La industria siderúrgica, como en Avilés, cayó sobre Corvera como una bomba que, al mismo tiempo, sembró prosperidad económica y caos urbanístico, superponiéndose sobre un paisaje rural, que hoy sigue siéndolo en la mayor parte de su territorio. La industria ha cuadruplicado su presencia, en términos de empleo, en las dos últimas décadas: de 840 a 2.760 puestos de trabajo. Buen lugar para trabajar, pero donde la población ha empezado a caer (un 3%) en las dos últimas décadas.