Cabrales, junto con Cangas de Onís, y siempre dentro de las coordenadas turísticas que ahora enmarcan la economía del Oriente de Asturias, es el otro gran concejo del interior de la comarca. Los datos demográficos –el indicador que revela la "salud" de un territorio– no son en el caso cabraliego tan favorables como en Cangas de Onís. En el caso cangués, la caída poblacional desde que comenzó el siglo apenas fue del 3 por ciento. En cambio, Cabrales ha perdido el 18% de su población en las dos últimas décadas.

En esta comparativa entre dos territorios imprescindibles para quienes visiten el Oriente, Cabrales tiene tantos atractivos como Cangas. Es la otra gran puerta de entrada al Parque Nacional de los Picos de Europa, con la ruta del Cares como imán inagotable y el Picu Urriellu como totem montañero, objeto de todas las fotografías posibles para los amantes de la montaña o simples coleccionistas de paisajes digitales. Cuenta además, con el gran queso de referencia de Asturias, el cabrales, la primera y más afamada de las denominaciones de origen protegidas, con 25 productores acogidos por ese sello. Por todos estos recursos, que para sí los quisiera cualquier concejo rural de Asturias, no es de extrañar que haya quien piense que a este municipio le corresponderían unos datos demográficos y económicos más positivos. Aunque a principios del siglo se llegó a registrar un aumento de empleo, Cabrales ha perdido el 11% de los puestos de trabajo con respecto a los que había en 2001. Eso sí, el desplome se ha concentrado en el sector primario, que ha quedado reducido a la mitad de empleos en dos décadas mientras que el sector servicios crecía de manera sobresaliente. Hoy da trabajo a 429 personas de los 785 ocupados que hay en Cabrales.