Acueo, la empresa de Nuria Núñez y Eduardo Martín, es una de las dos que ahora cultivan ostras en la ría del Eo. La única radicada en el concejo y la más veterana. En su local, justo al lado de la ría, ofrecen degustaciones. En temporada alta de veraneantes, hay colas. Las ostras con sidra maridan de maravilla, y más ante ese paisaje. Les va bien, pero tuvieron que resurgir de sus cenizas. Porque en 2008, cuando estalló la crisis financiera internacional, hasta el mercado de las ostras explotó. Lo cuenta todo Eduardo:

"Nuestro mercado estaba en Francia. Tuvimos muchos negocios con ellos hasta la crisis del 2008. Pero ahí nos cambió mucho la vida. Lo vi muy negro, pensé que teníamos que cerrar. Por un lado, les afectó a ellos, al sector ostrícola francés, y entonces ya no nos compraban. Recuerdo haber ido a venderlas y me las cogieron casi regaladas, casi como un favor. Por otra parte, la crisis también afectó a la hostelería en España. Y, además, nos vino un virus a la ostra que produjo mortalidades importantes. Se juntó todo".

"Sí, hubo un momento en que lo pasamos muy mal. Dejamos de vender a Francia y también un cliente en Galicia, que nos llevaba bastantes ostras, nos dejó una pella de unos 60.000 euros, aunque conseguimos reducirla en dos o tres años a 30.000. Y ahí también descubrí que los bancos, cuando todo va bien, muy bien; pero, cuando tienes problemas, van a por ti. Y yo les decía: ‘Oye, que si me sigues apretando me vas a hundir’. Y, además, con la crisis financiera teníamos ahí a unos estafadores y especuladores que todos se salieron de rositas. Les sacamos las castañas del fuego con el dinero de todos".

Nuria Núñez, con una de las ostras que produce Acueo. | Julián Rus

"A partir de ahí nos reconvertimos. Y ahí impulsó mucho Nuria. Empezamos a vender online a través de la página web y a fomentar la venta aquí, a la hostelería. Empezamos a hacer un esfuerzo para que la gente conociera que aquí había ostras. En el mercado nacional y en el asturiano. Poco a poco se fue consiguiendo. Fue, digamos, la forma de sacar más valor por cada ostra. A Francia llegamos a vender 50 toneladas anuales a granel, digamos. Íbamos viento en popa en 2007 y pensando en ampliar y contratar a más gente. Ahora producimos unas 20 toneladas anuales. Pero facturamos más que con las 50 toneladas de antes. Eso sí, exige más trabajo, por la atención al cliente, envasarlas, enviarlas... Antes venían en dos o tres grandes viajes y se las llevaban a Francia. Pero la venta online fue lo que más nos ayudó a ir creciendo. En Madrid tenemos mucha gente, en Levante también y luego, no sé decirte por qué, en Almería tenemos cinco o seis restaurantes como clientes. Ayuda el hecho de que la gente venga aquí, te conozca personalmente, les das confianza y cuando quieren comer ostras nos compran online. El efecto dinamizador del turismo muchas veces lo despreciamos, pero en verano es cuando más se vende. Y luego en Navidad tenemos una campaña importante, sobre todo por la web. También hemos hecho mucha labor en ferias y así para darnos a conocer. Aún así, la gente piensa que las ostras son todas gallegas o francesas. Son de Asturias, les dices, pero te siguen diciendo: ‘Pero la batea en Galicia ¿donde la tenéis?’".

"La ría del Eo es Reserva de la Biosfera, zona de especial protección de aves, tiene unas condiciones ecológicas muy buenas. Yo creo que la ría daría para que pudieran trabajar en las ostras 40 o 50 personas más, pero depende de cómo enfoques la rentabilidad. Si vienes en plan economista, no. Pero sí da para vivir con dignidad sin hacerte rico. Nosotros tenemos prácticamente vendida toda la producción".

Eduardo Martín, metido en la ría del Eo, con las parrillas donde cultiva las ostras. | Julián Rus

"Cuando empecé a trabajar en esto, en 1992, me parecía un trabajo duro. Sobre todo cuando vienes de una oficina, como era mi caso. Yo soy biólogo y venía de trabajar en una empresa en Madrid. El fango es duro. Pero es una dureza que, si la cabeza está a gusto, tú estás bien. Tienes que entrar a la ría a voltear los sacos que tenemos en las parrillas. Y cada septiembre sembramos unas quinientas o seiscientas mil ostras chiquititas, como la uña de un dedo meñique, porque tardan entre dos años y medio y tres años en estar listas para el consumo. Hasta ahora las compramos en Francia, aunque ahora hay una novedad: las están haciendo ahora aquí, en la depuradora del Centro de Experimentación Pesquera del Principado, aquí en Castropol. Estaban intentando criarlas y lo están consiguiendo. Nos están dando algunas muestras para que vayan creciendo. Así que tendremos un producto totalmente de aquí".

"Cuando vine la gente me decía: no vas a aguantar aquí, y ahora soy el veterano de la ría. Trabajar aquí es estupendo, pese a que hay días duros. Hay días que casca el sol, otros que hace viento… Yo llegué a Asturias por Landeira, ¿te acuerdas?, el que era por entonces alcalde de Luarca. Pues Landeira buscaba un biólogo para dar unos cursos para desempleados sobre trabajo forestal y medio ambiente. Yo conocía la zona de venir de vacaciones, pero no tenía ninguna relación familiar con Asturias. A partir de ese curso conocí a Carmen Vinjoy, que era la última de una cooperativa ostrícola que se había montado a finales de los ochenta. Me hice socio de ella y lanzamos el proyecto en 1992. Carmen es una persona excepcional, de aquí de Barres de toda la vida. Primero estuvo atendiendo la ganadería de sus padres, luego trabajó con las ostras. Coincidimos en la visión de todo, del medio ambiente, en política, en todo. En 1998 ella ya se jubiló y le compré su parte y luego ya vino Nuria. Nuria y yo habíamos sido novios como con dieciocho o veinte años y volvimos. Siempre habíamos mantenido el contacto porque teníamos amigos comunes. Se vino una temporada y mira… Nuria, que es de Salamanca, se vino desde Londres, donde vivía entonces. Yo pensé también que no iba a aguantar aquí ni cinco minutos, pero mira. Ella es traductora de inglés a español y estuvo trabajando desde aquí como traductora. Luego ya se fue incorporando poco a poco a lo de las ostras y fue dejando la traducción. Además, cuando la crisis famosa del 2008 hubo un impacto gordo y ahí sus clientes se redujeron. Pensé que para ella iba a ser difícil adaptarse a vivir aquí viniendo desde Londres. Ella es más urbana que yo. A mí me gusta más el campo. Yo soy del sur de Madrid, de Getafe, y en Madrid no disfrutaba nada de nada. De estudiante, vale, te vas al cine, a las fiestas, al teatro, a la música. Pero, cuando empiezas a trabajar, se acabó. Nada más hacía que trabajar. Y eso que el trabajo era estupendo, en una oficina de estudios ambientales que estaba muy bien y cobraba muy bien, fíjate. Pero me surgió lo de Luarca y me vine".

Productores de ostras en la ría del Eo

La ostra es el más selecto fruto de esa Reserva de la Biosfera que es la ría del Eo. Nuria Núñez y su marido, Eduardo Martín, biólogo madrileño él y traductora salmantina ella, son los propietarios de Acueo, empresa productora de ostras que supo superar la crisis de 2008 –cuando casi se hunden– gracias a algo impensable hasta la fecha: vender ostras online.