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El naval sabe nadar

Asturias vende barcos en todo el mundo compitiendo en un sector complejo que, según el castropolense Álvaro Platero, presidente de la patronal de los pequeños y medianos astilleros, exige flexibilidad, profesionalidad y capacidad de respuesta a retos de alta exigencia tecnológica

Un operario, en el astillero Gondán de Figueras (Castropol), delante del buque noruego de apoyo a plataformas petrolíferas "Stril Luna". | nacho orejas

El ventanal del despacho del castropolense Álvaro Platero, en la primera planta de un pequeño y austero edificio blanco, mira de frente a la ría del Eo, pero él casi no la ve. Se la tapa la imponente silueta azul del "Stril Luna", 92 metros de eslora y 20 de manga, un barco de apoyo y suministro a plataformas petrolíferas que desde hace un año y hasta julio crece poco a poco en el astillero que preside Platero. Gondán atiende el segundo pedido del octavo armador noruego que ha accedido a su cartera de clientes. A primera hora de la mañana, en la explanada que va del casco del buque a las naves verdes de la factoría bulle un constante trasiego de operarios que acarrean piezas a través de una escalera metálica que muere en el interior del navío. Esto es el puerto de Figueras, la orilla asturiana del Eo, una de las puntas de lanza de un negocio complejo y competitivo en el que Asturias vende en los cinco continentes mercancía de alto valor añadido con precios que establecen en decenas de millones de euros. El "Stril Luna" y sus hermanos salen desde hace tiempo de Gondán. De Armón, en Gijón y Navia, zarpan entre otros muchos los grandes atuneros que han abierto de par en par el mercado de México gracias a los encargos y a los contactos del empresario asturmexicano Antonio Suárez.

El presidente de Gondán, que también lo es de la asociación española de pequeños y medianos astilleros, Pymar, va a desenmarañar algunas de las claves de la supervivencia en este sector peculiar que, en el fondo, a su juicio, no se diferencia tanto de los demás, que "tiene también una línea muy estrecha para separar lo que funciona de lo que no" y requiere de las empresas que pretendan mantenerse a flote "profesionalidad, ilusión y ganas", "su pequeña dosis de suerte" y, en algún caso, cierta capacidad para entender que innovar, la palabra mágica que puede resumirlo todo, es saber hacer barcos con grandes complicaciones tecnológicas. - instinto para elegir encargos, y arrojo para admitir pedidos que con frecuencia "tienen un componente que se introduce aquí por primera vez en el mundo", e imaginación para reinterpretar el "bueno, bonito y barato" en versión naval. Eso y acertar al optar entre los diversos rumbos empresariales que, al decir de Platero, sirven para llevar la nave a buen puerto por el mar a veces proceloso de un sector que tiene a la clientela y a los competidores aguardando en casi cualquier rincón del mundo. En Figueras, en concreto, el golpe de timón del astillero Gondán orientó el negocio hacia la construcción selecta de un número restringido de barcos, pero grandes y particularmente buenos, complejos y de cierta entidad tecnológica. "También existe la posibilidad de elegir hacer más cantidad de embarcaciones, pero más baratas y sencillas", apunta el presidente de Pymar, y la particularidad de todo esto es que no hay receta infalible, que "las dos alternativas funcionan".

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