Patricia Fernández, de 50 años, es ganadera de Boquerizu. Regenta a medias con su hermano –y con un robot de ordeño que les aligera considerablemente la faena- una ganadería de leche con unas 90 vacas frisonas que incluso son famosas: algunas han aparecido en anuncios de la Central Lechera Asturiana. Así está la situación en el sector, según Patricia:

“Seguimos adelante porque tienes mucha inversión metida aquí de muchos años. Te da lástima perder todo lo que llevas invertido todos estos años. Además, aquí estamos a gusto, felices, vivimos en el mundo rural, que nos gusta. Yo lo que tengo es gracias al ganado, lo heredamos de mis padres. Lo que somos y tenemos es gracias al ganado”.

“¿Cómo voy a dejar yo todo el trabajo de mis padres? ¿Tirarlo por la borda y te vas? No, seguimos aquí. Además, para encontrar otro trabajo ya tenemos una edad complicada. Yo voy a hacer 50 años y además aquí estás a gusto. Sobrevivimos aquí porque nos gusta y porque también tienes tus ventajas: trabajas a tu ritmo, a tu bola, no tienes a nadie que te esté corriendo detrás de ti. Yo ni quise ser ganadera ni dejé de quererlo, realmente. Me tocó de rebote. Viví aquí, tuve dos hijos y mis padres me decían: oye, échanos una mano. Y una es trabajadora y eché una mano a la familia… Luego te vas casando, te ves aquí y yo veía que podía conciliar mi vida familiar con el trabajo… Eso en otro trabajo no lo podría hacer”.

“Aunque los ganaderos de leche somos un poco masocas. La ganadería tienes que estar las 24 horas constantemente pendiente. Lo que pasa es que, como te digo, también tienes tus ratos. Pero el ganadero de leche está porque tiene vocación. Hasta que nos ahoguen del todo, aquí aguantamos. Y ya creo que va a ser pronto ya”.

Los piensos, la luz y el gasoil… Ojito que la luz la subieron más del doble. De la primavera del año pasado a ésta el gasoil lo pagabas a 0,75 y luego se puso en 1,22. Echas 1.200-1.300 litros, y si antes pagabas 900 euros, ahora pagabas más de 1.400. De luz, si pagabas quinientos el otro día vino el recibo y, por dos meses, pagué 1.470, dos meses. El robot de ordeño, la verdad, no consume mucho pero el tanque frigorífico trabaja las 24 horas. Y el coste los piensos ya ni te cuento. Hay una diferencia de casi 2.000 euros entre noviembre y marzo pasado. Entonces la leche creo que debe de subir. ¿Por qué es tan difícil subir 6 u 8 céntimos al productor, que es lo que se está pidiendo si llega el panaderu y me dice oye: te voy a subir diez céntimos? Yo no le puedo decir que no al panaderu. Si quiero comer tengo que pagar diez céntimos más”.

En la ganadería de leche vas al milímetro siempre y ahora más. Vas perdiendo constantemente. Un porcentaje muy altu de ganaderos estamos muy empufaos con los bancos. Hoy compras un tractor, pero mañana se te estropea el volteador, la cuba… Cuanto ya tienes uno se te avería el otro, esto es una rueda. Si no son los cubículos es el carro mezclador”.

“El ganaderu tiene mucha inversión y del ganaderu vive muchísima gente. Cuánta gente vive del ganaderu. De nosotros, muchos. Empezando por los veterinarios, los de los piensos, el que vende y arregla la maquinaria y los mismos funcionarios de la consejería. ¿De qué van a vivir si no los que están allí sentaos? Si no vas a consejería, si no vas a hacer altas y bajas, pa qué queremos allí tanta gente pagando tanto funcionario”.

Patricia Fernández en su ganadería. JULIÁN RUS

“Con las manifestaciones que hubo en Oviedo en diciembre del año pasado y la de marzo en Madrid de este año es el momento en que más unión hubo en el campo. Hay una unión tremenda ahora que estamos tan asfixiados por los costes. La gente se unió mucho y ahí van  a las manifestaciones. No sé si valdrán para algo o para nada porque las sillas están a espaldas nuestras. Yo estuve en la de Madrid y en la de Oviedo estuvo mi hermano, salió dos veces con el tractor. Las manifestaciones valen pa meter ruidu. Gastamos gasolina y todo eso, pero siguen dándonos la espalda. Porque en Oviedo el presidente no se presentó. Fuimos a Madrid en autobús y no se presentó nadie. Fuimos al edificio del Ministerio de Agricultura; un edificio guapísimo, trabajarán allí cientos de personas, pero pa qué”.

“Pero, eso sí el apoyo de la gente, a mí me emociona y hay mucha gente a la que le emociona. Mi hermano decía que en Oviedo salían por las ventanas con las manos alzadas y aplaudiendo al ganadero y al agricultor, porque estamos en la misma situación. Me emociona porque en realidad la gente también te defiende y ve la realidad”.

“Aunque a veces, alguna gente de ciudad no nos entiende. Si yo voy a Madrid, no puedo protestar por cómo está aquello. Entonces los que vienen de Madrid, de Barcelona, de las grandes ciudades, se tienen que adaptar a esto también. ¿Que nosotros los ganaderos tenemos que ir con los tiempos? Sí, pero también ellos tienen que darse cuenta de que si yo tengo que pasar las vacas pues tendrán que aguantarse. Es que las vacas cagan. El gallu canta. La becerra, si tardas en cebarla, berra. El perru ladra. Es que hay algunos que el pollo lo ven pelao y no saben que tiene plumas y corre”.

“Y además el tema del maltrato animal está muy desfasao. A las vacas las ordeñas y dicen ¿qué? Que las estás violando. Nada, unas cosas muy absurdas. La vaca, si no la ordeñas, es cuando se pondría mala, le entraría la mamitis. Y olvídate ya de arrearlas. Ya parece que las estás maltratando y toda la vida existió el palu con las vacas. Es que no hay ni por donde cógelo a esta gente animalista. Lo que pasa es que son cuatro que se oyen más que todos los ganaderos de este país”.

“El de mi hija, no creo, va a estudiar otra cosa. Pero el futuro de mi hijo, que tiene veinte años, de momento está aquí. Pero en la ganadería de carne. La ganadería de leche no va a continuar. Él ve el sacrificio que nosotros hacemos y me dice: mamá, pero ¿qué hacéis ahí? Por la cantidad de tiempo que nos ocupa. La ganadería de carne él le gusta. Pero siempre tendrá que complementarlo con alguna cosa más porque de la carne no podrá vivir.