Guillermo Basagoiti García-Tuñón nace en Madrid en 1944 y 30 años después se afinca definitivamente en Asturias para dedicarse por completo a la escultura. "Me atraían el mar y las piezas industriales marítimas, y el acantilado de Villaverde de la Marina, en Villaviciosa". Aquella salida de la capital, "vista desde hoy, fue disparatada, porque yo era un señorito de Madrid, urbano a tope, pero, de repente aparezco en Asturias con mi mujer, Alina Brown, y dos hijos pequeños". Su trabajo escultórico se reflejará en numerosas exposiciones que van de 1975 a 1981, pero en ese último año se producirá otro giro en su vida.

"En mayo de 1981 muere María Rodríguez del Valle, sobrina de Evaristo Valle, y en su testamento deja su legado para la creación del Museo Evaristo Valle de Gijón". En efecto, en diciembre de ese mismo año se constituye la Fundación del museo, "y no hay recursos para contratar un director, con lo cual me veo en la necesidad de asumir ese compromiso como algo personal y como si todo lo anterior hubiera sido una fase de preparación".

"Todo lo anterior" era, por una parte, una familia de variadas raíces, comenzando por su madre, Ángeles García-Tuñón, sobrina nieta de Valle -"que tuvo gran afinidad con el pintor"-, y siguiendo por su padre, un Basagoiti descendiente de marinos vascos del siglo XVII y también de industriales y banqueros que habían sido emigrantes y emprendedores en México. Por otra parte, Guillermo Basagoiti, que iba para ingeniero, como su padre, había dejado los estudios para trabajar como programador en IBM, a la vez que era fotógrafo libre -"free-lance"- de Fórmula 1. "La revista "Life" me pagó 1,5 millones de pesetas en 1970 por la foto de un accidente en el Jarama, y eso me ayudó a obtener recursos y a adelantar mi matrimonio". Se casa con Alina Brown García-Tuñón, prima suya nacida en Cuba y descendiente del célebre almirante Brown, irlandés. Después llega su faceta de escultor, de la que se aparta para dirigir el museo de Valle, inaugurado en 1983. De 1989 a 2001 dirige también el Museo Antón de Candás.

En los años previos al nacimiento del museo gijonés, Guillermo Basagoiti ya había tenido relación con la fundadora, "mujer de gran carácter que siempre quiso una institución privada por sus malas experiencias anteriores". Por ejemplo, la Diputación de Oviedo atesoraba 26 cuadros de Valle cuyo destino era el futuro Museo de Bellas Artes. "Fui a ver aquella colección y me encontré con que un cuadro de Valle, su autorretrato, era la tapa de un cuadro de luces y a la vez servía de reposacabezas a un conserje de la Diputación".

Guillermo Basagoiti, que después de 30 años ha vuelto a exponer su obra -"Espacios ortogonales y superficie del cubo", en el Colegio de Arquitectos de Asturias, en su sede de Gijón-, dicta sus "Memorias" para LA NUEVA ESPAÑA.

«Me expulsaron del Colegio de El Pilar por esconderme para jugar al frontón durante las clases»