Samu rodó cómo el hombre ya es una especie en extinción en los Picos

"Los pastores sienten que no se escucha a quien más sabe del entorno, que son ellos"

ASTURIANOS EN NOREÑA: Samu Fuentes

Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Samu Fuentes, director de cine. Nació en Noreña en 1972 y, aunque había estudiado Magisterio de Educación Física, tenía una pasión cinéfila que no acababa de desarrollar. Un accidente de tráfico que casi le costó la vida le hizo cambiar de rumbo. En 2017, estrenó su primer largometraje, "Bajo la piel de lobo", protagonizado por Mario Casas. Ahora está rematando "Los últimos pastores", un filme documental sobre Fernando y Manolo Mier, dos hermanos cabraliegos que pasan la mayor parte del año en las alturas de los Picos de Europa.

El director de cine noreñense Samu Fuentes está rematando una película documental titulada "Los últimos pastores". Es el canto final a una forma de vivir en los Picos de Europa, hoy amenazada por el lobo y un enfoque de la conservación ambiental que orilla el conocimiento campesino. Así descubrió que el hombre es la verdadera especie en extinción en los Picos:

"En las localizaciones para rodar “Bajo la piel de lobo” (2017), protagonizada por Mario Casas y que hacía el papel de un alimañero, anduvimos por Cabrales y me hablaron de estos dos pastores, Fernando y Manolo Mier, dos hermanos solteros, de 73 y 72 años. Llevan desde los 13 siendo pastores. Su padre había sido alimañero y ellos habían recogido animales muertos para enviar a Félix Rodríguez de la Fuente. Estuvimos con ellos y con Mario unos días preparando el personaje: le enseñaron a poner cepos, a cortar leña, a ordeñar, a reconocer alguna planta…".

"Cuando los conocí, me llamó mucho la atención cómo con tan poco y viviendo tan aislados no eran gente huraña, sino todo lo contrario. Tenían una mirada limpia, pura. Tienen praos y casa en Arenas, pero son felices allá arriba. Son los únicos que quedan en esa zona. Manolo vive más de 11 meses al año entre una majada y la otra. De mayo y finales de septiembre están en Portudera, en la majada de Tordín. Entre octubre y mayo, bajan a las invernales de Vierru. Son muy buena gente. Si tienen un palo, lo comparten. En la cabaña tienen 12 o 13 tazas de café para la gente que pasa por allí, corredores de montaña, montañeros… Están los dos jubilados, son autosuficientes totalmente. No necesitan nada".

"Llegaron a tener doscientas y pico ovejas, doscientas y pico cabras y veinticinco vacas, pero ahora solo tienen cuarenta y pico cabras y dos vacas. Las ovejas las vendieron todas porque con el lobo no era vida ni para el amo ni para los animales, como dicen ellos. Tenían ciento y pico, el rebaño era de la familia desde hace cuatro generaciones. Ahora ese rebaño está en el País Vasco, vendido por cuatro duros, haciendo queso de Idiazábal. Tanto que queremos proteger y conservar lo nuestro y estamos a años luz de otros que nos compran lo nuestro".

"Aquellas ovejas pasaron de sus bisabuelos a ellos. Se les entristece la mirada hablando de ellas. Pasaron mucho tiempo ordeñándolas, esquilándolas, eran parte de la familia. Las vendieron el año antes de que empezásemos a rodar el documental porque el rebaño iba desapareciendo poco a poco. Empezaba a matarlas el lobo. La impotencia de tener que sacrificarlas así los mataba a ellos también. Por lo menos, que vivan las ovejas y que no acaben desapareciendo todas en manos del lobo, decían".

"Hay una sobreprotección del lobo. Están muy expuestos al lobo y no pueden defenderse, no hay manera. Ahora, ya a plena luz del día y por la mañana, el lobo ya lo ven ellos muchas veces. Les come y les mata al ganado. El lobo, como todos los animales, lo respetan. Lo único que piden es poder defenderse. Pero no les dejan ni un disparo al aire, ni petardos para que el lobo huya. Están atados de pies y manos. Otra cosa que les duele es que cuando el lobo les mata un animal tienen que cogerlo y bajarlo con el crotal para que los indemnicen. Pero muchas veces la Administración les discute si eso es verdad. Y eso es algo que ellos no soportan, que los tilden de mentirosos o de engañar. Habrá gente que lo haga, pasó en el Occidente con temas de caballos hace tiempo, pero para ellos su honor es lo primero. Que pongan en duda su palabra, a ellos los mata. Fue por estas cosas, entre otras, por las que decidieron vender las ovejas".

"Se sienten ninguneados, sienten que no se escucha a quién más sabe. A ver, aquí, del monte, como decían ellos, los que más saben son los pastores. Porque es su entorno, porque son los que tienen que vivir ahí. Y no van a hacer nada en contra de él nunca. Este sistema agroecológico siempre subsistió. Hubo lobos, se les espantó, a veces se les mató, pero no estaba solo el lobo".

"Una cosa que yo observé desde la primera vez que fuimos a rodar a la segunda es que al haber menos ganado, donde antes había una pradera increíble, en un año, era todo matojos. En un año, en meses, noté el cambio del paisaje en Vierru. Y con la seca ahí hay una bomba de relojería. Eso un día prende fuego y va a tomar por el saco. No están cuidando los prados y al lado de las cabañas son todo ortigas y escayos. No se mantiene, no hay ovejas ya, cabras cada vez hay menos y vacas tres cuartos de lo mismo. Todo se va haciendo matorral". 

"Ellos ven todo esto con resignación y con mucha pena. Antes había vida en las majadas. Había igual ciento y pico personas y todas las cabañas en pie. Ahora están ellos solos y a veces está solo Fernando. Y a veces pasa por allí algún montañero o un ganadero que sube a ver el ganado cada dos semanas. Yo conocía la zona, pero no sabía hasta qué punto se está asfixiando ese mundo".

"Pues es complicado hacer cine desde Asturias. Llevamos unos meses preparando, y ahora vamos a presentar, una asociación de creadores audiovisuales independientes asturianos. Queremos defender y difundir, asesorar, intentar que la Administración nos escuche. Es la autonomía, después de La Rioja, que destina menos inversión pública al cine. Nos da mucha envidia ver cómo Galicia, a través de la televisión, desarrolló un potencial enorme con el cine y ahora está saliendo un nuevo cine gallego que va a todos los festivales. Galicia, evidentemente, es una comunidad mayor que nosotros, pero hay otras que son inferiores y destinan mucho más en cuanto a recursos. Creo que la política del audiovisual aquí no interesa a nadie. Por eso nace la asociación, que se llamará Lluces, como un faro que intenta alumbrar un poco el sector".

"El cine es cultura, pero también una industria que mueve mucho dinero en algunos países. Quizá no podemos aspirar a eso, pero hay mucha gente haciendo cosas interesantes y no hay apoyo de las instituciones. Más que apoyo, no hay interés. Y creo que es un poco por desconocimiento".