José Emilio García, ganadero y presidente de la cooperativa Ascol de control lechero. Tiene 61 años y es ganadero de cuna. "Me gusta el campo, me gustan las vacas de leche, me gustan los buenos animales. Esto es como al que le gusta ser abogado, astronauta o jugador de fútbol. No lo sé. Algo habrá que traemos en la sangre. A mi padre, Emilio, también le gustaban las vacas de leche. Fue socio fundador de Central Lechera". Hoy, su hijo preside una cooperativa con 700 socios que es una potencia productora de genética para la mejora de la raza Holstein.

José Emilio García encabeza junto a su mujer, Conchita Pérez, la ganadería Casa Bernabé de Guimarán. Es presidente de Ascol, la cooperativa asturiana de control lechero, formada por 700 socios. Esta entidad vela por la calidad lechera y se ha convertido en toda una potencia en la producción de genética para la producción láctea, a partir de los mejores toros de la raza Holstein. Algunos de esos sementales de Ascol, en determinados parámetros, se han situado ya entre los cinco mejores del mundo de su raza. El presidente de Ascol conoce bien el estado del sector, hoy seriamente tocado por la subida de todos los costes, y especialmente de la energía, al punto de que numerosos ganaderos asturianos están sacrificando reses que no llegan a la rentabilidad necesaria. Algo que, a su vez, está causando escasez de leche en el mercado. Con su explotación como ejemplo, estas son las cuentas que hace de la situación y su radiografía del sector:

Las cuentas claras. "Nosotros en Casa Bernabé tenemos una ganadería con 74 madres y 56 de recría. El forraje lo hacemos todo en casa y compramos el concentrado, los piensos. Manejamos 52 hectáreas para la alimentación de los animales: movemos para la granja 12 hectáreas de maíz, rotando el cultivo entre maíz y raigrás; el resto, pradera artificial de 3 años y pradera natural".

"Aproximadamente el coste de la ración diaria de una vaca se sitúa hoy cerca de los 9 euros. En este último año se encareció entre 2 y 2,5 euros. En eso se incluye lo que me puede costar a mí producir la alimentación de las vacas, contando los abonos, el ensilado, etcétera. Todo ha subido. Hace un año, el gasoil agrícola costaba 50 y 60 céntimos el litro. Ahora, aunque llegamos a pagarlo a 1,80 euros, lo último que traje lo pagué a 1,20 euros. Es decir, el doble. Eso, en nuestra ganadería, donde consumimos aproximadamente 1.500 litros al mes, antes pagábamos 800 euros mensuales y ahora ese coste ronda los 2.000 euros. La factura de la electricidad, lo mismo. Antes de empezar a subir, nosotros estábamos gastando al mes unos 600 euros y ahora estamos en 1.300-1.400 euros cada mes. Otro ejemplo son los piensos. El coste del concentrado en el mes de julio del año pasado estaba a 0,33-0,34 céntimos el kilo. Este año lo pagamos casi a 0,48 céntimos. Cuesta casi tanto el kilo de pienso como el litro de leche".

"El litro de leche nos lo pagan en torno a 55 céntimos, según las calidades. Hace año y medio, el coste de producción estaba en 35 céntimos. Este año no tenemos todavía los datos cerrados, pero calculamos que el coste de producción oscilará hoy entre los 45 y los 48 céntimos el litro, como mínimo".

"Todo esto hace que una vaca que no te produzca 28 litros al día, con lo que subieron los costes, no la puedas tener. No es rentable. Antes de la subida, con 24 litros era rentable. Nosotros, en nuestra ganadería, estamos en una media de entre 38 y 39 litros al día".

Un margen ridículo. "Los ganaderos no entendemos, con los costes que tiene producir un litro de leche, el margen ridículo que nos queda después de todas las inversiones necesarias en instalaciones, maquinaria, animales, tierras… Lo que te queda a final de año es una miseria. La rentabilidad de las granjas es muy baja y menos mal que están ahí las ayudas de la PAC. Nosotros tenemos el problema de que, en todo lo que compramos, se nos imponen los precios, y en todo lo que vendemos, también".

La escasez de leche. "Cada vez somos menos ganaderos y las fábricas necesitan con qué abastecer los mercados. Ahora la leche empieza a estar muy buscada y las industrias ya vienen ofreciendo precio, porque la necesitan. El precio que nos pagan por la leche subió ahora 8 o 10 céntimos gracias a la escasez y también por la subida que tuvimos con los costes. Si no, no lo podíamos resistir. Tendríamos que cerrar. La suerte que tenemos es que ahora, más o menos, empezó a funcionar un poco la ley de la cadena alimentaria. Las grandes superficies subieron los precios, a lo mejor no todo lo que tenían que haber subido, pero eso hace que nos los hayan podido subir a nosotros”.

La reconversión. "Cuando yo me crie, hace cincuenta años, se podía vivir, y la gente hacía dinero, ordeñando 13 o 14 vacas. Ahora ordeña 60 o 70 vacas y no sobra nada. Y haciendo las cosas bien. Los que quedamos en las ganaderías somos gente que llevamos mucho sufrido con toda la reconversión del campo, que no tuvo las ayudas que tuvieron otros sectores, como la minería. Poco a poco la fuimos pagando nosotros. Nos obligaron a gastar el dinero en cuotas de leche y luego las quitaron y nos quedamos sin dinero y sin el valor de las cuotas".

El poder de la genética. "Muchas cosas cambiaron en la ganadería de leche de Asturias gracias a Ascol. Si nos ponemos a mirar, hace 40 años comprabas una dosis de algún toro puntero, como los que hoy tenemos, que puedas comprar por 25 o 30 euros, y antes tenías que pagar, en pesetas, el equivalente a más de 60 euros. Antes dependíamos de la genética americana y canadiense, sobre todo. Hoy en día aquí en Asturias, aproximadamente el 60% de las inseminaciones se hacen con toros de la cooperativa. Todo ello nos permite tener toros a disposición de los socios y más baratos".

"La dirección que siempre llevó Ascol en la mejora genética fue buscar buenos toros en cualquier parte del mundo donde está la raza. Siempre encaminado a la mejora genética de nuestros socios y, luego, lo que seamos capaces de mandar al mercado. Antes, el 60% de las ventas de la cooperativa eran a nivel autonómico o nacional y ahora mismo, aumentando las ventas a nivel nacional y a nivel autonómico, el 70% de las ventas de la cooperativa son internacionales. En unos doce años pasamos de una facturación que rondaba los 700.000 euros a algo más de 3 millones de euros en material genético".

Toros de campeonato. "Tenemos toros que hoy en día, dependiendo para qué carácter, están entre los 5 mejores del mundo. Hace tres años, en la revista ‘Holstein International’ salimos como la única empresa de genética de Europa que aparecía en el ranking que hacían de las compañías con mejores sementales y salíamos ahí con las grandes multinacionales".

"Tenemos sementales en el Reino Unido y también en Estados Unidos y Canadá, donde está la mejor la genética. Tenemos en alquiler plazas para nuestros toros en centros de esos países y nos producen el semen allí. Tanto en semen normal como semen sexado, que te garantiza en un 90-95 por ciento que te van a salir hembras. Esto te permite seleccionar los animales en función del número de recría que necesites para el año. Así, sabes que te van a nacer las hembras que necesites y el resto lo puedes inseminar con toros de carne, que a la hora de vender tienen un precio muy superior".