Marcos avisa de que Asturias pierde toda su riqueza forestal

"Los incendios cada vez son mayores porque el monte está abandonado"

ASTURIANOS EN SANTA EULALIA DE OSCOS: Marcos Álvarez

Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Marcos Álvarez, empresario maderista. Marcos Álvarez, de 45 años. es ingeniero forestal y la tercera generación de una empresa familiar dedicada al sector de la madera. Tiene tres hijos. Nació en el pueblo de Quintela y quiso quedarse en los Oscos. Ahora le preocupa la transformación en un «macroparque» eólico de su comarca, que logró salir del pozo en que vivía y evitar el vaciamiento total gracias, en parte, al turismo rural, sustentado en un paisaje que ahora cambiarán los molinos.

"Mi abuelo fue el que empezó como maderista, hace unos 60 años. Mi padre, con 14 años, ya se incorporó a trabajar con mi abuelo. Yo estudié Ingeniería de Forestal en Lugo, luego trabajé cuatro años en el grupo de desarrollo de Oscos-Eo, en un proyecto ambiental para mejoras paisajísticas y corrección de impactos. Cuando se me acabó el contrato, volví a incorporarme aquí a la empresa. Tuve la oportunidad de irme a otros sitios a trabajar, pero preferí apostar por esto. Conocía más o menos el sector. Mi padre se jubiló hace cinco años y ahora ya estoy yo al pie del cañón todos los días".

"El famoso plan Oscos-Eo fue muy importante para nosotros. Se pusieron en marcha un montón de infraestructuras necesarias que no había. Hubo un cambio muy importante. Más adelante, con los programas Leader, se apostó mucho por el turismo rural. Durante muchos años se trabajó en esa dirección y eso, aunque no frenó la despoblación sirvió para que mucha gente se quedase y para ponernos en el mapa. Pero desde hace un tiempo parece que cambiamos la dirección. Ahora parece que nos tenemos que dedicar a producir energía y cargarnos el paisaje, que es lo más significativo que tenemos. Digamos que la apuesta del Principado ahora para esta zona son macroparques eólicos, que no sé dónde nos va a llevar".

"Estar en contra de la energía eólica no es fácil tampoco. Pero, vamos a ver: bien distribuida, bien diseñada, pues no está mal del todo, aunque tendrá sus deficiencias. Pero lo que ponen aquí encima de la mesa es una barbaridad. Estamos hablando de un montón de parques eólicos. Una auténtica barbaridad. En torno a veinte parques había hace poco tramitándose en distintas fases. Eso sí que puede transformarnos totalmente. Tenía que ver una planificación supramunicipal donde se valore la comarca en su conjunto, se analice y se mire la capacidad de carga que pueda tener. Esto es un despropósito total".

"El 70% de la superficie de Asturias es forestal y llevamos muchos años sin política forestal. La realidad no es que ese 70% esté produciendo, ni mucho menos. Desde el Gobierno regional no invierten prácticamente nada, tanto en montes públicos como en ayudas a privados para que se hagan silvicultura. Echo de menos que no se de más formación al propietario sobre cuándo plantar, qué especie, cómo hacer los tratamientos silvícolas. Y todo para conseguir una madera de calidad, que es lo que se está demandando y lo que deja un valor añadido mayor. Porque ahora estamos produciendo madera de segunda, para palets y embalaje".

"Este es un problema que arrastramos desde hace años. Porque el proceso forestal es a largo plazo. Lo que hagas ahora lo ves dentro de 15, 20 o 30 años. Pero no hubo una política forestal clara en ningún momento en Asturias. Todos los partidos políticos, cuando entran, dicen que van a hacer, pero pasan los años y el plan forestal es siempre la asignatura pendiente".

"El eucalipto, por la fábrica de Navia, tiene mucha demanda, cada vez más, porque van haciendo ampliaciones. También en el mercado del pino, desde la pandemia, hubo un aumento de demanda que conllevó un aumento de precios. Tras el confinamiento, la gente invirtió mucho en arreglar cosas en casa. En los Estados Unidos, donde las casas son la mayoría de madera, se construyó muchísimo y la madera de Europa fue a cubrir esa demanda".

"Desde hace dos años o tres se está cortando muchísima madera de pino, creo que más que la que se debería. Además tenemos el problema de la banda marrón, el hongo que afecta tanto a los pinos. Si se corta mucha madera antes de turno de corta, cuando pasen unos años vamos a echar de menos todo eso que se corta ahora".

"En los últimos años cada vez más se tiende a usar la madera en construcción, es algo que se nota. Eso hace doblemente sangrante que no tengamos un plan forestal. Porque puede ser un recurso perfectamente válido para el medio rural. El territorio tiene mucho potencial productor. Pero vas al monte y te encuentras con monte abandonado que la gente plantó en su momento pero no volvió por allí, no hizo nada de silvicultura. Y entonces la madera que puedes sacar de ahí es de muy poca calidad. Pero esto no se cambia de hoy para mañana. Es decir, lo que estamos cortando hoy fue lo que plantaron nuestros abuelos, seguramente".

"El monte está abandonado. No hay silvicultura. Y los incendios se previenen mucho mejor cuando hay actividad en el monte. Ahora, cuando hay incendios, cada vez son mayores. También afectará el cambio climático, no solo el abandono, porque las temperaturas cada vez son más altas, pero hay combustible por todos lados. Antes los paisanos limpiaban los caminos, había prados, a veces incluso en medio del monte, y ahora la gente mayor se fue jubilando, se fue muriendo y quedando todo abandonado, con los caminos cerrados. Así, los destrozos cada vez son más grandes cuando hay un incendio con unas condiciones meteorológicas desfavorables".

"Además, varias cooperativas forestales que había en Asturias, casi todas han desaparecido. Se dedicaban, un poco al abrigo de la administración, a trabajar en montes públicos, aunque también trabajaban para privados. Creaban puestos de trabajo, algo que en el medio rural era muy importante. Y con todos los trabajos que hagas en invierno evitas incendios en verano. Vale más gastarlo en prevención que en extinción. El año pasado, concretamente, ni sacaron una línea de ayudas que todos los todos años daban a la repoblación forestal para particulares".

"Otro problema que tenemos es que nos come la burocracia. A veces, para cortar en un monte hay que solicitar a distintas administraciones. Y si está a lado de un río, por ejemplo, hay que ir a la Confederación Hidrográfica. ¿Y tú puedes creer que la Confederación tarda un año en contestarte? Un año. Eso es sangrante. Llevamos años demandando que haya una armonización entre administraciones para que hagan una gestión integral de los permisos de corta. En Galicia ya existe lo de la ventanilla única famosa. Pero aquí hasta hace 6 meses aún estábamos con el permiso en papel, como el año que empezó mi abuelo. Aquí pedimos cosas a través de la asociación de maderistas, Asmadera, y nada, no conseguimos prácticamente nada".