El mundo del arte en Asturias, según Emilio Suárez, director de la galería Octógono de Avilés, está «manga por hombro». Y explica: «Nunca existió ni una industria del arte y lo poco que hubo fue a conveniencia de una minoría que lo controlaba. Objetivamente, está todo por hacer». ¿Y qué debe hacerse? «Marcar directrices de gestión, definir competencias, tanto de galerías como de público y de artistas. Tendría que haber una reflexión importante y un estudio concreto. Para poner a cada uno en su sitio».

Emilio Suárez considera que las galerías deben reinventarse, estudiar nuevos métodos para atraer al público. «Hay que buscar la manera de que entren, el coleccionismo está en la mente de mucha gente, aunque admito que eso es muy difícil ahora que hay otras necesidades que cubrir».

La realidad es que la mayor parte de las galerías asturianas está en esa lucha. El recurso a las obras de pequeño formato o el de bajar los precios, que se utilizó mucho en los primeros años de la crisis, ya no es suficiente. «Estamos en un momento de pura supervivencia; no es que la gente no compre, es que directamente no entra», dice Amador Fernández, dueño de la galería y librería gijonesa del mismo nombre.

Gijón, con una mayor tradición galerista que Oviedo y Avilés, parece resistir algo mejor el tirón. «Al menos aquí nadie ha cerrado», dice Amador Fernández.

El perfil del comprador no ha variado en exceso, si acaso se ha visto reducido a coleccionistas con un poder económico elevado, mientras que la clase media, al igual que los jóvenes, que empezaban a coleccionar arte contemporáneo, han dejado de comprar. También han cambiado mucho los gustos, según explica Guillermina Caicoya, directora de la galería ovetense del mismo nombre.

«Hasta hace poco, la burguesía interesada en comprar arte valoraba mucho tener, por ejemplo, obra de Tamayo, Caravia o Casariego, por poner tres nombres de nuestra sala. Sin embargo, ya no interesan, han caído un poco en el olvido. Ahora prefieren una pintura más fresca, más a la moda, menos intelectual, de un consumo rápido», asegura.

Caicoya resiste «con mucha dificultad». «Intentando vender obras más baratas, incluso a plazos, tirando de fondos económicos propios y despidiendo a la única empleada que tenía y que llevaba con nosotros 24 años», añade.

Las ferias de arte se presentan como la única alternativa. El problema son los costes, a cargo en exclusiva de la galería. «Son los lugares de venta, a los que van tanto coleccionistas como representantes institucionales, te permiten hacer contactos y vender. Las ferias suben y las galerías bajan», apunta.

Vértice fue siempre una de las galerías asturianas más viajeras: Arco, Santander y Lisboa fueron durante años espacios que acogieron a sus artistas. «Este año hemos decidido no participar, es muy costoso. De momento, tenemos la programación de otoño en un compás de espera. En agosto cerraremos, como siempre, y pensaremos en nuestro futuro», explica Luis Hernando.

En la compra hay una bipolarización, dice Lola Orato, directora de la galería ovetense del mismo nombre. «Hay, por una parte, compradores de "nombres" consolidados, tanto en el mercado internacional como en el nacional y local, y, por la otra, compradores "emocionales", que exigen que la obra entusiasme, suelen ser gente joven y, por tanto, compran obra de precio bajo».

El grabado, una buena opción por su calidad y su menor precio, también acusa el mal momento. Dulce Pérez, directora de Alfara, en Oviedo, especializada en esta técnica, sostiene que «hay un claro descenso de ventas y de consumidores». ¿Su forma de combatirlo? Organizando un curso de fotograbado en piedra, dirigido por Paco Aguilar, que se inaugura mañana en Salamanca. «No hay crisis creativa, al contrario, hay muchas iniciativas».

Si en algo están de acuerdo casi todos los galeristas es que no es una buena época para los artistas jóvenes. Sin embargo, la opinión de Andrés Vijande no es tan desesperanzadora. No ha alcanzado la treintena y ha expuesto en Milán y en París, entre otras ciudades. «El mercado en Asturias siempre estuvo un poco cerrado para los jóvenes, el acceso a las galerías era más complicado. La crisis ha servido para avivar el ingenio y, aunque se nota a nivel de ventas, a los jóvenes nos ha dado paso hacia la visibilidad». Vijande considera vital su experiencia. «Me ha ayudado a tener una buena acogida en Asturias».

«Es muy difícil sacar un proyecto adelante, las ayudas a artistas han descendido mucho. En épocas de crisis, la cultura pasa a un segundo plano, como si no fuese importante», asegura la lavianesa Natalia Pastor. Las ayudas del Ministerio de Cultura, muy solicitadas, son apenas el único soporte económico de los que empiezan. «El artista se paga la producción y puede encontrar una sala para presentarla, pero todo el gasto corre a su cargo. El público no está menos interesado, pero todo cuesta mucho esfuerzo y dinero», dice. Profesora, Natalia Pastor está convencida de que «sólo cuatro se pueden permitir vivir del arte en Asturias».

En esta opinión coincide con Maite Centol, profesora de Diseño Gráfico en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios de Oviedo. «El arte no es algo de lo que puedas vivir».

«La situación obliga a redefinir los planteamientos, tanto la actitud del artista como de todo lo que le rodea: el papel de los museos, las galerías, los centros de arte... Y la cuestión es si estamos preparados para ello», se pregunta el artista Nacho Suárez. «Hay cantera, muchos artistas nuevos, y no hay un duro. La idea es aguantar», señala su colega Ana Fuente.

«Hay que pelear, es lo que hay que hacer. Si necesitas caminar, caminas todos los días». Ricardo Mojardín considera que el arte tiene que estar al margen de situaciones puramente económicas. «Otra cosa es que la crisis, como ciudadano sensible a todo lo que está ocurriendo, me esté afectando y, de alguna manera, se traduzca en lo que estás creando. No resulta fácil ver cómo una situación social en la que todos, más o menos, estábamos a gusto se derrumba por la corrupción del capitalismo financiero y de ciertas entidades y personas».

El proceso creativo, en realidad, siempre es un proceso en crisis, explica el escultor Adolfo Manzano. «En mi caso, en la creación siempre vivo en crisis, porque la complacencia es el estado contrario al creativo. Decía Ferra que toda obra es un fracaso, yo también creo que es así, y eso precisamente es lo que te impulsa a la necesidad de una nueva obra». La crisis coyuntural no afecta demasiado al trabajo artístico, pero «el mercado está deprimido». ¿Qué hacer? «Resistir, como el resto de la ciudadanía».

El fotógrafo José Ferrero no duda. ¡Claro que la crisis influye en el proceso creativo!, dice. «Siempre ha ocurrido. Si las cosas no van bien, la producción se contrae, sabes que hagas lo que hagas la salida es limitada y no puedes hacer obra para tenerla en el estudio. De hecho, en las galerías hay menos exposiciones y los artistas hacen menos obras».

«El miedo es el mensaje», titulaba una exposición Juan José Martín, comisariada por Alba Braza. Lola Orato cree que retrata el momento actual. «Me parece muy alarmante la actitud de la gente ante la crisis, muy pasiva, esperando recuperar el estilo de vida anterior, sin plantearse la posibilidad de hacer cambios ni personales ni laborales».

«Todo el mundo está con el agua al cuello. Yo tengo clientes que te dicen que no entran en la galería por si acaso pican. La gente está asustada, hasta el que se lo puede permitir tiene gente alrededor que lo está pasando mal», reflexiona Angélica García, de la galería Amaga de Avilés.

Quienes siguen consumiendo arte manejan nuevas plataformas, subraya Nuria Fernández, responsable de la galería gijonesa Espacio Líquido. «Ahora se utiliza internet como herramienta y la gente viene más informada». Una artista veterana como Consuelo Vallina, con exposición en Guillermina Caicoya, respalda esta propuesta. «Buscas otro tipo de alternativas, envías dossieres por internet, buscas nuevos cauces. La vida sigue y no me desanimo fácilmente», apunta.

El punto de vista de los más veteranos también importa. Enrique Rodríguez, Kíker, dice que las crisis «son buenas para la superación y para pensar en tu trabajo». Y no olvida que el arte no es un negocio. «Es una forma de vivir. Lo importante es trabajar, trabajar y trabajar».

Aurora Vigil-Escalera (Van Dyck)

«Las galerías no deben permanecer estáticas jamás»

La receta de Aurora Vigil-Escalera, responsable de la sala Van Dyck de Gijón, es trabajar con ilusión, sin detenerse. «Las galerías no deben permanecer estáticas jamás. A lo mejor no vendemos lo de antes, pero eso no implica que la gente no pueda disfrutar del arte. De las crisis siempre han salido grandes artistas», afirma.

Luis Hernando (Vértice)

«Echo en falta el interés de las instituciones»

A Luis Hernando, director de una de las galerías asturianas de mayor prestigio y con un espacio envidiable, le invade el desánimo. «Hay una creciente falta de interés por el arte. Pienso que lo peor que puede haber es una región subsidiada como la nuestra, que, a la larga, crea unos hábitos muy negativos. Echo en falta el interés de los representantes institucionales, no ya para que compren, sino para que te vengan a ver y se interesen por algo de lo que haces. Los actores culturales tampoco vienen. Hay una especie de psicosis, la gente tiene miedo hasta de entrar».

Guillermina Caicoya

«En la pintura hay un cambio generacional»

Guillermina Caicoya prepara una temporada de exposiciones con nuevos artistas, como Teresa Moro, Cristina Llanos o Leo Wellmar. «Hay un cambio generacional en la pintura, los jóvenes quieren un arte rápido y fresco, menos intelectual».

Miguel GalanoPintor

«El retrato es toda una experiencia»

En su Tapia natal, Miguel Galano trabaja en un retrato del poeta Antonio Gamoneda, un encargo del Instituto Cervantes. «Es un poeta que me interesa muchísimo, profundo, con el que me encuentro en sintonía. Al principio lo había imaginado un poco árido, pero me está saliendo un retrato hacia la bondad y la placidez que tal vez dan los años. El retrato es toda una experiencia».

Ricardo MojardínArtista plástico

«Me centro en el mundo animal para huir del humano»

Ricardo Mojardín prepara su próxima exposición, que será el próximo mes de octubre en Gema Llamazares. Y, en su obra, las referencias al mundo animal siguen estando presentes. «Pienso que es un poco una huida del ser humano, me refugio en la inocencia del animal para crear metáforas o fábulas que me ayuden a entender lo que está pasando».

José FerreroFotógrafo

«No concibo la obra fotográfica sin producirla»

«No concibo la obra fotográfica sin producirla. Mucha obra digital se queda en el ordenador y yo considero que es una obra inacabada. En la analógica tradicional, que es sobre todo la que yo hago, tienes que revelar la fotografía, la tienes hecha en el estudio. La otra pierde efectividad en cuanto al tiempo en el que fue hecha y puede ocurrir que esa expresión nunca llegue a ver la luz, incluso se destruya».

Carlos SuárezPintor

«El arte ya no está en las obras complacientes»

«La reciente exposición celebrada en Oviedo con obras de Boltanski, Esther Ferrer o Jannis Kounellis, entre otros grandes artistas, apenas ha tenido eco mediático en Asturias. Da cierta idea de la situación artística. El arte ya no está en las obras complacientes, sino en los acontecimientos que trascienden».

Gema Llamazares

«Nos aguantan nuestra honestidad y buen hacer»

Gema Llamazares es una mujer optimista y emprendedora. «Estamos en un contexto económico de retroceso, pero no creo que el nuestro sea el sector más perjudicado. A las galerías nos aguantan nuestro propio nombre, nuestra honestidad, profesionalidad y buen hacer»

Nuria Fernández (Espacio líquido)

«Es un buen momento para comprar piezas»

Nuria Fernández cree que, en medio de tanta crisis, hay aspectos positivos. Uno de ellos es la posibilidad que tienen los galeristas de hacerse con piezas difíciles de encontrar hasta ahora. «Obras que pertenecen a particulares están ahora en circulación y a precios muy golosos».

Emilio suárez (Octógono)

«En el mundo del arte no hay orden»

«En el mundo del cine tienen las cosas ordenadas: el actor, el guionista, el productor... todos tienen su papel. En el del arte, no. El artista es galerista y viceversa... Hay un berenjenal. Hay que reinventarse y poner un poco de orden», asegura Emilio Suárez.