Laura González Álvarez nace en Avilés el 9 de julio de 1941 y su infancia y adolescencia transcurren en el barrio de San Sebastián, donde su abuela Mercedes tenía una tienda chigre. La proximidad de aquel negocio a la futura factoría siderúrgica de Ensidesa propiciará experiencias que la pequeña Laura asimila como preámbulos de su dedicación posterior a la política en Comisiones Obreras (CC OO) y el Partido Comunista (PC). Así, contempla a los trabajadores extremeños o andaluces que «llegan con lo puesto» a Ensidesa. Un grupo de obreros es cliente del menú diario del chigre y concretamente cinco de ellos mueren atrapados en las campanas que se utilizaban para perforar los cimientos de los altos hornos.

Esa experiencia amarga se une a otras que eran propias de los años de clandestinidad política posteriores a la Guerra Civil. Por ejemplo, su abuela, que tenía vínculos con el Partido Comunista, y su padre, Baldomero, que era anarquista, acogen en su casa a un preso huido, militante de la CNT. Laura González estudia en el Instituto Carreño Miranda y al mismo tiempo sigue trabajando en la tienda y el chigre de su familia. Al acabar los estudios empieza a trabajar en el ambulatorio de Avilés y después pasa al Hospital San Agustín, como auxiliar de enfermería.

La solidaridad con una huelga de trabajadoras de la limpieza en dicho hospital es el punto de partida de su militancia en CC OO y en el PC. Corre el año 1973 y Emilio Huerta, «Triqui», le sugiere que comience a militar «en plan tranquilo». Sin embargo, la historia del PC iniciaba en aquellos años una etapa de convulsiones que Laura González presencia desde primera línea. Asiste a la célebre asamblea del PC en Perlora, en 1978, cuando militantes como Ramón Herrero Merediz o Vicente Álvarez Areces deciden abandonarla a causa de que Santiago Carrillo había declarado su intención de que el partido renunciara al leninismo.

Al año siguiente, sus compañeros de CC OO y del PC le proponen que concurra a las primeras elecciones democráticas en los ayuntamientos y es elegida concejala de la Corporación avilesina. También figurará en las listas de los comicios de 1983 y de 1987. Entre tanto, en 1982, Gerardo Iglesias sustituye a Santiago Carrillo como secretario general del PC. La salida del veterano líder será problemática «porque Carrillo pensaba que podía manejar a su sucesor, un hombre joven, pero Gerardo tenía sus propias ideas y tomó sus decisiones». La tensión culmina en 1985, cuando Carrillo y sus seguidores son expulsados del partido.

Nace a continuación Izquierda Unida, pero en 1988 Gerardo Iglesias renuncia a sus cargos en el PC. «Entonces él tuvo la intención de recalar en la política asturiana», evoca Laura González, que se transformó en su contrincante de cara a la confección de las listas para las elecciones autonómicas de 1991 en Asturias. «No estuve en los entresijos de aquello, pero Gerardo Iglesias quería imponer su lista y su programa y la organización votó en contra». Laura González es elegida diputada de la Junta General del Principado como cabeza de lista de Izquierda Unida. Un pacto con el PSOE -«que se rompió a los seis meses»- la sitúa como presidenta del Parlamento asturiano. «En muchos momentos estuve entre dos fuegos y recuerdo particularmente el día que hubo unas protestas de Ensidesa y a mi marido, que era del comité de empresa, tuve que decirle que retirara una pancarta en el Parlamento que tapaba al grupo de IU».

En enero de 1993 ve el cielo abierto porque dimite en la Junta para ocupar un escaño de diputada en el Parlamento europeo. Cinco años después concurre también a las elecciones europeas y es elegida por otro quinquenio. Es vicepresidenta del grupo de la Izquierda Unitaria Europea y miembro de la Comisión de Medio Ambiente y de la Delegación para América Central y México.

De 2003 a 2007 fue consejera de Vivienda y Bienestar del Principado de Asturias y a continuación decide abandonar la actividad política. Con el temor de que «la democracia peligra hoy en España por estar en cuestión todos los fundamentos que habíamos levantado para el Estado del bienestar», Laura González dicta sus «Memorias» para LA NUEVA ESPAÑA, que se publican en esta primera entrega y en otras dos, mañana lunes y el martes.