Ana Fernández Iglesias, responsable del área de economía circular y recursos sostenibles del Centro Global de I+D de Arcelor Mittal en Avilés. Nacida en Avilés en 1983, es además profesora asociada de la Universidad de Oviedo y colabora en distintos proyectos de difusión de la economía circular de la promoción desde las escuelas del acceso de las mujeres a las carreras científico-técnicas.

"Soy ingeniera química especializada en medio ambiente. Llevo 15 años en el mundo laboral. Después de alargar mi estancia Erasmus en Alemania gracias a un contrato de la Universidad Otto-von-Guericke, volví a España para trabajar en Volkswagen, en Pamplona. Pero enseguida surgió la oportunidad de unirme al proyecto de I+D en ArcelorMittal. Fue en 2008, antes de la crisis. Pertenezco al Centro de I+D Global de España. Este año se unificaron dos centros en Asturias y uno en el País Vasco. Somos unos 170 investigadores, entre los que hay un 33% de mujeres. En los puestos directivos hay un poco más de presencia femenina, un 41%. Dirijo un área de investigación sobre economía circular y recursos sostenibles. Somos 10 investigadores y 8 técnicos, más o menos la mitad son mujeres. Realizamos proyectos para las minas y plantas de acero de todo el grupo. Nuestros laboratorios están en Avilés y desde aquí hacemos todos los desarrollos necesarios para que nuestra empresa sea más circular y sostenible. Siempre hay alguien viajando, porque damos servicio a todo el mundo. A países europeos y, por supuesto, a España. Pero también Canadá, México, Brasil, Kazajistán, Ucrania, Bosnia…"

El mañana es redondo. "Cuando hablamos de sostenibilidad, creo que el discurso ahora mismo está ocupado por el CO2, un asunto que es crítico y es urgente. Pero la economía circular tiene un papel muy importante. El crecimiento económico hoy está acoplado al uso de recursos y, si no hacemos ese desacople, la economía no puede crecer infinitamente cuando tenemos recursos finitos. Y, además, está todo el problema de la generación de los residuos, que cada vez es más complejo".

"Pero, además de eso, Europa no está geológicamente ‘bendecida’. No tiene muchas de las materias primas que va a necesitar para la transformación ecológica y transformación digital. Por ello está especialmente preocupada en hacer la transición hacia una economía circular donde tengamos los productos en uso de manera continua. Nos vamos a hacer circulares. No queda otra opción".

Al futuro hay que echarle valor. "Mucha gente dice que la economía circular es reciclar. Es más que eso. Se trata de mantener el valor de esos materiales que tanto te ha costado extraer de la tierra, procesar y convertir en productos. En el momento en que los llevas a un vertedero todo ese valor te lo cargas. Y, al final, la economía circular consiste en mantener en circulación ese valor. Intentar que ese valor disminuya lo menos posible. Transformando los materiales, pero también con otros modelos de negocio. El caso típico es el de los productos reacondicionados (productos reparados por el fabricante y que se venden a un precio menor). Ahora lo hace todo el mundo, empresas como El Corte Inglés o Amazon. Porque todo el dinero y el impacto ambiental y los recursos que se gastan en construir un ordenado, si lo llevas al vertedero ya está, muere ahí ese valor. Sin embargo, si le das una segunda vida, ese valor sigue en circulación. Europa ya no se puede permitir perder el valor de esos productos. A Europa no le queda otro remedio y en Asturias, como región dentro de España y de Europa, tendremos que adaptarnos sí o sí".

Se puede cambiar el mundo desde Avilés. "Me apasiona poder estar en primera línea de la evolución a la sostenibilidad del sector minero y siderúrgico. La dirección a la que pertenezco está en primera línea del proceso de descarbonización. Es, diría, el mayor reto de nuestra generación: asegurar que podemos mitigar el impacto climático. Y ahora que soy madre –tengo un niño de año y poco– me preocupa de una manera mucho más visceral, claro. A mí me encanta mi trabajo, me motiva la temática del medio ambiente. Pero luego también el poder decir: estoy en Avilés pero trabajo para el mundo, doy servicio y, además, influyo. Suena muy sobrado, pero es verdad que el impacto de lo que se hace aquí llega a muchos sitios. Le pasa a gente de mi equipo, que me lo ha dicho: ‘Soy consciente de que lo que hago aquí va a tener un impacto muy positivo en otros países’. Para mí eso es vital".

Abre tu mente. "Yo soy una enamorada de la innovación. Todo el mundo debería de trabajar en innovación al menos un periodo de su vida. Te abre la mente, te invita a cuestionar y a cambiar cosas. Cuando empecé la carrera de Ingeniería Quimica, mi segunda opción era Periodismo, porque me gusta comunicar y yo tengo un punto de creatividad. Me daba tenía miedo no poder desarrollarlo en una carrera técnica, una carrera STEM (acrónimo de Science, Technology, Engineering and Mathematics). Y fue todo lo contrario. En el mundo de la innovación tienes que pensar fuera de la caja y hay mucha creatividad, se bebe de muchas fuentes, se interacciona con centros tecnológicos, empresas grandes, startups, universidades… Eso es muy enriquecedor y potencia a la creatividad".

Una nueva brecha (digital) de género. "Me parece crítico fomentar las profesiones STEM y, especialmente, entre las niñas y adolescentes. Uno de los posibles impactos de la automatización y digitalización de los trabajos será la polarización de los empleos: la brecha de género que hay en las carreras del tipo de las ingenierías, se puede trasladar a una brecha social porque el acceso a los trabajos de alta cualificación vendrá, en gran parte, vinculado a las carreras STEM".

Asturias y el talento. "Somos una región eminentemente industrial y la industria sabe que tiene que innovar para seguir adelante. En ese sentido, yo diría que las cosas han cambiado y deberían de cambiar más. Está claro que Asturias compite globalmente a la hora de atraer talento. La posibilidad, por ejemplo, de trabajar para una gran empresa y crear un gran impacto es uno de los alicientes para atraerlos. Y nosotros también tenemos mucha gente que vivía en ciudades como Madrid o Barcelona y que valoran la calidad de vida de Asturias, que a día de hoy está fuera de toda duda. El hecho de poder trabajar aquí y dentro de diez minutos estar en Salinas surfeando es algo que no puede hacer en todas las regiones. ¿A mejorar? Conexiones, por ejemplo. Tener que pasar por Madrid o Barcelona para todos los viajes es un poco pesado. Necesitamos estar mejor conectados con las grandes capitales para reducir los tiempos. Es fundamental para ubicar Avilés en el mapa internacional".