Juan Pedrayes se doctoró en arquitectura con una tesis en la que acometía un análisis urbano en profundidad de Villaviciosa. Es, además, especialista en arquitectura tradicional y forma parte de la Mesa del Hórreo, que está elaborando una nueva normativa regional para garantizar la pervivencia del característico granero asturianos. Es autor de distintos artículos en prensa y del libro, editado por la Asociación de Amigos del Paisaje de Villaviciosa, «Cubera», titulado «Pedro Antonio de Peón, duque d’Estrada. Un reaccionariu modernu na Asturies del XVIII». A continuación, hace su análisis particular de la Villaviciosa del siglo XXI, salpimentándolo humor e ironía.

«Lo primero, habría que hablar de cómo era la vida en el concejo de los años 50 y 60 para contar después cómo cambia la Villa. En los años 50 y 60, cuando yo era un guaje, el mundo era más pequeño. Era todo como más familiar, por decirlo así. La Villa era la cabecera de un concejo que era ya un concejo-comarca, con una aldea superpoblada. Villaviciosa tiene su propia cuenca hidrográfica y eso no deja de ser singular, eso genera unos los límites, que te los marcan los montes. Por eso a la Villa no llegó el ferrocarril, porque había que bajar y subir y era un follón».

Playa de Rodiles. | Julián Rus

El concejo-comarca

«De aquella ya se tenía de todo. Teníamos ya dos llagares. Además, la sidra achampanada El Gaitero siempre estuvo ahí, desde finales del XIX. Fue una empresa absolutamente singular que estaba en medio de la ría para sacar en barco toda la producción. También estaba la transformación de leche de la fábrica “El Molinero”, que luego compró Nestlé en 1963 y que llegó a tener cerca de 400 empleos. También teníamos la Estación Pomológica, que arrancó a finales de los cincuenta. Y aquí hago un pequeño excurso. Yo colecciono utopíes y Asturias se reforma radicalmente en los años 50 para crear una utopía falangista a través de esa maquinona de la autarquía que era el INI (Instituto Nacional de Industria). La Pomológica formaba parte de esa utopía. Nosotros tuvimos aquí una escuela de capataces que funcionó hasta los años 70 o primeros de los 80 y que luego desapareció. Llegaron los socialistas y dijeron que todo el mundo tenía que tener una carrera y eso de la formación rural desapareció».

«Bien, en aquellos años también tenemos la aldea en pleno funcionamiento. La Villa era cabecera de comarca y tenía todos los servicios, un comercio bastante potente y un mercado, los miércoles, absolutamente bestial, al que la gente bajaba en burro. Teníamos un poco de todo. También teníamos una cosa que no se conoce mucho y es que nosotros funcionamos un poco como San Esteban de Pravia: hasta el año setenta se sacaba desde El Puntal el carbón de Antracitas de Viñón, en Cabranes, y allí estaban los costeros, los barcos de 400 toneladas que andaban por todo el Cantábrico, entrando y saliendo de El Puntal hasta el año setenta, que fue el crack de las minas de carbón».

Nestlé y la autovía

«¿Pero qué pasa en el siglo XXI? Pues, ya de mano, empezamos fatal porque marcha Nestlé. Vende su fábrica en 1999 y la compra Capsa. Ya antes había cerrado también Mantequera de Villaviciosa (en Amandi). Nestlé tenía 400 y pico empleos, había un porrón de gente y aunque Capsa mantuvo parte de la producción, ya aquello no era lo mismo. Capsa posteriormente cerró también (2012). Así que empezamos fatal el siglo. Por cierto, que donde estaba Nestlé ahora hay un Mercadona. Es el signo de los tiempos».

«Lo más importante en estos 22 años que llevamos del siglo XXI fue la llegada de la Autovía del Cantábrico. En la Villa confluyen los dos tramos de Oviedo y Gijón de la Autovía del Cantábrico, la nueva “Y”, tenemos un Serín. Digamos que la autovía nos aforquetó. Con la autovía es la llegada de la “movilidad sobremoderna”. A la autovía yo la llamo Carel Street ­–“carel” es un término que significa canto, borde de una lancha… es un recuerdo de las Edge Citys, las ciudades de borde americanas–. La autovía es una calle de borde que va creando una ciudad de borde entre Coruña y San Sebastián, un filamento o rizoma urbano que se está densificando. La autovía es parte de la movilidad sobremoderna, propia de este siglo, que según la definición del antropólogo francés Marc Augé, se basa en los vuelos baratos, en los trenes de alta velocidad y en las autopistas, creando lo que se llama los territoriantes. Es un concepto geográfico que surge a principios de los 2000 y que define a los que viven en tres distritos a la vez pueden: vivir en la Villa, pueden vivir en Madrid y pueden vivir en Londres, por ejemplo, pero a la vez. Digamos que la humanidad vuelve al nomadismo, después de 4.000 años de sendentarismo, vuelve al nomadismo».

«La movilidad sobremoderna genera una actividad muy potente. Así que nosotros pasamos de aquella utopía autárquica falangista de la que te hablaba, en la que la Villa era autosuficiente, a enchufarnos directamente a la conurbación del área central de Asturias. Una conurbación es distinta de una aglomeración. Por ejemplo, París sería una aglomeración, que es un centro que genera una mancha urbana. La conurbación es cuando hay varios núcleos y no hay ninguno dominante. Esos somos nosotros claramente: una conurbación Oviedo-Gijón-Avilés».

La ría de Villaviciosa. | Julián Rus

Llega Meta-Madrid

Además de la autovía, también nos enchufamos a una cosa que se llama “Meta-Madrid”, que es cuando el Madrid va creciendo en forma de filamentos urbanos, ciudades lineales que se van densificando también. Uno va hacia el norte: Valladolid-León-Asturias. Otros dos van en dirección a Albacete y hacia el sur, y otro va en dirección a Valencia. Nos conectamos a Meta-Madrid y empezamos a bombear gente de fuera. Y así entramos en el siglo XXI a tope. Eso fue gracias a la autovía del Cantábrico. Ahora, en una hora, estamos en León, en Luarca o Torrelavega o en dos horas y media en Bilbao. El otro día estuve trabajando hasta las 11, tomé el vermut en San Vicente de la Barquera, comí en Comillas, fui a dar una vuelta por Santander y a las 9 estaba en la Villa».

«Eso es ya una realidad. Con la autovía entramos en dependencia de los núcleos centrales de la conurbación. El turismo creció. En este sentido, yo creo que un país que tiene un PIB del turismo del más del 12 por ciento es un país de pandereta. Si te fijas, Alemania, Francia o Inglaterra tienen un PIB turístico del siete o el ocho. No es malo que haya turismo, lo que no puede es haber tanto turismo en proporción de. ¿Qué nos diferencia a nosotros de Francia? Que ellos hacen los aviones y nosotros montamos los coches. Somos una cadena de montaje. Donde realmente hacen los coches es en Alemania. Asturias está ya al nivel de España en cuanto a turismo. Esto que no quiere decir que haya que machacar el turismo, pero tiene que haber otras cosas».

Tazones. | Julián Rus

Sin suelo industrial

«Bueno, en Villaviciosa se produjo una terciarización de la economía. No obstante, seguimos siendo líderes en sidra natural y en sidra achampanada estamos muy bien».

«Pero hay un problema que no resolvimos y es no tenemos polígono industrial. Por incompetencia de los gobiernos municipales, por una parte y, por otra, de los gobiernos autonómicos, que cuando aplicaron la Ley del Suelo asturiana dijeron que en suelo no urbanizable no se pueden hacer usos industriales. Teníamos unas categorías de uso suelo genérico de tolerancia agroindustrial que nos permitiría tener pequeñas actuaciones industriales en la aldea. La Ley del Suelo asturiana eso se lo cargó y la aldea desde entonces tiene que tener vaques y sidra, nada más. Esa mentalidad existe. Tenemos un problema con la tecnocracia ovetense. El expresidente Rodríguez-Vigil decía en una entrevista reciente que uno de los problemas Asturias es la tecnocracia ovetense, formada por gente que estará cualificada pero que no conocen el país. Se proyectó un macropolígono en la rasa de Selorio, los comunales de toda la vida, y se aprobó, pero tenía unos problemas de desarrollo del copón porque es muy caro. Hay otro proyectado en Amandi, La Baragañes, pero está parado».

Buena hasta para morir

«Somos una sociedad conservadora aunque, cada vez menos. No obstante, el cuerpo a cuerpo en la Villa siempre se dio. Puede haber gente que tenía dinero y gente que no, pero todos nos relacionamos con todos. La mentalidad es muy familiar, muy conservadora. Pero maravillosa. Hay quien me dice: ‘Es que en la Villa no tenéis prisa para nada’. Y yo les digo: ‘Nosotros a vosotros os sacamos varias semanas de ventaja por la facilidad que tenemos para hacer las gestiones. El ahorro anual en tiempo es espectacular. Digamos que yo salgo del estudio, voy a ver al párroco, voy a ver al alcalde voy a ver a registrador de la propiedad, voy haciendo el recorrido y ya los veo a todos. Y no tienes que preocuparte de si te atropellan, o de si un taxista te insulta porque no pasaste por el paso de cebra. También hay una cosa que está muy bien: si te atropella alguien, sabes que será un amigo o un pariente y quien te lleve al hospital será un amigo también, no un cualquiera que pase por ahí. Además, una cosa buenísima de los pueblos es que los entierros tienen alma. Tú vas a los entierros en la ciudad y es para morirse de asco. Aquí sigues teniendo un entierru curiosu».

Con imagen de marca

«Y hay una cosa importante en Villaviciosa. Tenemos imagen de marca. La sidra, la ría, Tazones… y somos conscientes de ello. Y eso no todo el mundo lo tiene. Hay una cosa que se llama el ‘genius loci’, el espíritu del lugar, y el nuestro es que tenemos un alto concepto de nosotros mismos. Estamos totalmente convencidos de que Villaviciosa es el sitio más cojonudu del mundo. Eso es importante. Estoy hablando de los “pata negra”, de los que estamos aquí de siempre, no de los que llegaron de Gijón porque era baratu el pisu, o lo que sea, jajaja. Tenemos claro que Villaviciosa que es un buen lugar para vivir y para trabajar».

El casco antiguo de Villaviciosa. | Julián Rus

Escala y masa crítica

«La villa son 6.000 habitantes, tenemos una buena escala, una pequeña ciudad muy compleja urbanísticamente y sin muchas desgracias; sigue teniendo una arquitectura razonable y un tamaño muy buenu. Tú, por ejemplo, vas a Colunga y ves que claramente les faltan habitantes. Le faltan 3.000 habitantes, no tien masa crítica. Nosotros tenemos masa crítica suficiente, y eso diferencia a una villa de otra. Otro ejemplo, Llanes no tiene hinterland, no está en la conurbación. Sólo está en el Carel Street, pero nosotros achicamos de los dos sitios, de Oviedo y Gijón. Estamos mucho mejor posicionados que Llanes en ese aspecto y Llanes está cayendo en el turismo más bestia. Tiene una economía menos equilibrada que nosotros, aunque tenga más relumbrón».

Villaviciosa es un lugar para vivir y para trabajar. Nosotros, como villaviciosinos, lo queremos enfocar realmente así. Estamos en una situación realmente buena dentro de la conurbanción. Esa es nuestra mejor baza. Coges el coche y en una hora estás en Luarca, en hora y media pelada en Ribadeo. Tenemos instituto, colegio, seguimos teniendo un colegio privado, una hostelería potente y de calidad y unos llagares de los mejores de Asturias. El sector servicios está bastante bien, hay un poco de todo. En la Villa tenemos bastante cosas. Tenemos un nivel alto de actividades culturales. En el Ateneo Obrero llegaron a un acuerdo con el Ayuntamiento, lo acaban de inaugurar hacer unos meses y hay muchas actividades. Está Teatro Contraste, un grupo de primer orden nacional en el teatro aficionado. O la actividad la asociación de Amigos del Paisaje de Villaviciosa, Cubera... 

La marcha del IPLA

«Sí, hay un poco de todo. Y en ese sentido, lo que nos pareció fatal fue cuando la presidenta del CSIC –la asturiana Rosa Menéndez, recientemente sustituida al frente del principal organismo científico español– nos sopló el IPLA (Instituto de Productos Lácteos) por el morro y lo va a trasladar a La Corredoria, Oviedo. Todos los que estaban en el IPLA estaban contentísimos porque muchos no viven en la Villa. Pero eso sí, son científicos. Parece que hoy nadie puede criticar a los científicos. Por definición tienen que ser listos y buenos. Como los gais, que parece que todos tienen que tener perres. Defíneme científicu. Pues no, un científicu puede ser un pelao que no te lo puedes ni imaginar. La marcha del IPLA es una pérdida cualitativa y cuantitativa, igual había 80 personas trabajando. Ahora tengo miedo de que también los de Oviedo nos quieran soplar a la mínima el Serida. Y luego nos vienen con el cuentu del equilibrio del territorio. Esto ye una comedia de un calibre... Realmente creo que no hubo una protesta social suficiente. Y único sí, el alcalde, que protestó. Tenemos un alcalde decente, son sus limitaciones porque el tema administrativo llega hasta donde llega. Ser alcalde es hoy un oficio de riesgo».

La aldea y la nueva población

«La aldea perdió fuelle. Yo iba mucho a la aldea. Iba siempre con un palu porque salíente los perros. Pero ahora ya no hace falta llevar palu. Como no van a caer los hórreos si están cayendo les cases. Luego, sí, sufrimos como todos los concejos el problema de la despoblación. Pero yo creo que realmente hay más despoblación en las ciudades. El verdadero problema en Asturias es el éxodo de los chavales jóvenes. Si del año 2000 para acá contabilizásemos los guajes que marcharon, ahora estábamos con saldo positivo. Yo tengo tres fíos y los tres están en Madrid. Pero hay otros colegas míos que, de dos, tienen uno fuera, y así».

«Sin embargo, algo de población está llegando a Villaviciosa tras la pandemia. Gente que tenía la segunda residencia se trasladó aquí. Dicen que somos una ciudad dormitorio de Gijón. Ciudad dormitorio será La Corredoria, o cualquier barrio de Oviedo o Gijón, como Nuevo Roces o Viesques, ¿Quién trabaya ahí?. En la villa hay muchos puestos de trabajo y muchos servicios, seguimos siendo un centro administrativo muy potente. Y escolar y comercial. 

Carel Street, la calle cantábrica

Juan Pedrayes publicó en el suplemento "La Nueva Quintana" de LA NUEVA ESPAÑA, en 2008, su visión de lo que supondría para Asturias el despliegue de la Autovía del Cantábrico y aventuraba algunos de sus efectos, que aún se están produciendo. Aquel análisis, escrito en asturiano, sigue vigente:

"Dende un puntu de vista territorial l’Asturies d’anguañu asítiase en cuatro xeografíes. Tres d’elles tan consolidaes y reconocibles: La Mar, L’Aldea y la conurbación central. La cuarta ye un espaciu nuevu, dinámicu, en rápida tresformación pela construcción de l’autovía del Cantábrico".

"Carel Street, el corredor cantábricu. L’autopista del Cantábrico emprencipia a funcionar como un poderosu strip onde enronchen milenta usos híbridos. L’acrónimu d’esti filamientu urbanu podría ser esti: CVMA (Colombres-Vegadeo Metropolitan Axis). Pero ye abondo más definitoriu ‘Carel Street’. Carel ye un términu marineru que significa cantu, borde d’una lancha, llende… recuerdu de les Edge Citys, ciudaes de borde, americanes. La pallabra Street remite al so aniciu anglosaxón y a la so vocación urbana".

"Al nun tener centro’l so ideograma ye un rizoma, un filamientu que puede xorrecer al empar como raíz, tueru o rama. L’autovía ye la exa onde enriestra’l filamientu, lo mesmo que los urbanistes soviéticos queríen emplegar les llinies llétriques pa enfilandrar la colonización de Rusia".

"Carel Stret debe llograr un equilibriu dinámicu, espardíu y densu, onde les villes costeres seyan les balices d’esti vector, pautándolu, y acoyendo a los sos vecinos y a una población razonable de territoriantes (esos turistes crónicos que viven davezu en más d’una ciudá y que non paguen impuestos), debiendo escapar d’esi sprawl difusu y vaciu la mayor parte l’añu qu’agora asoma per tolos llaos. Pero debe ser abondo más qu’una topografía habitacional onde disipar esta ‘inmigración d’ociu y chalet’. Entamar una nueva colonización conduz a un nuevu espaciu social y a un nuevu paisaxe, nacíos de semar una nueva agricultura, y tamién parques industriales, biesques enerxétiques, fábriques de vaques, gasolineres, sofitos pa la pesca… y puestos de trabayu a distancies afayaíces nun mediu ambiente cuidáu con calidá arquitectónica y d’equipamientos, onde l’aeropuertu sedrá un de los primordiales finsos-transfer".

"El sistema urbanu mundial torna al nomadismu dempués de 4.000 años de sedentarismu. Fagamos un usu intelixente d’esta ‘movilidá sobremoderna’ proyectando un nuevu ecosistema en Carel Street, pero ensin copiar el desarrollu Llevantín, anque seya ¡¡a 500 metros de la costa!!"