Cristina Menéndez Garrido, de 45 años, "de Soto de toda la vida", tuvo dos vidas profesionales. La primera comenzó con poco más de 20 años, tras completar la Ingeniería Técnica en Topografía en Mieres. Duró quince años, hasta que la crisis se llevó en el año 2013 la empresa para la que trabajaba, sobre todo en el sector de la obra pública. Buena parte de su actividad como topógrafa se desarrolló en los trabajos de la Autovía del Cantábrico a medida que iba avanzando hacia el Occidente de Asturias, aunque también fue jefa de topografía en el desarrollo del PEPA, el parque empresarial de Avilés, y en la construcción del túnel del tramo de autovía Grado-Peñaflor. La segunda vida profesional de Cristina comenzó cuando, con 35 años, decidió volver a estudiar, sacó un grado superior en Administración y Finanzas, se recicló por completo, y ahora es empleada de banca. Trabaja en Soto. Así ve el concejo donde también reside:

"La autovía lo cambió todo. Con la llegada de la Autovía del Cantábrico, al estar tan bien comunicado, surgieron nuevas urbanizaciones. Se fue edificando, sobre todo, alrededor de la rotonda de Soto y en dirección al hotel del Palacio de La Magdalena. Vino bastante gente, fundamentalmente por el hecho de que era más barato comprar un piso aquí que en Piedras Blancas o Avilés. Y, además, el municipio está muy bien comunicado, en nada llegamos a cualquier sitio de Asturias".

"Soto ahora es un concejo residencial, mucha gente prácticamente solo viene a dormir. En Soto, hay menos vida por el pueblo que en La Arena, donde aumenta mucho la población en verano".

"La autovía acabó con aquellos atascos terribles que sufríamos, aún me acuerdo aquella caravana al volver de la playa. Era exagerado, horrible. Primero con los semáforos y luego con la rotonda, que descongestionó un poco la situación, pero no del todo. En verano cuando volvías de la playa o para la gente que iba a Galicia aquello era un caos. Aún recuerdo que, al volver de la playa de Aguilar, había veces que tardábamos dos o tres horas. Incluso parábamos por el camino para ver si despejaba para luego volver a arrancar. Fueron muchos años de atascos".

"Yo creo que toda esta zona del Bajo Nalón tiene mucho potencial. En Soto hay muchísimas cosas que ver y está realmente menos explotado y eso que este año la gente salió de la pandemia con muchas ganas de disfrutar y se llenó todo. Con la ría del Nalón, por ejemplo, se podía hacer muchísimo más. Sería estupendo que hubiera una pasarela con San Esteban, dar un paseo por La Arena y cruzar al otro lado caminando. Y tener otra comunicación además que "La Carmela", que ya tenemos por ahí danzando para atrás y para adelante y que también sube un poco río arriba, hacia El Castillo, que es un pueblo muy guapo".