Todo el mundo pasará por el bar tienda de Natalia

"Necesitamos una nueva carretera para que no parezca que vivimos en una isla"

ASTURIANOS EN PESOZ: Natalia Martínez

Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Natalia Martínez Restrepo, empresaria, abre en Semana Santa Ultramarinos Restrepo. Se crio en Gijón pero decidió volver a Pesoz, el concejo de su familia. Ahora prepara, junto con su socio, Rubén Prieto, la apertura en Grandas del bar tienda Ultramarinos Restrepo. Será un local sorprendente, único en la comarca por su decoración, donde también pretenden organizar actividades culturales para los vecinos y los muchos peregrinos que por allí pasan.

"Me llamo Natalia Martínez Restrepo, tengo 46 años. Me vine a vivir a Pezós hará unos 10 años. Nací en Xixón pero mis padres son de aquí, del pueblo de Francos. Ellos se fueron de jovencitos. Mi hermana y yo somos la primera generación de la familia que nació fuera de Pezós. Pero yo tengo mucha referencia de esta zona por los veranos y también por la cultura. Tengo una cultura muy occidental, muy de esta zona, que chocaba un poco con mi infancia en Xixón".

"El Occidente me hace sentir muy en casa. Entonces, después de la facultad, de empezar a estudiar Farmacia en Salamanca, que no lo acabé, y después de estudiar ingeniero técnico agrónomo en Lugo, que sí lo acabé, y de irme a vivir fuera, me apeteció probar a venirme para acá. Era el sitio. Y, la verdad, fue todo éxito. Tengo la suerte de que tengo una casa familiar en Francos, la casa de mi abuela, la casa de mi madre. Tenía ese hogarcito ahí que podía aprovechar".

"Venía con muchas ganas de vida rural, con muchas ganas de huerto, de ocupar el espacio, el monte, de estar a mi aire. Luego, para currar, vi que todas las opciones que tenía estaban vinculadas a la hostelería. Estuve trabajando en San Martín de Oscos, en la Marquesita, y en Grandas, en el Jaime. Y luego apareció el albergue de Castro, que era una concesión municipal. Aquello ya no era solo hostelería, implicaba un poco más. Implicaba toda esta corriente magnífica de peregrinos de todos los países que pasan por Grandas haciendo el Camino Primitivo. Esa riqueza humana. Era el mundo que te pasaba por delante de la puerta. Hay que ser conscientes de la riqueza económica que supone el Camino Primitivo. Y cuando ves que pasa por delante de tu casa gente de Nueva Zelanda, de Australia, de Corea, de toda Latinoamérica, toda Europa... eso es que no estamos en el culo del mundo. ¡Estamos en el mapa! Era increíble. Ahí estuve ocho años. Conseguimos un rincón hermoso en Castro y con un objetivo muy claro: no trabajar solo para la persona que pasa, para el turista, sino que todo el pueblo tiene que estar implicado".

"Después del albergue, un compi, Rubén Prieto, me dijo: ‘Oye, ¿me apetece montar un bar tienda?’ Era algo que a mí me rondaba por la cabeza y todavía tenía energía. Creo que hay un nicho importante en Grandas de Salime para trabajar. En Semana Santa abrimos ese bar tienda de toda la vida que se llamará Ultramarinos Restrepo. Me parece que puede ser un rincón que cumple con el objetivo que a mí me gusta: no solo es para la gente que pasa, también para los que estamos aquí. Porque yo quiero estar aquí, yo quiero hacer pueblo para mí y para la gente que está aquí. Y, por supuesto, a los que vengan los recibo a tope. Lo abriremos en un local que fue supermercado, Casa Cachafeiro, que era bastante famoso en la zona. Nos lo han puesto súper fácil. A la familia les pareció una idea maravillosa. Nos están dando muchas facilidades. Y de alguna manera yo también cerré un círculo. Porque mis padres tuvieron toda la vida supermercado en Xixón. Me gusta la sensación, ese mundo de las naranjas y el chopped".

"Todavía hay esa idea de que hay que salir de aquí, de que el futuro sólo está fuera. No, es verdad. No es verdad. Está guay salir, irse, ver otras cosas, empaparte de otros mundos y otras realidades pero no es cierto que lo mejor está fuera. Que aquí tenemos muchas cosas magníficas para disfrutar. Yo aquí vivo como el marajá de Kapurthala".

"La carretera con Navia es terrorífica. La AS-12 mete miedo. En invierno, porque hiela. En otoño, por las hojas. En primavera, porque el monte te come la mitad del terreno. Y todo baches… Es muy bonita si vienes con tranquilidad disfrutando el entorno, pero si vives aquí y la tienes que utiliza como medio para entrar y salir es un incordio. La salida a la costa debería de ser algo más rápido, porque no hay tanto kilómetro son 60 kilómetros, no son tanto. También se me ponen un poco los pelos ante la posible resolución de la carretera. A ver, me puedo imaginar viaductos y viaductos. El trazado nuevo tiene que ser muy respetuoso con el entorno. Cómodo y seguro, que no parezca que estás viviendo en una isla, pero no hace falta una gran infraestructura".

"El Valle del Navia está cercado totalmente de parques eólicos. Y, ahora que proyectan instalar más, eso me preocupa un montón. Por un lado, porque creo que va a haber un poco de cisma en la comunidad. Me preocupa que cosas que vienen de fuera rompan la unidad del territorio. Por un lado, sé que va a haber un problema gordo entre nosotros por las decisiones que vamos a tomar con respecto a esto".

"A mí, personalmente, no me interesa absolutamente nada que tenga que ver con la riqueza económica exclusivamente. Creo que la opción de las grandes entidades energéticas es aprovechar zonas que les generan menos conflicto. Zonas aisladas en las que no hay gente. Intentar tirar por montes comunales o del ayuntamiento. Les interesa generar una electricidad que no es para los que viven en el lugar. Porque electricidad ya tenemos nosotros a cascoporro, tenemos ya el embalse de Salime".

"Suena a coña la venta de estos proyectos con respecto que puede dar una mejor calidad de vida para la gente de aquí. La población está súper envejecida. Lo que necesitan son cuidados y cariño y no dinero. Y este dinero que viene no va a fijar ningún tipo de población. Lo que me interesa es un proyecto del rural en el Occidente, que sea factible para que la gente que hay aquí viva bien y que el que quiera venirse, tenga una alternativa real".

"Una de las razones de los que hemos decidido venirnos a vivir aquí es por la preservación de ese entorno. La tierra es fundamental para nosotros. Y a mí no me interesa que todo eso se destruya. Eso es lo valioso. Lo que se va a quedar. Aquí la gente, desde ese punto de vista, no necesitan dinero, necesitan otra cosa. Necesitan un proyecto y necesitan cuidados. No tenemos gente que cuide a nuestra gente mayor, es verdad. Si, en un momento dado, a esa gente mayor  les viniera un dinero de los eólicos ¿para qué les serviría? ¿Para pagar alguien que los atienda? ¡Pero si no hay gente para trabajar en eso! ¿Para irse a una residencia a la que no quieren ir?

"Cuando Vilanova d’Ozcos, hace años, aceptó los primeros eólicos, Pezós se posicionó y dijo que no. Desde aquel año, a las arcas del ayuntamiento de Vilanova llega dinero. Pues yo no veo ese desarrollo en Vilanova. Eso podría ser un espejo donde mirarse".