Ángel Gómez, primer gerente del Hospital Comarcal de Jarrio. Gijonés de nacimiento, estudió Medicina en Valladolid, hizo la especialidad de Cardiología en Oviedo y su primer trabajo en el servicio público de salud fue como especialista de pulmón y corazón en el ambulatorio de Luarca, cuando el sistema sanitario del Occidente era muy precario y los pacientes estaban a un mínimo de dos tortuosas horas de curvas de un hospital.

Ángel Gómez Álvarez, de 70 años, "de Gijón de toda la vida", vive en Puerto de Vega (Navia). Fue el primer gerente del Hospital de Jarrio, abierto en 1989. Este médico cardiólogo llegó al Occidente el 6 junio de 1980 para ocupar la plaza de pulmón y corazón en el ambulatorio de Luarca.

"La sanidad entonces en el Occidente era muy precaria. El ambulatorio de Luarca era pequeñito y estaba muy mal dotado. Y la gente tenía que viajar al ambulatorio de Luarca en unas horas determinadas. Había un hospitalillo en Luarca que era privado, aunque tenía concierto con la Seguridad Social, y dónde se atendía algún parto y poco más. No había un servicio de urgencias. Al acabar la consulta yo marchaba y hasta el día siguiente de aquello no había nada. Si tenías un problema fuera de horario nadie te atendía. Tú te rompías un brazo a las 5 de la tarde y tenías que ir a Oviedo. No había otra solución. Y romperte un brazo era lo de menos. Si tenías un infarto o cualquier otra patología con riesgo de muerte, tenías que recorrer como mínimo dos horas y pico. Y había gente que para llegar simplemente a Luarca tardaba dos o tres horas si venía de los extremos del área sanitaria, de Grandas de Salime, de Pesoz, de Los Oscos". 

"De hecho, según me contaba Francisco Ortega, que fue director provincial del Insalud y quien confió en mí para ser el primer gerente del hospital de Jarrio, cuando planteaban en Madrid el hospital del Occidente les decían que ya teníamos un hospital en Avilés. Y él les explicaba que si una mujer se ponía a dar a luz en Grandas de Salime y tenía que llegar hasta Oviedo era como si se pusiera a dar a luz en Oviedo y hubiera que llegar a Madrid".

"Cuando se inauguró el hospital de Jarrio en 1989, tuvimos que partir de cero, fue muy complicado. Eran años en los que abrían muchos hospitales comarcales, Cangas del Narcea, Arriondas… Y no había muchos especialistas. En alguna especialidad no había ninguno, como en el caso de los anestesistas. Tuve que sudar para conseguir pediatra, anestesista, otras especialidades".

"Una cosa buena fue que Francisco Ortega pactó con los sindicatos que el personal no sanitario, como celadores, auxiliares administrativos, o de limpieza, fueran de la zona. Más de ciento y pico personas de la comarca entraron a trabajar en el hospital de tal forma que el centro, en cuanto se inauguró, llegó a ser la primera industria que había en el área y al cabo de un año tenía ya más personal que la propia papelera de Navia".

"Hubo un primer momento de duda entre los pacientes. A veces, cuando había problemas serios, la gente te decía si no sería mejor ir a Oviedo por si acaso. Pero esa duda se disipó en un año o dos, cuando los pacientes vieron que allí se trabajaba bien. Normal que haya traslados a un centro de referencia pero, cuanto te lo preguntan por una simple apendicitis, pues hombre. Pero hay que darse cuenta de que la gente estaba muy acostumbrada a ir por una apendicitis a Oviedo. No tenía la conciencia de que aquí también podía resolver su problema. Porque no se lo habían resuelto hasta entonces".

Ángel Gómez, ante el Hospital de Jarrio. JULIÁN RUS

"Ahora, echando la vista atrás, la experiencia ha salido bien y no tengo más que palabras de agradecimiento por todo lo que disfruté aquella época, aunque me costó alguna cana. Recuerdo el agradecimiento de la gente. Lo agradecía mucho porque habían sido muchos años de abandono. Y yo les decía: ‘Pero si esto es un derecho que tiene usted como cualquier ciudadano’. Es que no sólo es que les resolvieras un problema a una hora y media de sus casa, es que, antes, ir a Oviedo suponía un trastorno para toda la familia. Tenían que ir a quedarse allí con el enfermo. Y en otra zona que fuera, digamos, administrativa, no era tanto el problema, como para estas personas que eran ganaderas y no podían dejar a las vacas sin atender varios días….".

"Fue un hospital, y lo sigue siendo, muy familiar y muy cercano. Por las dimensiones y porque, como te digo, al principio todo el personal no sanitario era de la zona. Y además, en aquel momento el personal sanitario no tenía tan fácil ir y volver todos los días a Oviedo o Gijón y entonces se quedaron a aquí a vivir. Con ello, en los primeros años, había un sentimiento de pertenencia muy fuerte. Eso daba mucha familiaridad y era una forma diferente de trabajar con respecto a cualquier otro hospital".

"De cara al futuro, hay dos factores a tener en cuenta. Uno, que cuando se abrió el hospital en la comarca vivían unos 65.000 habitantes aproximadamente y ahora no llegamos a 50.000. En estos treinta años se han perdido casi 15.000 habitantes. En segundo lugar, las comunicaciones han mejorado. Ahora son mejores las alternativas que tienen los gerentes para hacer lo que se llama una atención en red. Es decir, que no haya tantos especialistas en el hospital presentes, presenciales, pero que vengan por semanas de otros hospitales. Una semana desde Oviedo, otras desde Gijón…".

"No creo que ningún dirigente político o gerente tenga la idea o la intención de cerrar el hospital pero sí que, de alguna manera, las plantillas de médicos se aligeren. Que no sean plantillas específicas de Jarrio. La garantía profesional está asegurada, aunque en el paciente se afiance la sensación de que uno día te mira uno y otro día, otro".

"Pues habrá que hacer equipos de médicos que atiendan en varios hospitales. Pero, eso sí, si se les paga bien. ¿Por qué hay tan pocos especialistas en Asturias? Pues porque en parte estuvieron un poco maltratados. He conocido gente a la que contrataban solo el fin de semana, sábado y domingo y el lunes se iba fuera. Entonces el médico, salvo que tenga un apego tremendo por la familia o por lo que sea, va a ir buscando el lugar donde se le contrate mejor y eso lo encontraron en Galicia, en el País Vasco, en Cantabria… Se marcharon muchos médicos de Asturias hace 8 o 10 años porque aquí los maltrataban con contratos catastróficos. Ahora se han dado cuenta. Ahora ya la oferta son contratos mínimos dos años. Por lo menos te da una cierta tranquilidad".

"Es un futuro esto tendrá que plantearse si sigue la sangría de población y las mejores de las comunicaciones. No solo las comunicaciones por carretera, también las comunicaciones informáticas. Ahora puedes estar atendiendo a una persona desde Madrid. Es decir, que muchas consultas externas, las que no requieran curación física, claro, pueden llegar a hacerse en el propio domicilio de la persona por medios telemáticos".