"Han pasado 25 años y todavía sigo durmiendo con un ojo abierto y otro cerrado. Y eso que nos habían avisado de que había caído un mercante y que se habían hundido contenedores que podían ser peligrosos. Que tuviéramos cuidado. Pero el día estaba tranquilo. No llovía, no hacía excesivo viento y la mar estaba muy en calma. Las condiciones eran buenas. Como un día más".

"Salimos de Avilés a las dos y media de la mañana. Éramos diez personas en el barco e íbamos a la bacalada. Cuando nos pusimos en rumbo, yo me fui a dormir al camarote".

"A la hora y pico me desperté de un tremendo golpe. Un golpe seco y muy ruidoso. Me levanté de inmediato porque ya me temía lo peor. Cuando bajé, supe que habíamos tocado con uno de esos contenedores y que teníamos el barco totalmente roto. Nos lo había rajado entero por la proa. Se iba a hundir".

"Pegué un grito que en mi vida: "Todo el mundo arriba"".

"La gente chillaba, el agua había entrado y ya les llegaba por la rodilla. No teníamos tiempo. Subí al puente, cogí la radio y di un aviso claro: "Nos vamos a pique. Ayudadnos, por favor". No se veía nada. Sólo una manta negra enorme de agua".

"Los refuerzos aparecieron muy rápido. Pronto llegaron otras embarcaciones y ahí fue cuando me relajé. Desplegamos las barcas salvavidas. Llevábamos dos: una con capacidad para doce personas y otra para ocho. No teníamos tiempo. El agua entró de pleno. Flotaban las cajas. Empecé a decirles a los tripulantes que saltaran a las lanchas salvavidas. Yo lo haría el último. Cuando lo iba a hacer, me di cuenta de que faltaba uno. Cuando me giro, veo que está hablando con un barco amigo. Casi me da algo. No quiero ni recordar lo que le solté. No es reproducible. Saltó él y luego yo, y luego nos alejamos todos de allí. Una embarcación amiga nos ayudó y saltamos a su barco. Al subir me fui directamente al puente. Vi cómo nuestro barco se perdía entre la oscuridad del mar, cómo se iban allí millones de pesetas y también recuerdo el tremendo olor a gasolina. Lo habíamos llenado el día anterior. Todo esto fue cosa de tres minutos. En tres minutos estaba hundido".

"Hasta que llegué a tierra no fui consciente de lo que nos había pasado. Y eso que tuvimos suerte, que ni siquiera caímos al agua. Nos podía haber pasado cualquier desgracia".