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Historias del retorno: “Sabía que el lugar era este, que era en Asturias donde debía volver a comenzar”

El Principado ha concedido ya más ayudas al regreso de la emigración en nueve meses que en todo 2023

Las subvenciones han beneficiado a 66 personas, con una inversión de 123.875 euros, desde la modificación en junio de las bases para facilitar el acceso de la “nueva emigración”

Emigrantes beneficiarios de las ayudas al retorno, con Gimena Llamedo y Olaya Gómez Romano, en el centro.

Emigrantes beneficiarios de las ayudas al retorno, con Gimena Llamedo y Olaya Gómez Romano, en el centro. / Luisma Murias

Yaneisi Rodríguez Ulloa, nacida en Cuba, tardó seis largos años en heredar la nacionalidad española de su abuelo de Boal. La tiene, al fin, desde 2017, pero no había pisado Asturias hasta hace cuatro meses. Cuando la crisis total que atraviesa Cuba la empujó a mirar más allá de su isla, no dudó sobre dónde debía posar la vista y usó el cable que le tiraron las ayudas al retorno del Principado. No tiene a nadie aquí, pero “el lugar era este”, pensó. “Aquí es donde debía volver a comenzar”. Desanduvo el camino de su abuelo ella sola, dejando en Cuba a sus hijos de seis y once años, y ahora vive en Oviedo y trabaja desde el primero de agosto en una residencia de mayores. Vuelve a empezar, y no se arrepiente. Está comprobando lo que le cuesta todo, desde alquilar un piso a homologar su titulación cubana, pero está “muy feliz”. “De aquí no me pienso mover. O lo logro o lo logro, no hay otra”, sentencia con una sonrisa.

Yaneisi es una de las 66 integrantes de la “nueva emigración asturiana” que han vuelto a la región con el auxilio de la primera convocatoria de las ayudas al retorno del Gobierno del Principado, que han supuesto un desembolso de 123.875 euros en 33 subvenciones directas concedidas desde que el Ejecutivo modificó las bases en junio para hacerlas más accesibles. La vicepresidenta del Principado, Gimena Llamedo, recibió este lunes a una representación de los beneficiarios, que en su perfil conjunto tienen una edad media de 53 años, traen catorce menores y han recibido un apoyo económico con un promedio de 3.700 euros. Venezuela, Brasil y Cuba son las principales naciones de origen, pero también han sido favorecidas personas procedentes de México, Andorra, Alemania, Sudáfrica, Canadá y Francia. “Están retornando familias”, celebra Llamedo, “descendientes de emigrantes y algunos con perfiles muy cualificados”. Entre ellos los hay “ya con trabajo y otros a los que estamos acompañando en la búsqueda de empleo o la formación a través de la Oficina del Retorno”.

Si a estas 33 ayudas –que benefician a otras tantas unidades familiares y dan en total 66 personas– se suman las once concedidas en marzo salen en nueve meses más subvenciones que todo el año pasado, celebra la Vicepresidenta, que asume además la “voluntad” de que, “dado que las solicitudes se están incrementando de manera importante”, también suba la dotación que el próximo presupuesto del Principado destinará a estas ayudas que tienen en las cuentas de este año 500.000 euros en un régimen de crédito ampliable que garantiza la atención a todas las solicitudes. “Seis de cada diez solicitantes con ayuda”, señala también Llamedo”, “no habrían podido percibirla con las bases anteriores” a junio, cuando las modificaciones introducidas por el Principado rebajaron de diez a cuatro años el tiempo mínimo requerido de residencia en el extranjero, ampliaron el abanico de potenciales beneficiarios hasta los nietos de los emigrantes o elevaron un 25 por ciento la cuantía de la ayuda en caso de que el destinatario fije su residencia en un municipio en riesgo de despoblación.

En el encuentro de este lunes, Gimena Llamedo y la directora general de Emigración y Políticas de Retorno, Olaya Gómez Romano, conocieron las historias de la Cuba en crisis que ha traído Yaneisi y a Mercedes Ordóñez, nieta y bisnieta de asturianos de San Juan de Beleño (Ponga) y La Borbolla (Llanes) que desde la Nochevieja del año pasado ha cambiado Ciudad de México por Pola de Siero. Vino con toda la familia, con sus padres, su esposo y su hijo pequeño y también está feliz, “tranquila”, contenta con el asesoramiento que ha recibido en Asturias para dar un paso de 9.000 kilómetros que viene a ser, ha comprobado, “como volver a nacer. Uno viene en blanco. Trae papeles y lazos familiares, pero empieza desde cero”. Ella viene, dice, “a desandar los pasos de los antepasados, a reencontrar mis raíces y a dárselas a mi hijo, pero a pesar de eso viene uno en blanco…” Mercedes es profesora de Biología y su marido ingeniero y ambos buscan empleo. Su “tope” es la compatibilidad de la titulación. “Antes de venir hice online el máster en Formación del Profesorado”, cuenta, “pero no sirve porque no tengo los estudios con la equivalencia o porque no hay plazas…”

Ese es el problema también de Edmilson Rodríguez, odontólogo, hijo de españoles que vivió en Asturias, emigró a Brasil y hace siete meses que ha vuelto “a casa”, a Gijón, con su marido José, asturiano, y sus tres hijos. “Empezar la vida desde cero” habría sido mucho más difícil sin la ayuda que han recibido, asume, pero él lleva tres años y medio esperando la homologación de su título. “Está muy bien que nos pongan el pez en la mesa, pero quisiera pescarlo yo. Quiero la caña, y la caña es mi trabajo. Cuando uno no puede trabajar siente que aún no es parte de la sociedad, y yo quiero aportar”.

En el encuentro de este lunes estaban trece de los 66 beneficiarios. También Paola Miranda, que busca oportunidades en el sector de los Recursos Humanos y ha vuelto hace dos meses desde Buenos Aires “en busca de una oportunidad mejor para mis hijos y mi familia”, o Javier Cenizo García, avilesino de 67 años que ha pasado cincuenta años en Sudáfrica, pero que en una intensa trayectoria de idas y venidas ha vivido también en Brasil, en Zambia y desde junio en Sotrondio. Su historia es la de una familia que emigró a Brasil a sus tres años y luego a Sudáfrica, previo paso por Zambia. En el extremo meridional del continente africano tuvo un comercio de importación de alimentos españoles hasta 2017 y África le gusta, pero Sudáfrica “es un país muy inseguro. Hay mucho crimen, mucha corrupción”, y ha regresado con su esposa para reunirse con su hija, que desde la crisis del covid da clases de inglés en Asturias. Su hijo se ha quedado en Sudáfrica y él agradece la ayuda para el retorno casi tanto como el asesoramiento y la orientación. “Cuando llegas, no sabes dónde está la Seguridad Social, o la oficina de empleo… No sabes qué trámites te van a pedir y tener gente que te ayuda es muy importante”.

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