Miguel Martínez, "Cabañas", Preparador de coches de competición. Es una referencia nacional en el mundo del rally. De toda España le llevan coches a su taller en Coaña para que los "afine", diseñando todo el "sistema nervioso" del vehículo, su centralita y su cableado. Es un proceso que tiene mucho de saber tecnológico, pero también del mejor oído de luthier para sacar de este instrumento con cuatro ruedas el mejor rendimiento.

En Coaña se ha formado un pequeño núcleo empresarial en torno a los coches de rally. Tres empresarios y los tres amigos: Jorge González Rico tiene un taller de restauración de clásicos y vehículos de competición, Isaac Villar trabaja en las rotulaciones y Miguel Martínez Arias, apodado "Cabañas", es preparador de vehículos de rally: en su taller programa las centralitas y diseña el cableado para sacar el máximo al motor. Tal es su maestría que le llegan clientes de toda España para que despliegue su arte, parecido al del mejor luthier, que sabe cómo conseguir la nota perfecta. Y si otros hacen violines, la fama de Cabañas que es te deja el coche como un stradivarius. Esta es la historia de un niño al que le gustaban mucho los coches. Y las cabañas.

"Me llamo Miguel Martínez Arias, tengo 40 años y nací en Oviedo, pero todos me llaman Cabañas. Viene de que, de cuando éramos niños, nos gustaba ir a hacer cabañas y yo decía siempre que había que hacer otra. Quería hacer cabañas y ahí me entró el apodo".

"Mi madre es de Oviedo y mi padre, que es de Trelles, toda la vida trabajó en la fábrica de Reny Picot. Ahora está jubilado. Fue electrónico. A mí gustaban los coches y la electrónica, y como mi padre hacía electrónica en casa, reparando televisiones para sus colegas, siempre estaba con él, mirando lo que hacía. Aprendí mucho con él".

"Estudie en Jarrio primero y luego la FP de Electromecánica en Navia. Desde pequeño siempre me apasionaron los coches y las motos. Ya reparaba las motos de los amigos, de todo el pueblo. Así que decidí estudiar algo relacionado con esto. Cuando acabé Electromecánica, empecé a trabajar en la fábrica, donde mi padre. Empecé con 18 o 19 años y a la vez seguía con el runrún de los coches. Hacía los míos propios y retocaba el del colega de al lado. Como empecé a tener bastantes clientes decidí abrir un taller. En la fábrica estaba fijo, en la oficina de mantenimiento, y cuando salía me iba al taller a hacer los chollos que me salían, pero en plan legal, dado de alta en autónomos. Total, que salía a las 17:30 de la fábrica y me venía al taller hasta las 12 o la 1 de la mañana. Y luego a las 10:30 otra vez a la fábrica. Y sábados y domingos aquí todo el día metido".

"Tengo muchos amigos que corren en rallyes y les hacía los coches. Luego ya compré el banco de potencia y la gente empezaba a hablar: ‘Oye, pues el chaval este pone interés’. Así que empecé a tener mucho mercado en Asturias con la gente que corría los rallyes de regional. Luego ya se fue corriendo la voz y a venía alguno de Galicia, de Cantabria y luego, ya con esto de las redes sociales, toda la gente habla y empezó a llamarme gente de hacia Madrid y demás… Luego ya de Sevilla, de Canarias… Ahora vienen de toda España".

"Estuve cinco años trabajando en la fábrica y en taller, pero llegó un momento en el que era demasiado. Lo que empezó como un hobby, acabó siendo una locura. Pedí una excedencia, que me caduca ahora en diciembre. Pero, bueno, no voy a volver a la fábrica. Estoy muy agradecido con la fábrica pero, en principio, yo lo que quiero es tirar por esto".

"Entre una cosa y otra hay muchos coches corriendo que hiciera yo en su día. Solo por las carpetas que tengo, donde guardo la información de todos, yo creo que hay más de 1.000 coches míos"

"La centralita es el ordenador que maneja el coche, ahora son ordenadores sobre ruedas. Los coches de rally digamos que eliminan todo el sistema de centralita que viene origen. Las centralitas de serie vienen pensadas para que el coche funcione en cualquier situación, en diferentes temperaturas y altitudes. Y además tienen un montón de protecciones. Entonces instalamos centralitas de competición, que vienen vacías y las tienes que adaptar tú a lo que quiere el piloto".

"El preparador de mecánica puede diseñar un motor atómico que sabe que va a tener un potencial alto, pero necesita alguien que le haga el trabajo para que todos los componentes que él puso funcionen correctamente, que estén equilibrados. Tú puedes hacer un motor muy grande y muy bueno y tener una electrónica que no sea acorde y el coche no va a rendir o, incluso, va a romper. Lo que yo hago digamos que se parece mucho a afinar un instrumento. Hay ahí una persona que te lo va a dejar fino. A partir de lo que me traen yo les saco el 100% de rendimiento".

"La centralita tienes que hacerla entera. Vienen vacías. Tienes que configurar primero todos los sensores que tiene el coche, calibrarlos. Luego hacer un mapa de inicio con el coche al ralentí, que te deje moverlo. A partir de ahí metes el coche en el banco de potencia y haces todo el desarrollo. El banco de potencia son unos rodillos con unos sistemas de medición y frenado que te permite simular el coche en carretera. Y ahí vas haciendo: quiero un cuarto de pedal de acelerador y 4.000 revoluciones... y vas desarrollando todo".

"Es muy importante el trato que tengas con los pilotos, que tengas un trato cercano. Tienes que preguntarles cómo les gusta, cómo lo quiere. Intentas hacer el coche a su gusto. Hay alguno que te dice: ‘Quiero una línea de potencia que no sea muy fuerte abajo porque se me va a hacer inconducible, porque no tengo mucha experiencia’. Otros te dicen: ‘A mí me gustaría que tuviera muy poca sensibilidad a bajas vueltas y luego arriba mejor, o que tuviera poco turbo abajo’".

"Hay gente que me llama y me dice: ‘Oye, es que estoy en Canarias ¿me lo puedes hacer online?’ Y no. Porque tú ves los parámetros, la centralita registra un montón de parámetros que están muy bien, pero muchas veces necesitas esa sensación de estar en el coche en el banco de potencia y ver cómo reacciona. Si le das un golpe de gas fuerte, si el coche falla un poco, si tiende a retemblar. Tienes que estar tú dentro del coche para sentirlo, vamos".

"Yo vivo en Ortiguera a mí me gusta la zona.  Mira que me dijeron de irme a la zona centro, a Oviedo y por ahí. Tendrás más clientela, me decían. Pero es lo que yo pienso: si yo realmente quiero trabajar con una persona, que esté cien kilómetros más allá no ve va a quitar de trabajar con ella. Si yo voy a meterme un viaje, cómo se mete alguno desde Sevilla para traerme el coche, cien kilómetros no van a ser impedimento".