Mónica Fernández, animadora sociocultural. Junto con su compañera Vanesa González, forma el dúo "Va de Verde y Azul", donde Vanesa es el personaje llamado "Verde" y Mónica Fernández, de 43 años, es "Azul". Juntas hacen cuentacuentos, teatro para escolares, juegos tradicionales, animación de fiestas... Son muy populares en el Bajo Nalón y más allá.

"Me llamo Mónica Fernández Gutiérrez y tengo 43 años. Vivo en un barrio de Riberas que se llama Traslacuesta, son cuatro casas. Vivir en un pueblo a mí me encanta. Tengo unos vecinos maravillosos, que se preocupan por mí como si fueran familia".

"A mí siempre me atrajo esto de la animación. Ya empecé haciendo teatro en el instituto, en Pravia. Entonces era más vergonzosa de lo que soy ahora, pero siempre me apuntaba a todas las obras para sacar dinero para los viajes de fin de curso. Empecé a trabajar con niños y a formarme como monitora de tiempo libre y así hasta ahora. Ahora, con mi compañera, hacemos animación de campamentos de verano, como el que hicimos este en Illas; actuamos en fiestas de pueblo, organizamos juegos tradicionales, hacemos de payasas, teatro escolar, cuentacuentos... Mi compañera se llama Vanesa González Fernández. Ella es ‘Verde’ y yo soy ‘Azul’, son nuestros personajes. Antes teníamos una empresa donde éramos tres. Se llamaba Tres Colores, cada una había elegido su color preferido: amarillo, verde y azul. Pero esa empresa la disolvimos. Ahora estamos ‘Verde’ y ‘Azul’. La gente que nos conoce nos llama por el color. Trabajamos como autónomas, nos llamamos Ve de Verde y Azul".

"La animación es uno de nuestros fuertes y nos conocen ya bastante. Llevamos más de quince años en esto. En una fiesta de pueblo mayormente no es complicado mover a la gente, los solemos enganchar bien con los juegos tradicionales. Llevamos megafonía, vamos caracterizadas como si fuéramos trasgos y nosotras también es que somos muy persistentes. Conseguimos enganchar a los niños y a los mayores. En algunos aspectos de este trabajo sí noté un cambio muy grande. Sobre todo, en las comuniones. Si vas a un evento de estos es muy difícil que te sigan la animación porque están más centrados en los regalos que les hacen, son todo nuevas tecnologías, es otra cosa. Les regalan el aro de Tik Tok, o esas plataformas de ruedas que no sé cómo se llaman, o los videojuegos, o las tablets, y es difícil competir con las pantallas. Además, cambia mucho también de la zona rural a la zona de la ciudad, en la zona urbana están más saturados de oferta. Y cuando hay un hinchable, tampoco. Contra un hinchable no podemos pelear. Hay gente que me llama para que vaya cuando ya hay hinchables y yo ya les advierto: que sepas que voy a ir pero no van a querer nada más que saltar".

"A mí trabajar con niños me aporta mucha satisfacción y mucho cariño. En la pandemia los eché muchísimo de menos. Los niños son muy espontáneos y si te dan un abrazo es porque te quieren. Es que me hacen mucha gracia, son muy simpáticos, los veo y hablo de ellos como si fueran míos. Estando en épocas complicadas, cuando se murió mi madre, tuve que ir a trabajar, y vas y te reconforta y te da alegría. Vas un día que estás superbaja y vuelves con las pilas cargadas. No solo por niños, también por los adultos en las fiestas, que se nos acercan y nos dicen: ‘Oye, vaya divertido’".

"Durante la pandemia, tanto relacionarme con la gente a través de una pantalla me estaba ya agobiando, me estaba saturando. Todos los días conectada al teléfono no sé cuantísimas horas. En aquella época, hicimos vídeos. También hacemos teatro escolar, donde trabajamos temas como la coeducación, la violencia de género, y lo hacemos muy participativo. Pues durante la pandemia grabábamos obras para que las vieran en vídeo y luego teníamos charlas con las aulas por Teams. Pero la primera vez que grabamos sin público, eché mucho de menos el público, incluso lloré. Porque me faltaba la gente, era muy triste".

"Ahora que ya no hay restricciones noté el cambio en las fiestas donde hacemos animación. Antes me costaba mover a la gente, pero después de estos años de parón la gente está entregadísima, muy receptiva la mayoría. Digo yo que el que estaba agriado antes de la pandemia ahora estará más, pero la mayoría está más animada. Se nota muchísimo, tenemos ganas de salir al mundo exterior y dejar un poco todo esto, divertirnos también un poco y, sobre todo, hacer vida social. A mí el trabajo me da alegría, me río con la gente, nos lo pasamos bien, jugamos. Pero no es todo pasárselo bien, esto lleva mucha preparación, que a veces la gente es que no lo ve. Ayer me pasé toda la tarde haciendo pruebas de plastilina porque tenemos que hacer cada día en un campamento de niños una actividad diferente y yo no sé hacer de todo".