Cuando acabó la carrera de Derecho, volvió a Luarca para ejercer. No tenía ninguna duda de que quería volver. Como su padre, Román Suárez Blanco –que fue alcalde de Valdés y presidente de Caja Rural, fallecido en 2012–, Marcelo Suárez es un enamorado de Luarca. Se deja fotografiar en la conocida Mesa de Mareantes y desde allí, desde lo alto, echa un vistazo a su vida y a su Villa Blanca.

"¿Viste la película ‘Cocodrilo Dundee’? Pues así era yo cuando llegué a Oviedo. Porque una de las cosas que estábamos acostumbrados a hacer en Luarca era ir saludándose por la calle y en una ciudad, aunque sea en una del tamaño como Oviedo, cada uno va a lo suyo. Estudié Derecho en Oviedo entre 1983 y 1988. Durante aquel tiempo vivía en casa de unos tíos. Pero yo siempre tuve mucho apego a Luarca y, bueno, yo todos los fines de semana que podía venía para estar con mis amigos, con mi familia y también por ese imán que tiene Luarca para los luarqueses".

"En estos últimos treinta o cuarenta años esto cambió. Mucho si nos remontamos a cuando éramos niños. Esto era un paraíso en todos los sentidos. Los recuerdos que pueda tener un niño, además, siempre engrandecen lo bueno, y lo malo uno ni se fija en ello. Para nosotros este lugar era una maravilla. Teníamos mucha libertad para andar de acá para allá. Podíamos hacer cosas que hoy en día si las haces acabas detenido o sancionado por varias administraciones. Ser niño en Luarca, tanto para los que éramos de aquí como para los que venían de fuera, era una cosa que no se podía pagar con dinero. Quienes fueron niños aquí en Luarca yo creo que la llevan muy dentro y, aunque no tengan la suerte como yo de poder seguir viviendo aquí, hacen todo lo posible por traer a Luarca a sus amigos para presumir de patria o ayudar allá donde estén a que el concejo salgan adelante".

"El viaje a Oviedo era terrorífico. Tenías dos alternativas: ibas por el interior o ibas por la costa. Cualquiera de las dos era igual de mala. Eran muchísimas curvas. Tenías que parar a mitad del camino para no morir en el empeño. Me acuerdo cuando empecé a trabajar y nos señalaban vistas de juicios a las 9 de la mañana. Pues tenías que levantarte a las 6 para estar seguro de que llegabas".

"Sin embargo, al estar tan lejos la gente que nos venía a Luarca a trabajar se veía obligada a quedarse a vivir aquí. Imagínate: alguien que tuviera que trabajar en un banco, como profesor del instituto o como funcionario en el Ayuntamiento o en una Consejería. No podían estar yendo y viniendo todos los días dos horas para acá o dos horas para allá. Venían a vivir con sus respectivas familias porque, además, en aquella época tampoco era tan frecuente como hoy que trabajasen las mujeres y era más fácil que pudiera desplazarse toda la familia. Pues todo eso enriquecía mucho con ideas y gente nueva la vida de Luarca. Era gente que llegaba con ideas nuevas, con inquietudes. Como ves, por ejemplo, que ocurrió en Avilés; como ocurre en Gijón, o como ocurre en los últimos tiempos en Navia".

"Pero todo eso con la autovía yo creo que lo perdimos. Mi padre, Román Suárez Blanco, siempre comentaba que una de las ventajas de Luarca, además otras muchas buenas que tiene, es que era final de etapa. Eso quería decir que, o parabas aquí o no te daba el cuerpo para más. Eso era muy importante. Nos convertimos en centro de la comarca en parte por todo lo que venía de atrás: por las industrias, empresas y gente con mucha iniciativa. Pero en parte también porque nos venía regalado por las dificultades que tenía el camino".

"En materia de riqueza y de actividad económica no cabe duda que Navia está ahora mismo boyante. Si le preguntas a uno de Navia no te dice lo mismo. A lo mejor quisiera más, pero visto desde aquí pues sí da la impresión de que tienen más actividad, más facilidades en lo económico. Pero, bueno, yo no soy tampoco muy amigo de compararme con el de al lado. Yo diría que, para salir adelante, lo primero que tienes que mirar es lo que tienes y a partir de ahí ver lo que puedes hacer. Aparte, a Luarca y a Navia los considero muy próximos no solo en distancia física. También en que hay mucha gente en Luarca que está trabajando en Navia y hay mucha gente en Navia que está ligada a Luarca. Y así debe ser, porque somos todos de este lejano oeste".

"Yo creo que en las alas en Asturias, en general, no estamos muy para tirar cohetes. Vamos perdiendo población desgraciadamente. También estamos tratando de volver a ver qué somos y lo que podemos hacer, pero, claro, eso en la medida en que la población se concentra en el centro de Asturias allí va a haber más material para inventar. No obstante, yo creo que, aunque seamos pocos, más nos uniremos para salir adelante. Yo tengo gran confianza y grandes esperanzas en eso".