Juan José Gutiérrez, minero jubilado. Juan el de La Torre, así lo llaman por el pueblo donde vive, trabajó en Hullasa, la empresa minera que sostuvo al concejo hasta los años 90 del pasado siglo. Fue concejal y está muy involucrado en la vida social, en actividades como Teverga Solidaria. Fue uno de los impulsores de la candidatura al «Pueblo Ejemplar» que la comunidad tevergana ganó en 2013.

Juan José Gutiérrez Alonso, minero jubilado, exconcejal, lleva ahora la junta del Montepío de la Minería en Teverga, además de colaborar en distintas actividades sociales. Fue uno de los que elaboró la candidatura que, en 2013, le valió a la comunidad vecinal tevergana el premio al "Pueblo ejemplar" de la Fundación Princesa. Así resume el pasado, el presente y el futuro de su concejo natal:

"La Teverga que yo recuerdo de la juventud era una población de cuatro mil y pico habitantes, con una industria importante que era la minería; con Hullasa, que llegó a tener en su época dorada, con las minas de montaña, unos seiscientos y pico trabajadores. En la minería en Teverga los sueldos no eran muy elevados, pero había una economía mixta. La mayoría tenía puesto de trabajo en la mina y luego una ganadería con sus cuatro vacas y una huerta. Se vivía relativamente bien. Hullasa, después de las minas de montaña, pasó al pozo San Jerónimo. En 1965 ya se eliminó el ferrocarril a Trubia, ya se bajaba el carbón en camiones. Toda la plantilla exterior se fue reduciendo. En el año 1992, cuando el cierre, éramos unos 220-230 trabajadores. Al cierre de Hullasa había dos opciones para los trabajadores. Ir a una nueva empresa, que era Teverga Minera, de Victorino Alonso, con el objeto de paliar un poco la pérdida de empleo. Y la otra opción era la indemnización, cinco millones de pesetas y dos años de paro".

"Teverga Minera hizo una explotación nueva con inversiones fuertes, pero en 1995-96 fuimos al paro y en 1998 cerraron las instalaciones. Poco a poco nos fuimos recolocando en Hunosa como excedentes de la minería. Primero, los que habíamos sido recolocados y no habíamos sido indemnizados y, luego, el resto de trabajadores de Hullasa que habían ido al paro. Eso, de alguna manera, palió la situación económica del concejo porque trajo prejubilaciones y jubilaciones de la minería. Y esos padres, con sus pensiones, sostienen en muchos casos a sus hijos que no encuentran trabajo o que tienen trabajos temporales, o planes de empleo municipales".

Un bajón precursor

"Hombre, el bajón de Teverga con el cierre Hullasa fue impresionante porque, aparte de aquellos puestos de trabajo, había todo el empleo alrededor de la empresa; restaurantes y demás. Se manejaba dinero. Me acuerdo de ir a trabajar a Figaredo, porque estaba recolocado allí y, por la mañana, cuando te cambiabas, dado el ambiente sindical que había en Hunosa, yo esperaba que hubiera debates. Pero mi sorpresa era que la gente sólo hablaba de cuánto le quedaba para jubilarse y de cuánto dinero le quedaba. Y yo les decía: ‘Yo vengo de Teverga, de una zona que quedó en la miseria prácticamente cuando cerró la mina. ¿Y de los hijos vuestros qué va a ser? Yo soy consciente de lo que va a significar el cierre de la minería en estas cuencas: vais para casa prejubilados con un buen sueldo, ¿y los que vienen detrás, qué? Ahora ya está claro cómo está la situación…".

Sin empresarios

"Hasta que cerró Hullasa, en Teverga tenías una empresa a donde ibas a ganar un sueldo, pequeño, pero tenías un empresario contra quien despotricar, a quién echar la culpa de tus males. Pero, de repente, en Teverga nos encontramos con que no había empresa, con que teníamos que ser nosotros nuestros propios empresarios. No había iniciativa, no había mentalidad de emprendedores. La gente fue malviviendo como pupo con el paro. Después fue cuando se planteó la creación del Parque de la Prehistoria. Al principio, se vendía la moto de que iba a paliar la pérdida de empleo de Hullasa. Estas palabras se las escuché aquí en Teverga al propio presidente Vicente Álvarez Areces. Y al final, ¿qué? Supuso una gran inversión, pero no llegan a diez trabajadores".

Pobres resultados

"En aquella época yo estaba de concejal. Preguntamos a los jefes de la Administración regional qué íbamos a hacer para que esa gente que iba a venir al Parque se gastase el dinero en Teverga. Puede que el parque sea rentable, pero si después no dejan el dinero… En Teverga no hicimos nada. La realidad ahora es que vienen autobuses con críos de colegios y tal. Vienen, visitan el parque, gastan allí algo en la cafetería y se marchan. En el Parque algún trabajador hay de Teverga, pero comparando la inversión con los frutos que dio, no creo que el resultado sea muy positivo que digamos".

"La idea era que aquel parque fuera el motor que moviera el turismo en Teverga, pero solo una vez se organizaron paquetes turísticos con visitantes que, además del parque, estuvieran en otros sitios del concejo. El parque funciona aislado, a su criterio, depende de la empresa pública Recrea. El objetivo del parque, que era también importante, dinamizar el turismo en Teverga, no se consiguió".

Un consorcio

"La Senda del Oso es un gran problema que tiene esta zona. Me acuerdo porque fui vocal en la Mancomunidad de los Valles del Trubia. La Senda digamos que no tiene un dueño legal. No hubo un acta de entrega a la mancomunidad por parte del Principado, que fue el que hizo la inversión. La mancomunidad, como no tenía fondos, reclamaba al Principado la reparación y alguna vez aparecía alguna subvención para reparar las vallas. Desgraciadamente hubo dos muertos por la situación de las vallas, que estaban podridas. La gente se arrimaba y caía al río. Hubo veces en que los dueños de los propios restaurantes y casas de turismo rural, tuvieron que ir a limpiar la Senda del Oso, porque no se transitaba. Ahora se han rehabilitado las vallas en el tramo tevergano, pero el firme está lamentable. Si no se establece un consorcio, o lo que sea que lo gestione, la Senda del Oso no volverá a tener el tirón que tenía".

"Quien más se benefició de la Senda fue Proaza por el tema del cercado de los osos. Porque llegas, aparcas y zas, puedes ir a ver a los osos. En 2008-2009 se amplió la senda de San Martín hasta el Parque de la Prehistoria y ahora parece que con el plan de turismo sostenible, que le han dado una subvención al Ayuntamiento de 1,9 millones de euros, se plantea acondicionar mejor ese tramo de San Martín al Parque de la Prehistoria, con áreas de descanso; potenciarla más".

¿Aportación privada?

"Cada Ayuntamiento limpia el tramo que le corresponde. Pero, claro, eso lo hacen cuando tienen un plan de empleo y personal. Mientras tanto están muy restringidos. Una duda que tengo al respecto es que las empresas de turismo activo todos los veranos tienen un negocio buenísimo en la Senda. Hay días que alquilan más a 300 bicicletas y yo me pregunto si esa gente tendría que colaborar en el mantenimiento de la senda. Es una incógnita que tengo. Si lo están explotando y es un bien público con interés privado yo no sé si pagan algún canon de alquiler, que no creo. Aquí todos nos beneficiamos, todos reclamamos que lo arreglen pero todos escurrimos el bulto".

"La idea que teníamos en la época en que existía la mancomunidad era crear un consorcio que promocionase a la senda. Incluso hubo una propuesta de que se encargase de gestionarla la Fundación Oso. Pero los ayuntamientos se opusieron, y yo creo que equivocadamente. Porque si tienes alguien que la gestione y que facilite las ayudas, pues bendito sea Dios. Aquí paz y después gloria".

Localismo y fusión

"Lo que pasó es que la mancomunidad se disolvió. Aquí no hay interés colectivo, cada Ayuntamiento iba a beneficiarse de la mancomunidad y así no vamos a ningún lado. Cada vez somos menos habitantes y hay empleados municipales en cada Ayuntamiento: va a llegar un día en que la mancomunidad nos la impondrán a todos. Porque no puede ser. Para cinco mil habitantes, que no llegamos, en los valles tener una Administración en cada Ayuntamiento…"

"Los Valles del Trubia serían un buen sitio para ensayar una unificación de concejos, la idea era ésa. Se estaba planteando en la mancomunidad unas oficinas centrales en Proaza, la sede que sería el futuro de los cuatro ayuntamientos. Es que no hay otra. Pero hay mucho localismo, claro. Cada uno barre para lo suyo".

El parque natural

"El parque natural de las Ubiñas-La Mesa, en el que está incluido el concejo, ahora está prácticamente paralizado. Sabíamos que era una figura un tanto polémica porque había muchas versiones contradictorias, pero entendíamos que era una oportunidad más que teníamos en Teverga. No estamos en disposición de desaprovechar nada, todo lo contrario. Primero se hizo un plan de uso y gestión y después la parroquia rural de Páramo lo llevó a los tribunales y se paralizó. Se estuvo intentando hacer un nuevo plan, un Instrumento de Gestión Integral (IGI), para el que hubo reuniones con vecinos, asociaciones, alegaciones… pero se está en un impasse. No se acaba de resolver. Yo acabo de leer en la prensa que a Somiedo le han dado un millón y medio en ayudas para el parque y me gustaría que nosotros entráramos en esa dinámica".

Mucho potencial turístico

"No se produjo la creación de una actividad alternativa a la minería. Se hizo el polígono industrial, que iba a atraer a empresarios de Teverga que tenían actividades fuera del concejo. Pero justamente se inauguró cuando la gran crisis de 2008 y la mitad de las empresas se fueron al garete. Ahora funcionan talleres mecánicos de reparación de automóviles, hay una empresa dedicada a las algas, hay un semillero para pequeños emprendedores…".

"Pero hay que ser realista y ver las condiciones en las que estamos. Teverga tiene una riqueza turística importante a la que creo que no se le está sacando rendimiento. Y hay muchas cosas que no se ponen en valor. Te cuento algunas. Por ejemplo, el hayedo de Montegrande y la cascada del Xiblu. Ahora se hizo un aparcamiento, allí subiendo a Ventana, pero no está acondicionada para que la gente venga. Antes había visitas guiadas por distintos atractivos del concejo, yo hacía algunas, pero ahora la gente va por libre y no es lo mismo. A la gente le encanta que tú les expliques, por ejemplo, las formas de vida de antes. También tenemos, por ejemplo, lo que se llama el ‘Castañéu de mil’, porque es de muchísimos propietarios. Es enorme y ahí ibas a coger las castañas y a cuidar que no te las cogieran. De aquella, se utilizaban para engordar los cerdos y para el consumo humano. Pero hoy están ahí, se pierden, las comen los jabalíes. Aunque tenemos, no lo aprovechamos. Otro ejemplo es Cueva Huerta, se pueden visitar trecientos metros y hay 14 kilómetros investigados, sin que se sepa todavía donde acaba, pero no se pueden visitar más metros porque hay una colonia de murciélagos. ¿Pero no hay manera de buscar una fórmula de que se respete a los murciélagos y se pueda poner la cueva en valor? Lo mismo con la colegiata, que se podría aprovechar más en invierno para las visitas. O tenemos la iglesia de Santa María de Villanueva, que es un monumento nacional del románico y aunque hay una señora que te da la llave para que la veas, no es lo mismo que te la expliquen. Y, otro ejemplo: en la braña de Tuiza hay un teito que era una reliquia. Las fotos de ese teito dieron la vuelta por las redes sociales. Pues ahora mismo la mitad está en el suelo…".

"Hay muchos recursos, pero hay que creer en ellos y ponerlos en valor, no inventar cosas extrañas. Por ejemplo, hay una galería desde el pueblo de Santianes al pozo San Jerónimo. Dos kilómetros. Intentamos recuperarla, una galería de verdad, y en el Plan de Desarrollo Sostenible se plantea hacer una galería virtual. Si tienes una mina auténtica para qué quieres una mina virtual. Deja la gente en paz, que llene los pies de barro y vea las goteras del techo. El Museo de la Minería está muy bien, pero una mina hormigonada para entrar en zapato bajo no es una mina. ¿Me entiendes?".