Pilar Collada, criadora de pollos de pita pinta.

Es una ganadera muy singular. Encabeza la primera granja certificada en Asturias para producir y comercializar carne de pollo de pita pinta, la raza de ave autóctona asturiana. Los pitos pintos, alimentados con maíz y de crecimiento muy lento, tienen una carne de muy alta calidad. Pilar ha encontrado un nicho de mercado para su producto –un "clásico" del campo asturiano que revive en el siglo XXI– entre distintos restaurantes de alta gama de la región.

Pilar Collada cuenta que antes de conocer a su marido, Emilio Álvarez, hará unos treinta años, tenía claro que ella quería un mozu al que le gustara el pueblu. "Si aparecía uno que quería vivir en Nueva York, ¡siguiente! No me interesaba. Ye lo que-y cuento yo a la fía sobre cómo encontré a su padre: tú los examinabes, escuchabes lo que te decíen los mozos y elegíes. Llamábase cortejar". Pilar y Emilio regentan La Casería de los Valles, en La Llera. Son los únicos productores de Asturias con el certificado para producir y comercializar carne de pollos de pita pinta, raza autóctona asturiana. Su mercado son distintos negocios de restauración de gama alta. Complementan su actividad con turismo rural y un campo de tiro con arco, el único permanente que hay en la región, tanto para iniciarse como para la práctica en cualquier modalidad. Y no están en cualquier lugar. Su casería existe nada menos que desde 1270. Lo cuenta Pilar:

"En principio, eran aparceros del convento de San Vicente, de Oviedo, que era el dueño de los terrenos. Toda la línea no la tenemos al cien por cien desde entonces, pero mi familia lleva aquí doscientos años. Los aparceros tenían que plantar pomarada en las fincas estipuladas y, en bosque lineal en algunas zonas, castaños, avellanos y nogales. Y dar al convento la mitad de la producción de nueces, de castañas y de manzanas".

"Nosotros empezamos un poquitín de cero. La casería estaba prácticamente abandonada, llevaba 22 años sin vivir nadie en ella. Metimos ganadería, vaques de carne y al año siguiente ya montamos la primera granja cinegética que se montó en Asturias. Al ser el cazador, Emilio sabía que había ahí un nichu, que llamen ahora. Empezamos a criar faisanes. Llegamos a criar 22.000 faisanes al año. Los repartíamos nosotros por los cotos de toda Asturias, algo en Cantabria y algo en Galicia. A veces los usaban para cazar y otras para repoblar".

"Pero Emilio tuvo que dejarlo. Alveolitis pulmonar, se traduce en que se te inflama el alveolo del pulmón y no te entra el aire. Era enfermedad laboral. No tenía cura. Eso para él fue demoledor. Estaba encantáu de la vida con eso y llevaba muchos años haciéndolo. Fue muy difícil»".

"Los primeros años seguí yo con el faisán. Pero, primero, cada vez caza menos gente y los cotos cada tienen vez más gastos y hay menos dinero para repoblar. Entonces decidimos evolucionar y aprovechar les instalaciones para criar pita pinta".

"Con los faisanes hacíamos el circuito entero. Teníamos reproductoras, incubadoras y nacían los pollos y los criábamos. Es temporal: sólo ponen en primavera y los crías en verano. Vendes en septiembre y octubre. Los pollos de pita pinta, no. La normativa no te autoriza a hacer el ciclo completo. Hay otra persona criando pollos que me los vende a mí. Yo no puedo tener pollos y gallinas, sólo puedo tener pollos. Una cosa o la otra".

"La pita pinta es una raza que no está modificada genéticamente. Es de crianza lenta. Como mínimo durante seis meses se está cebado con cereal y se está criado al aire libre. En patios naturales, no en patios de hormigón. Esto le da una calidad a la carne que no tiene nada que ver con la otra. Nótase".

"La raza autóctona es una raza semipesada. Con esto quiero decirte que los broilers rojos, por ejemplo, que son los pollos de corral, ya es una raza modificada genéticamente, que ya tiene un peso mínimo de cuatro kilos. Está pensada para que sea un pollu que engorde y que pese. Es otra dinámica de trabajo. Aquí viven a base de cereal y tres kilos pesa un pollu de pita pinta. Entre 2,8 o 3 kilos».

"Un broiler rojo en cuatro meses te coge cuatro o cinco kilos. Nosotros, para coger tres kilos, necesitamos siete u ocho meses. Pasa igual con los gochos. ¿Por qué se dejaron los gochos asturcelta? Porque no cogen tantu pesu como el gochu blancu. El gochu blancu, en seis meses ta pa matar que se te balda. El gochu asturcelta, no. Pero luego haces embutido con el gochu asturcelta y no hay color. Las autóctonas no son razas productivas de carne, son razas de sabor y calidad. El pitu pintu es una carne roja que parece casi una carne de caza, con una grasa infiltrada amarilla, no tiene nada que ver con el otro pollo. Las zancas son casi rojas".

"Llévolos a matar a Lugo al mataderu. Los tenemos que llevar a matar a Lugo, en Asturias no hay. Nuestros clientes son restaurantes donde lo aprecian. Donde lo aprecian y lo pagan. Valoran mucho la calidad. No todo el mundo puede pagar 40 euros el pitu; andamos por 12 euros el kilo".

"Empezamos a criar pitos pintos para comercializar la carne porque no había nadie haciendo esto. Criar pitos normales lo hace mucha gente y somos firmes defensores de les razes autóctones. La pita pinta nosotros teníemosla por caprichu, por placer. Pero esto no lo puedes pensar como el que vende churros, esto ye otra manera de vivir. Vivir en la aldea no ye sólo vivir en la aldea. Ye vivir con una mentalidad, con un sentido de la vida diferente. Hay que mantener seis meses los pollos. No ye una ganadería que en 45 días tengas pollos de dos kilos y medio, luego vendiste los pollos, cobraste la pasta y a lo siguiente. ¿Entiéndesme lo que te digo? Esto otra mentalidad de enfocar les coses. Y después, el hándicap en tu contra: hay que ir a matar a Lugo. No todo el mundo tien gana de tener un vehículo adaptado pa marchar a Lugo a matar, después pagar un vehículo en frío o tener tú un vehículo en frío para volver a traerlos para venderlos. Ye laborioso. Lo puede hacer cualquier, pero tiene que tener gana de dar todos esos pasos”.

"Por eso aquí no vamos a kilo producido, vamos a la calidad. Tampoco tenemos una producción altísima. Tampoco se trata de competir con Coren, jeje. Nosotros solemos vender entre 100 y 150 al mes. Sobrevivimos apoyándonos un poco en todo. Va todo conjugado: el tiro con arco lo combinamos con la casa rural, pero también a los clientes que tengo alojados le doy pitu de pita pinta, y les doy corderu xaldu de aquí, que lo producimos en ecológico. Así vas marcando un poco la diferencia".