Carmen, contra este modelo de parques eólicos: "Es colonialismo eléctrico"

"La transición energética que nos venden es falsa, no soluciona el problema que tenemos"

ASTURIANOS EN SAN TIRSO DE ABRES: Carmen Molejón

Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Carmen Molejón, portavoz de la plataforma Xente de Oscos Eo, el colectivo ciudadano que se ha organizado en la comarca para frenar la implantación de más parques eólicos. Molejón es ingeniera de Caminos y regresó en 2018 a su pueblo natal (Lourido, San Tirso de Abres) después de acumular una larga experiencia internacional como consultora del Banco Mundial en proyectos de cooperación relacionados con los recursos hídricos. «Volví porque creo que en los pueblos no solo está el pasado, también está el futuro».

"El petróleo hay que dejar de usarlo, se está acabando. Pero esta transición energética que están vendiendo es falsa, porque no soluciona el problema que tenemos. Debemos hablar claro y entender lo que hay detrás de todo esto, que es la intención desesperada de intentar mantener un sistema económico que es imposible de mantener en un planeta finito".

"Nadie está en contra de las renovables, sino del modelo energético que hay detrás. Es un modelo energético centralizado, donde unas pocas empresas producen energía en un punto y la transportan a los puntos de consumo, generalmente distantes. Casualmente este modelo es sostenido y alimentado por puertas giratorias en la que se intercambian sillas a cambio de favores".

"Es un modelo especulativo y extractivista. Es especulativo porque en Asturias hay en tramitación más de cinco veces lo que se prevé ampliar las líneas de alta tensión, según la planificación estatal de la red de transporte 2020-2025. Y es extractivista porque se socializan los impactos y se llevan los beneficios. Tomando como base los datos de los proyectos en tramitación de parques eólicos, por cada 10 MW instalados, estas empresas facturan anualmente 2,9 millones, y lo que ofrecen a los concejos directamente afectados está en torno de 15.000 y 25.000 euros al año. Las cifras hablan por sí solas".

"Además, este modelo es inconsistente con otras políticas públicas. Un buen ejemplo de ello es Taramundi, el concejo más amenazado de toda Asturias. Fue la cuna del turismo rural y, tras más de 30 años de inversión pública y privada, está en riesgo de sacrificar su modelo socio-económico para convertirse en Taramundi eólico, con 95% de su territorio a menos de un aerogenerador de más de 165 metros de altura".

"La transición energética que se nos plantea es falsa, porque no soluciona el problema que tenemos. Según argumentan ampliamente científicos como Antonio Turiel (investigador en el Instituto de Ciencias del Mar del CSIC), esta transición tiene varios problemas. Primero, no vamos a poder producir la misma cantidad de energía que consumimos. Es decir, será imposible mantener el consumo actual únicamente sustituyendo la fuente de origen energético sin atender a mayores cambios estructurales en el sistema económico actual, que necesita del crecimiento para funcionar. Además, no hay materiales suficientes en el mundo para la implementación masiva que se pretende. Y existe una alta dependencia con el combustible fósil en todo el proceso, desde la extracción de los materiales, hasta su instalación, mantenimiento y, eventualmente, desmantelamiento".

"Esta transición es un modelo centrado en la parte eléctrica, que representa el 20% del consumo de energía final en el mundo, y existen dificultades en incrementar el uso de la electricidad. Actualmente, las dos tecnologías en las que se confía para aumentar el consumo eléctrico son el coche eléctrico y el hidrógeno verde, pero estas tecnologías no pueden masificarse debido a sus necesidades de materiales escasos, dependencia de energía fósil e ineficiencia. En resumen, la transición energética no se reduce a cambiar de fuentes de energía fósil a renovables, sino que requiere un cambio de paradigma más profundo que abandone la premisa de un sistema basado en el crecimiento infinito, ya que el planeta es finito".

"Y por si no fuese suficiente, este modelo energético es incompatible con la protección de la biodiversidad. Lamentablemente, los cambios normativos a nivel estatal y europeo, buscan agilizar la tramitación de estos proyectos a costa de no evaluar sus impactos en el medio ambiente. Y no es el dilema de seguridad energética o protección de la biodiversidad. Si queremos seguir existiendo necesitamos ambos, necesitamos energía y biodiversidad. El propio IPCC (el panel intergubernamental del cambio climático) reconoce que la primera medida de combate al cambio climático es proteger la biodiversidad".

"Este modelo amenaza directamente al medio rural, en el caso asturiano, al Occidente, pero debemos entender, que el medio urbano también está en riesgo. Ante un desabastecimiento de energía y alimento, que es un escenario posible si seguimos negando la realidad y siguiendo adelante con este planteamiento autodestructivo, la población más vulnerable es la urbana".

"Nosotros defendemos una transición energética justa basada en un modelo de energía renovable distribuida, donde gestionemos a demanda y viendo cómo reducir el consumo: acabando con el derroche, disminuyendo drásticamente las pérdidas energéticas y cambiando nuestros hábitos para reducir nuestro consumo. Es ese modelo proponemos acercar la generación de energía a los lugares de consumo, favorecer el autoconsumo residencial, industrial, y urbano y promover los modelos de gestión de energía participativos y democráticos como las comunidades energéticas. Tenemos que evaluar las oportunidades energéticas de cada zona, y considerar los usos no eléctricos de las renovables, como los mecánicos y térmicos. En este modelo, los proyectos de mayor escala sólo se instalarán en base a una robusta y real ordenación territorial, una planificación y una participación ciudadana. Pero todo esto tiene que ir de la mano de cambios estructurales mayores, orientados a cambiar el sistema que promueve el crecimiento infinito. Y es posible, hay estudios que muestran que con el 10% de la energía y materiales que se usan, que se podría mantener el mismo nivel de bienestar".

"Lo que tenemos en el Occidente es un caso de colonialismo eléctrico, claramente. Le cuento el ejemplo de mi pueblo, Lourido. Es el ejemplo cualquier pueblo de Oscos-Eo, que están en una situación igual o peor. Vivo en un pueblo al que afectan tres proyectos en tramitación. Son quince molinos en total, que se sumarían a los tres molinos que ya sufrimos acústicamente. Los molinos tienen impacto sobre la flora, sobre la fauna, sobre el suelo, sobre el agua, sobre el paisaje y sobre el patrimonio cultural. Es decir, cada parque tiene un impacto muy considerable, pero aún es mayor si se hace una evaluación de conjunto, que nadie está haciendo la evaluación de impacto acumulado. Y no son sólo de los molinos, también de las líneas de evacuación asociadas. Pero también hay un impacto sobre nuestras oportunidades socioeconómicas. En Taramundi los turistas lo están diciendo. Firman contra ese modelo de implementación masiva de eólicos porque no quieren venir a ver montañas rebanadas por los eólicos".

"No hay que ser muy avispado para ser conscientes de que los parques eólicos tendrán un impacto negativo. Y, además, a nivel de empleo es poquísimo lo que se genera. En cambio, en Taramundi hay 33 personas que viven de las navajas. Solamente de las navajas. Aparte de los que viven del turismo o la ganadería. No solamente es lo que generan, también es lo que destruye. No tiene sentido que la comarca Oscos Eo, por un lado, desarrolle una estrategia de turismo sostenible y, del otro, lado aplicar este modelo".

"Es decir, nos están echando. Nos están echando para intentar mantener algo que no es sostenible y, además, haciéndolo en territorio que es extremamente valioso para el contexto que estamos viviendo de cambio climático. La Reserva de la Biosfera se va al garete si vienen todos estos parques eólicos. Este modelo no es bueno para la mayoría. Es bueno para las arcas de pocas empresas y de grandes cargos políticos".

"Nosotros no estamos diciendo ‘no a las renovables’, decimos ‘no’ a cómo se quieren implantar. Esto es un tiro en el pie para todos, no solamente para los que vamos a sufrirlo directamente en el Occidente. En vez de estar en esto, deberíamos estar pensando en cómo fijar población en los pueblos, en como generar alimento en los pueblos. Tenemos un territorio extraordinariamente valioso, con suelo fértil y agua y en Asturias el 95% de la verdura fresca que se consume no es asturiana. Estamos regalando un tesoro para beneficio privado de grandes especuladoras".

"Y además, hay una alta desinformación. Muchos propietarios que están recibiendo dinero por tener molinos en su tierra ahora dicen que, si lo hubieran sabido, se hubieran negado. Porque tienen que declarar el IVA trimestralmente y acudir a una asesoría para que se lo haga. O si tenía una pensión y no tenían que declarar a Hacienda, ahora tiene que hacerla y lo que les queda es casi nada. Y, además, ahora van a producir tres veces más de energía pero las compensaciones serán muchísimo menores que en primera ola de los eólicos. De todas formas, el corazón del problema es que tenemos que ir hacia otro modelo. Estamos en un momento clave de la historia de la humanidad y más que nunca, tal como decía Gandhi, el futuro depende de lo que hagamos en el presente".