Grandas de Salime, santo y seña de la cultura castreña

El inicio y desarrollo de las excavaciones en el Chao San Martín marcó un hito y propició un cambio de visión para los científicos

Castro del Chao San Martín, en Grandas de Salime.

Castro del Chao San Martín, en Grandas de Salime. / Luisma Murias

M. S.

Cajastur lleva décadas apoyando distintas iniciativas en los concejos de Asturias, en los ámbitos cultural, social y deportivo, entre otros. En Grandas de Salime la entidad bancaria ha estado presente de manera especialmente intensa en el desarrollo de diversas iniciativas como la dotación de equipamiento para el centro social; el plan de excavaciones arqueológicas en el castro del Chao San Martín y los equipamientos para el albergue de peregrinos.

El castro data de fines de la Edad del Bronce y se mantuvo habitado hasta fines del siglo II d. C., cuando fue destruido por un movimiento sísmico que arrasó el poblado. Además de tratarse de un yacimiento visitable, cuenta con un museo inmediato a las ruinas y un notable repertorio bibliográfico.

En la Edad del Hierro la zona habitada del castro comenzó a crecer de forma considerable y se duplicaron las defensas. En el siglo IV a. C. las defensas se componían de un muro y varios fosos en cuyo interior estaban las cabañas de planta circular y rectangular con esquinas redondeadas, contaban con una sala y techumbre vegetal.

También en esa época existieron talleres metalúrgicos relacionados con la transformación del oro, la plata y el bronce. La única entrada al poblado era por el sur gracias a un portón que salvaba el foso. Los habitantes eran agricultores, preparaban los alimentos en piezas cerámicas y tenían herramientas de hierro, cobre, plata y oro, según demuestran los restos encontrados en el lugar.

Con la llegada del imperio romano, comenzó un tiempo de paz y prosperidad llegando a renunciar a las defensas y aprovechando el tener muy cerca varias minas de oro. Esta prosperidad se ve frenada por un abandono repentino del poblado debido a un terremoto, hacia el siglo II. Sobre las ruinas del poblado romano se emplazó, en tiempos de la Monarquía Asturiana una necrópolis que prolongó el uso funerario del Chao Samartín hasta el fin de la Edad Media.

El castro comenzó a excavarse en 1990 y aún falta gran parte del poblado por estudiar. Debido al abandono repentino se encuentran muchas herramientas incluso joyas y otros objetos de valor de la época romana. Las campañas de excavación se sucedieron con regularidad hasta 2009, como parte del Plan Arqueológico Director de la Cuenca del Navia, bajo la tutela y patrocinio del Principado de Asturias, de la Asociación de Amigos del Parque Histórico del Navia y la colaboración del Ayuntamiento de Grandas de Salime.

Hasta 1994 las excavaciones fueron dirigidas por Elías Carrocera Fernández, profesor de la Universidad de Oviedo, y a partir de 1995 por el equipo de técnicos coordinados por Ángel Villa Valdés.

Aunque la existencia de antiguas fortificaciones en el lugar era recogida en los diccionarios geográficos elaborados durante los siglos XVIII y XIX, el Chao Samartín fue reconocido como castro en 1967 por José Manuel González, tras la visita realizada en compañía y por indicación de José Lombardía Zardaín.

Una década después tuvo lugar el descubrimiento a cargo de José María Navieras Escanlar, "Pepe el Ferreiro", que determinó el inicio de las excavaciones arqueológicas y la revisión de lo hasta entonces conocido del mundo castreño en el occidente de Asturias.

El albergue de peregrinos de Grandas de Salime es uno de los centros de referencia del concejo, dentro de la ruta del Camino Primitivo que parte de la Catedral de Oviedo. Se trata de un albergue público exclusivo para peregrinos del Camino Primitivo con credencial, situado en esta población asturiana. En el albergue expiden la Credencial del peregrino.