Acierto en la formación de equipos, altos niveles de autoexigencia y un sano espíritu competitivo. La fórmula del éxito es idéntica en todos los grupos de la Universidad de Oviedo situados en la élite de la investigación española según la última edición del ranking nacional más prestigioso. Sus integrantes coinciden en señalar que las buenas posiciones que ocupan disciplinas como Empresa, Sociología y Telecomunicaciones en esta influyente lista esconden años de trabajo vocacional y de esfuerzos compartidos. Además, destacan que se han hecho un hueco en la excelencia académica porque han sabido tirar de originalidad para hacer más con menos, en medio de los asfixiantes recortes en materia científica.

Estos valores han granjeado una fama internacional a los especialistas en telecomunicaciones de la Universidad de Oviedo, que han logrado avanzar mucho en poco tiempo. La titulación de esta especialidad echó a andar hace apenas trece años, tras intensos debates sobre su viabilidad en Asturias. Y, casi desde un primer momento, empezó a despuntar en todos los ranking gracias a los trabajos desarrollados por sus diferentes equipos, repartidos entre las áreas de Teoría de la Señal y Comunicaciones y Tecnología Eléctrica, ambas pertenecientes al departamento de Ingeniería Eléctrica, de Computadores y Sistemas; e Ingeniería Telemática, del departamento de Informática. La alta cualificación de su personal está detrás de este asombroso ascenso. «Tenemos una decidida apuesta por los recursos humanos, basados en la selección de jóvenes con proyección procedentes de toda España. Fichamos a los mejores para seguir avanzando», explica el catedrático Fernando Las Heras.

Este docente, nacido en Zaragoza y criado académicamente en la Universidad Politécnica de Madrid, llegó al campus de Gijón a principios de la pasada década con el encargo de impulsar los estudios de Telecomunicaciones. Poco después, ya había creado de la nada el grupo de Teoría de la Señal y de las Comunicaciones, que actualmente cuenta con 15 profesores y 14 doctorandos situados en la vanguardia nacional por la cantidad y la calidad de sus proyectos, relacionados con el desarrollo de la imagen electromagnética (con aplicaciones en la construcción de arcos de seguridad que detecten explosivos en los aeropuertos o técnicas que permiten descubrir antiguos bocetos tras obras de arte), el empleo del grafeno como elemento mezclador para generar grandes frecuencias de terahercios o el diseño de antenas. «Cuando llegué, contaba con un despacho y poco más. En cuestión de meses, conseguí atraer a dos chavales de Vigo y Cantabria, con un gran expediente y que tenían una beca "Ramón y Cajal" del Gobierno. Así comenzamos a avanzar», explica. La política no ha variado. El elevado nivel alcanzado por el equipo propicia la incorporación regular de primeros espadas de la especialidad, que a su vez optimizan la labor desarrollada, en una especie de retroalimentación virtuosa inusual en el ámbito académico.