivos para definir el fútbol de su hermano, que completó una temporada excelente con el Málaga y ya se acerca a los 50 partidos con la selección sin hacer mucho ruido: «Mira que ahí están, en su mismo puesto, monstruos como Iniesta, Silva, Xavi, Cesc o Mata, pero yo lo veo para jugar de titular».

Por mucho que destaque como deportista, los más cercanos subrayan el perfil humano de Santi. «Es el mismo guaje de siempre, todo el mundo lo dice», señala Loli, orgullosa de que haya calado su mensaje: «En casa siempre le dijimos que el futbolista pasa y la persona queda». Nando, que ha grabado un anuncio como hermano del campeón, puede valorar de primera mano la buena pasta de Santi pese a que es un joven millonario y famoso: «Nunca dice que no a nadie y siempre está con una sonrisa en la boca».

Y pone un ejemplo cercano: «El otro día fue a verme jugar con el Lugones y las 800 personas que había en el campo querían una foto con él. No se lo negó a nadie. Ya me dice que el gran problema de los famosos es que ahora todos los móviles tienen cámara». Pese a la publicidad de Mahou y a su evidente parecido físico, Nando aún pasa desapercibido: «Lo peor es la cantidad de gente que me llama pidiéndome una camiseta suya».

«Quiero lanzar un mensaje de apoyo a todos los mineros asturianos en este duro momento que están atravesando». David Villa, en conversación telefónica con LA NUEVA ESPAÑA, fue contundente en su apoyo a los trabajadores de la mina, ahora en conflicto con el Gobierno de la nación por los recortes previstos para el sector. «Como hijo de minero y familiar y amigo de gente que está ahora trabajando en la mina, quiero dar todo mi apoyo a la gente que está luchando por su puesto de trabajo. Espero que se solucione todo lo antes posible», insistió el delantero del Barcelona.

El máximo goleador de la selección no podrá estar con sus compañeros en la Eurocopa por culpa de la rotura de tibia que sufrió jugando el Mundialito de clubes en diciembre con el Barcelona. Villa lamentó no poder estar en la cita de Polonia y Ucrania, entre otras cosas porque no podrá dedicarles un gol a los mineros asturianos: «Me hubiera gustado brindar algún gol a los mineros en la Eurocopa. Si hubiera estado allí, los goles que hubiera podido marcar habrían estado dedicados a ellos».

David Villa siempre ha mostrado su sensibilidad con los trabajadores de la mina. Ya lo demostró cuando, en septiembre de 2012, 33 mineros chilenos se quedaron atrapados en la mina San José. «Formo parte de la familia de la minería y comparto la angustia de las familias, pero verán como todo saldrá bien», les dijo entonces el Guaje a los 33 mineros atrapados en la mina situada en la localidad de Copiapó y a sus familiares. En aquella ocasión Villa estuvo en todo momento muy interesado por la suerte de aquellos trabajadores atrapados. Aquellos acontecimientos le cogieron concentrado con la selección española en Buenos Aires preparando un partido amistoso contra Argentina. Como muestra de solidaridad, el de Tuilla les hizo llegar una camiseta del Barça firmada por él con un mensaje de apoyo y declaró: «Querría decirles que estoy con ellos, que todos los que sabemos cómo es el trabajo en la mina estamos con ellos, y que todo el mundo los está siguiendo y los apoya».

El Guaje no podrá estar sobre el terreno de juego cuando España arranque su participación en la Eurocopa ante Italia, pero reconoce que «lo voy a vivir como si estuviera en el campo». Villa confía al máximo en sus compañeros y los considera «favoritos» para el título: «Son un equipazo, con grandes jugadores y grandes profesionales».

Especialmente orgulloso se siente el de Tuilla de la representación asturiana de la selección, Cazorla y Mata, y de Adrián, a pesar de que al final se ha quedado fuera de la lista. «Es un orgullo y un gran reconocimiento para el fútbol asturiano estar representados por dos jugadores de la calidad de Mata y de Cazorla en la mejor selección del mundo. Es una pena que al final Adrián se haya quedado fuera». Villa mantiene una relación magnífica con todos los jugadores de la selección y especialmente con los asturianos. El Guaje asegura que cada vez que coincide con ellos en Asturias aprovechan para verse: «Es difícil que coincidamos todos en Asturias, pero estoy siempre en contacto con Juanín, con Cazorlita y con Adrián». Villa confía en las posibilidades que tienen Mata y Cazorla de disponer de minutos durante la Eurocopa. «Los dos pueden entrar en el equipo; todo dependerá de cómo evolucionen los resultados», dijo el de Tuilla.

Vicente del Bosque estaba dispuesto a esperar hasta el último momento por el delantero asturiano, pero Villa, en un acto de honradez, renunció. «No voy a la Eurocopa porque no estoy a pleno rendimiento. Para defender los colores de tu país tienes que estar a tope», reconoce el de Tuilla. A partir de ahora la principal prioridad del Guaje es trabajar todo lo posible para llegar a la pretemporada con el Barcelona en perfectas condiciones. «Ya pasaron la Liga, la Copa del Rey y no voy a estar en la Eurocopa; ahora me queda trabajar junto a los preparadores físicos todo lo que pueda para llegar a principio de temporada perfecto», aseguraba el asturiano. Eso sí, hará un alto en el camino para animar como un español más a su selección.