Román Benito organiza el concurso de Infiesto que quieren ganar en cien países

"Algo emocional engancha a los concursantes: el valor de la amistad"

ASTURIANOS EN PILOÑA: Román Benito

Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Román Benito, presidente del Memorial "María Luisa" de fotografía de naturaleza. Tiene 56 años. Informático de formación, encabeza la transformación digital de Unicaja. Es, además, presidente de la asociación cultural piloñesa que organiza el Memorial "María Luisa", un concurso de fotografía de naturaleza que empezaron a convocar hace 33 años en homenaje a una amiga fallecida en un accidente de montaña y que hoy se ha convertido en una referencia internacional. Concursan los mejores fotógrafos de naturaleza y reciben anualmente 17.000 imágenes de autores de cien nacionalidades. 

"Soy de Infiesto cien por cien. Como digo yo: los ocho apellidos, asturianos. Mi padre tenía una fábrica de muebles en Infiesto, El Canalón, al lado del campo de fútbol. Sabes que era un concejo de muchas fábricas de mueble, que sufrió mucho cuando llegaran los Ikeas de turno. Era una de las 24 fábricas que había y ya no queda ninguna. Todavía hoy, el día de San José, patrono de los carpinteros, intento coger ese día de descanso, fíjate lo que son las cosas. Era el día en que los dueños de las fábricas se juntaba para comer. Mi padre fue de los últimos en cerrar. Yo siempre digo que aprendí a escalar subiendo a las pilas de madera ponían con huecos entre los tablones para que la manera secara. Yo esguilaba por los tablones".

"Nosotros somos de andar por el monte de toda la vida. Salir por Piloña, por los Picos, por los Alpes… En octubre de 1990, cosas de la vida, un sábado se casó un amigo y el domingo por la mañana, después de la boda, sobre las 11:30 horas, mi hermano Javier y otra amiga, María Luisa (Álvarez), salieron a dar una vuelta. Aquel día no pude ir porque había comprado piso en Oviedo, nos daban las llaves y fuimos a verlo. Ellos salieron a dar una vuelta por Piloña, por estirar un poco las piernas. Por Espinaréu para arriba, la Pesanca el río del Infierno, foz de Moñacos… Una zona súper guapa. Hay un picachu de nada que se llama el peñón de Les Travieses ¿Y qué paso en el peñón de Les Travieses? El destino, cada vez creo más en él. No me preguntes por qué, bajó una piedra y le dio en la espalda a María Luisa. Empezó a decir: ‘Uy, qué mal me encuentro, ay qué frío tengo’. La llevó el helicóptero. Cuando llegó al hospital de Oviedo duró dos horas. Tenía un derrame por dentro. Yo estaba en casa, en Oviedo, vi pasar un helicóptero, me acuerdo perfectamente, y dije: ahí va un montañero, éste es de los Picos, seguro. Iba María Luisa. Murió con 42 años. Era una persona muy cercana, la típica que iba por el pueblo hablando con todo el mundo, muy generosa, trabajaba en una gestoría fiscal y laboral, no tenía hijos".

"A partir de ese momento totalmente dramático, cuando salimos de todos aquellos días terroríficos y nos decíamos: ‘¿Y ahora qué hacemos?’ María Luisa era la que nos pinchaba a todos para salir al monte. Entonces, al pensar qué podíamos hacer para recordarla, a alguien se le ocurrió hacer un concurso de fotografía en el que la temática fuera la montaña y la naturaleza, que llevase el nombre de María Luisa y que hiciera las veces de memorial. Empezamos a dar vueltas y otro montañero, Francisco Delgado, que era notario de Infiesto, hizo las bases. Y así empezamos, en el mismo 1990. A los dos meses de morir María Luisa convocamos la primera edición. Fue de una forma totalmente improvisada, no sabíamos ni lo que queríamos. Estábamos emocionalmente tocados. Llegaron 145 fotografías, todas en diapositivas. Ahora, 33 años después, recibimos 17.000 y no para de crecer".

"Me tenemos dos cosas. Una, mandan los mejores fotógrafos de naturaleza del mundo. Y dos, cuando ganas, en cualquier otro concurso sabes que nunca más te van a premiar. Pero nosotros no. Nosotros premiamos fotografías, no fotógrafos. Cuando sale elegida la foto ganadora, una persona se va al ordenador, mira la referencia que tiene y dice: anda, es fulanito de tal. Sería difícil de justificar que un fuera de serie en el mundo de la fotografía volviera a concursar y nunca pudiera volver a ganar. Nosotros tenemos personas que llevan los 33 años concursando".

"Si tuviera la fórmula de este éxito, te la diría. Pero no la sé. Yo mismo me quedo sorprendido cuando busco por internet y veo la relevancia que tiene el Memorial. Tengo una sospecha que cuál creo que es clave. Está en nuestras bases. Nosotros queremos que se presenten fotógrafos buenos, los mejores. Y los mejores fotógrafos no se leen las bases, se las estudian. Antes de mandar una foto en la que trabajaron mucho, hicieron muchos kilómetros y emplearon mucho tiempo quieren saber cómo quedan los derechos de sus imágenes. Eso es un punto muy interesante. Nosotros no somos en absoluto abusivos. No nos aprovechamos. La única condición que ponemos es poder usar esa imagen, por supuesto siempre haciendo mención al autor, para publicaciones propias. Pero si viene la Coca-Cola, por decir algo, y me da tres millones de euros por 25 imágenes, yo le tengo que decir: te lo agradezco muchísimo, pero no te puedo vender ninguna porque las estaría robando. Si quieres, te pongo en contacto con los autores y hablas con ellos. En cualquier caso, el autor sigue siendo dueño de los derechos de esa imagen y él puede seguir haciendo con esa foto lo que quiera. En muchos concursos la foto pasa a ser propiedad de la organización, la perdiste".

"La generosidad y el trato al concursante es una cuestión clave. Nosotros no tenemos intereses comerciales. Es totalmente lícito tenerlos oye, no digo nada. Hay concursos que quieren tener un banco de imágenes o lo que sea. Pero no es nuestro caso. La razón del Memorial es ‘Memorial María Luisa’. Es decir, honrar la memoria de María Luisa. No hay más. Aquí no ganamos dinero, somos una asociación cultural sin ánimo de lucro. Tú eso lo pones en el tiempo, le das coherencia, marcas una línea y no te sales ni un milímetro, luego pasan 33 años y suceden estas cosas. Porque la gente ve que eso es cierto".

"Creo que hay un tema emocional detrás. Tenemos concursantes de más de 100 países. Somos 8.000 millones de seres humanos y cada uno está a su aire, pero todos tenemos algún nominador común. Todos queremos ser felices, queremos que nuestros hijos estén bien… Entonces cuando la gente viene a la semana de entrega de los premios y ve que estos mensajes y esa coherencia es cierta, se enganchan emocionalmente. Dicen que todavía queda gente en el mundo que hace algo por el valor de la amistad. Dicen: fui a Asturias un fin de semana y nadie me vino a vender nada".

"Además, las 17.000 fotos que recibimos no las vemos, las estudiamos. Tardamos tres meses en hacer el fallo. Y algo que nos da coherencia es que dedicamos casi un mes a comprobar que las fotos candidatas a ganar son auténticas. El que las vea tiene la garantía de que esa foto increíble salió de ese disparo, que no hay Photoshop. Y a veces te llevas sorpresas. Hubo una foto submarina increíble de una raya y cuando le pedimos al autor el archivo raw dijimos: ¡oh, dios! Tres meses después estaba viendo el telediario y salía una gala en el extranjero en la que premiaron esa foto. Yo la tenía en mi ordenador y no había nada de verdad en ella".

"El relevo generacional a mí me está empezando a preocupar. En la asociación somos 13 veteranos, éramos amigos de la pandilla hace 33 años y el tiempo pasa. Tendremos que ir planteando en algún momento quién tira por esto".