Tania puso un ganadero en su vida y dice que los pueblos se salvan apoyándolos

"¿Quién se lleva esta ganancia de la subida de precios? El productor, no"

ASTURIANOS EN SAN MARTÍN DE OSCOS: Tania Álvarez

Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Tania Álvarez Vuelta, empleada de supermercado. Por amor volvió a Los Oscos, de donde había salido la familia de su padre en los años 70 en busca de un futuro al calor de la siderurgia avilesina. Tiene 47 años, está casada con un ganadero y trabaja en el supermercado que la cooperativa Agrovaldés abrió en San Martín de Oscos. Tiene dos hijos, uno trabajando en la Universidad de Lugo y el otro preparándose para estudiar Magisterio. Probablemente, ninguno se quedará en los Oscos.

"Nací en Avilés, porque la familia de mi padre, que era de Santa Eulalia de Oscos, se marchó para Avilés en los años 70, porque aquí no tenían mucho futuro. Allí mi padre se casó con mi madre, que era de Solís, de Corvera. Yo nací en Avilés en el San Agustín. Después viví tres años en Las Vegas con mis abuelos. Después mi padre quedó sin trabajo en Avilés y vino a trabajar a Vegadeo. Al final, nos quedamos en Vegadeo 17 años. Yo trabajé en Vegadeo en un supermercado y en un bazar. Por esa época salíamos por Ribadeo, allí conocimos a un grupo de chicos de Los Oscos y, bueno, me enamoré de uno de ellos y el amor me hizo venir a San Martín, donde llevo 25 años".

"Llegué a Los Oscos en 1998. Mi marido, Amador, es ganadero. Yo no había visto una vaca en mi vida. Había, de aquella, 20 vacas en la ganadería. Y no paré que me las conocí todas. Fue un cambio de vida grande. Vegadeo no es una gran ciudad, pero en Trasmonte, donde vivimos, somos nada más cinco casas".

"Yo estoy encantada viviendo aquí la verdad, por mi marido, por mis hijos... Me gusta el sitio, me gusta la gente. Me gusta que mis hijos tuvieron aquí una infancia muy buena. Oye, me gusta ir de vez en cuando a Avilés, pero después llegas aquí y dices: ‘Ay, qué gusto, que tranquilidad’. No, no lo cambiaría por nada".

"Ahora estoy trabajando en el supermercado que abrió Agrovaldés en San Martín, pero antes estuve muchos años de limpiadora en el Ayuntamiento de San Martín y me valió para conocer a mucha gente del concejo. Y si no estoy trabajando, pues ayudo a mi marido con la ganadería. Aquí hay gente muy buena, me acogieron muy bien".

"Los Oscos son los grandes olvidados y desconocidos de Asturias, los que vienen aquí quedan alucinados. Dicen que esto es precioso y claro que es precioso. Somos unos privilegiados realmente. Muchas veces, bajando por La Garganta y lo pienso y me digo: ‘Tenemos montaña y la playa a media hora’. O sea que puedes disfrutar de todo".

"Tuve dos nenos, uno que tiene 25 años y otro de 18. Bueno, nenos ya no son. El mayor, Javier, está trabajando en Universidad de Lugo, haciendo estudios forestales. A él le encanta el monte porque vivió siempre en medio de la naturaleza. Se mueve por el monte como nadie y le encanta la caza, le encanta la naturaleza. Entre lo bueno que tenemos aquí es que los niños crecen viendo la naturaleza como es, en todos sus aspectos. Y el otro, Óscar, el pequeño, quiere ir a hacer Magisterio. Tendrá que salir fuera, lógicamente".

"No creo que mis hijos vayan a vivir aquí. Vivirán de otra cosa distinta de la ganadería. A mi hijo el pequeño, que quiere ser profesor, si le dieran la oportunidad de venir, vendría. Le gusta mucho esto. Pero el mayor sabe que para trabajar tiene que marchar. Y como ellos, todos los de su edad. O se quedan con la ganadería de los padres o se tienen que ir fuera".

"El futuro se ve mal porque nacen poco nenos y tenemos una población muy envejecida. Mira, de la edad de mi hijo el mayor eran unos cuantos, pero de la edad del pequeño sólo estaba él y otro chavalín en el mismo curso. Ahora mismo en el colegio no sé cuántos hay, pero no llegan a veinte".

"Aquí los niños crecen con más libertad, pero todo queda también muy alejado. En San Martín ya tienen que ir al instituto a Vegadeo. Tienen que bajar todos los días sobre las siete y cuarto de la mañana y vuelven a las tres y media de la tarde. Y si tienen clases particulares en Vegadeo, entonces ya tienen que ir a las familias a llevarlos y a traerlos. Dentro de diez años sólo quedaremos aquí los que ahora tenemos cuarenta, cincuenta, sesenta años, porque la gente joven tiene que marchar".

"A ver, si se ponen difíciles las cosas y mis hijos no tienen dónde trabajar saben que la ganadería está aquí y podrán echar mano de ella. Pero si pueden elegir, no creo que lo hagan. Porque, además, cada vez la cosa se complica más, cada mes es más difícil. Ahora están echando la culpa a la guerra de Ucrania de la subida de los precios. Pero ya no puedes estirar más. Porque los xatos no te suben; aunque ahora subieron algo, 20 o 30 céntimos. Pero nada en comparación a como tenemos el pienso, el abono, el plástico para las bolas de silo, el gasoil... En el supermercado no vendemos carne fresca, pero ves cómo unas cosas se mantienen y otros alimentos suben. Y es lo que se habla: ¿quién se lleva esta ganancia? El ganadero, no. El productor. no. Veo, por ejemplo, que la fruta subió. Habría que preguntar a los agricultores si a ellos les subieron el precio de compra. Y como están los agricultores, estamos también los ganaderos. Somos los mismos, la gente que vivimos de la tierra, de los animales".

"Todo el mundo nos habla también de las ayudas de la PAC, pero que no se crea la gente que te dan una millonada y te solucionan la vida. Cualquier ganadero preferiría vender el xato al precio que realmente cuesta y que no le dieran subvención. Prefiere que paguen su trabajo y su producción a como la tienen que pagar en vez de que le estén dando esa subvención".

"Para evitar que se vacíen los pueblos, que miren por los ganaderos, que miren por nosotros. Si no, los pueblos sí que se van a la porra ya. Y ahora que están hablando del bienestar animal, no hay nadie que los cuide como los ganaderos. Nosotros vivimos para los animales, vivimos con los animales. Tú tienes un animal malo y estás pendiente de él las 24 horas del día. Y que luego digan que se maltratan a los animales… Ven a un pueblo, vívelo y así sabrás si realmente maltratamos o defendemos y cuidamos a los animales".

"¿Los eólicos? Pues todo lo que sea beneficio para la gente de aquí, que lo pasó muy mal hace muchas décadas; todo lo que sea vivir un poco mejor e ingresos para todos, a mí no me molesta. San Martín no tiene eólicos, pero qué más da que no tenga eólicos si se ven por todos sitios. Lo que sí estaría bien es que, ya que estamos rodeados de molinos que se supone que son para hacer energía eléctrica, que eso se notara en la factura de la luz. Pero no, eso no lo hacen".