¿Y el día en que Asturias, por fin baje del millón de habitantes, qué? Responde Felipe Fernández, catedrático de Análisis Geográfico Regional y director del Observatorio del Territorio de la Universidad de Oviedo. “Supongo que desde el punto de vista de la comunicación pública será visto como un desastre, pero algunos llevamos diciendo desde el ámbito académico que era un camino sin retorno. A lo mejor no es tan grave bajar del millón de habitantes, depende de dónde viva, de cómo viva y dónde estén estructurados. Seguramente se hablará más del efecto psicológico, del drama. Ahí lo que puede aparecer es la inacción, preguntarnos por qué no hicimos nada. ¿No nos advirtieron de que esto estaba pasando? Revisen las hemerotecas y vean cuándo se empezó a hablar de esto en Asturias. Nosotros, en los años ochenta, ya teníamos estudios en este sentido”. Fernández advierte que ahora no caben “fórmulas mágicas”, ni pensar en “salidas inmediatas”. “La planificación tiene que ser a largo plazo. No vamos a reequilibrar, lo que haya que reequilibrar, en diez o quince años. Hay que mirar ejemplos de otros lugares donde iniciaron sus políticas hace sesenta años. Y están dando resultados ahora, después de cincuenta o sesenta años”.

Fernández y su equipo son los autores de distintos planes de desarrollo territorial por encargo de la Administración regional, entre ellos el que el Ejecutivo de Javier Fernández encargó para el Suroccidente, acaso la comarca cuya viabilidad demográfica y económica está más en el alero. Este experto asegura que el problema del medio rural asturiano, donde más se acusa el despoblamiento, no estriba precisamente en la falta de diagnóstico, sino en una actuación conjunta y coordinada de todas las políticas que se quieran desarrollar. “Se pueden hacer políticas y planes sectoriales, pero, si estos no están incardinados, no tienen un nexo común superior de carácter territorial, un plan territorial de Asturias, pueden fracasar”. Pone un ejemplo: la cobertura de internet. “Eso no depende del sector agrario o del medio rural, pero es una lacra que impide que se desarrolle la comercialización de productos agrarios. Hoy no puedes pensar en productos de calidad –donde está una de nuestras potencialidades– para vender en el mercado local, aunque haya que mantener el mercado local. Tampoco puedes vender los productos en la cadena de distribución porque los intermediarios se quedan con los beneficios. Es imprescindible, por tanto, la venta directa. Pero para eso necesitas internet. Si no tienes red, acceso a las nuevas tecnologías, va a ser muy deficitario o inviable”.