La historia desconocida del “capitolio asturiano” de Tampa, el centro más que centenario que tuvo dos hospitales y dos cementerios
El congreso “Santina” clausura su tercera edición con un repaso al legado de la institución fundada por los emigrantes del Principado en la ciudad de Florida: “No existe otro edificio ni otra institución como esta en Estados Unidos”, afirma el exjuez Emiliano Salcines

Una vista del Memorial Park, el cementerio del Centro Asturiano de Tampa. / F. F. R.
El edificio, de piedra y ladrillo amarillos, de tres pisos y estilo renacentista, es tan imponente que lo llaman “el capitolio asturiano en Estados Unidos”. En la confluencia de las avenidas Palm y Nebraska, en el distrito de Ybor City de Tampa, salta a la vista que el Centro Asturiano es un emblema de poder, una bella reliquia del esplendor del pasado y a su modo un monumento a la potencia de la colonia de asturianos expatriados por el mundo. Los organizadores del congreso “Santina”, el vistazo a la cultura asturiana con el que un grupo de académicos emigrantes en Estados Unidos han decidido conectarse entre sí y con su tierra de origen, decidieron que merecía la pena un repaso a los grandes hitos de la profunda historia desconocida del centro y con ese afán clausuraron este fin de semana la tercera edición del cónclave, organizado en su tercera edición desde Florida. En directo desde Tampa, los ponentes volvieron a 1886, al esplendor que la industria tabaquera adquirió en esta ciudad cuando todavía no era una ciudad ni se llamaba Tampa. Regresaron a la efervescencia del último siglo XIX y a la proliferación extraordinaria de fábricas de puros regentadas por españoles, una parte abundante de ellos asturianos, que en las vísperas de la independencia de Cuba empezaron a moldear habanos y a dar forma a la vez a la sociedad que poblaría este lugar del litoral occidental de la península de Florida.
“El tabaco en rama se importaba desde Cuba al puerto de Tampa y aquí se distribuía entre las fábricas”, tantas y tan florecientes que esta ciudad no tardó en arrebatarle a Cayo Hueso la hegemonía incipiente en la industria tabaquera de Estados Unidos. El que pone el origen en su contexto es Emiliano Salcines (Tampa, 1938), hijo de candamina y cántabro, ex juez y exfiscal general del estado de Florida, tampeño y asturiano y uno de los ponentes en la clausura de “Santina III”, emitida en directo este fin de semana desde el “capitolio asturiano” de Tampa. Aquel pequeño pueblo de pescadores, hoy un área metropolitana de un millón de habitantes, pasó de los ochocientos residentes que tenía 1870 a 15.000 en 1900 y a 38.000 en 1910, con una mayoría de asturianos llegados desde Cuba entre los españoles que vinieron a trabajar en la industria del tabaco.

La imponente fachada del Centro Asturiano de Tampa. / F. F. R.
“En cuestión de veinte años, ya teníamos 150 fábricas con muchísimos españoles”, con tantos asturianos que apenas diez años después de que un empresario cántabro, Ignacio Haya, inaugurara el Centro Español de Tampa se instituyó el Centro Asturiano. Las dos instituciones, una de 1891, la otra de 1902, siguen existiendo en paralelo hoy en día y ambas tuvieron sus propios hospitales, el asturiano dos, ambos llamados “Covadonga”, como el de La Habana, y fundados en 1905 y 1927. Los dotaban con “médicos y enfermeras que se traían desde España”.
Junto a la de Salcines, la ponencia final del congreso se enriqueció con las aportaciones del cónsul honorario de España en Tampa, el gallego José Vivero, y los historiadores Martín Favata y Gilbert Fernández. Hace más de 120 años, contaron, el Centro Asturiano nació allí como una delegación del “muy ilustre” y magnífico club de La Habana y de su esplendor no sólo dan fe los hospitales. También los “dos cementerios enormes”, propios del centro, en los que recibieron sepultura miles de emigrantes a lo largo de los años. Tanto el centro asturiano como el español tuvieron sus camposantos, destaca Salcines, en total hay “más de 10.000 españoles enterrados” en la ciudad, calcula el jurista, y “en los viajes de las delegaciones asturianas o españolas siempre hay una parada para visitar a los que yacen en nuestros cementerios”.
La institución fue decayendo a medida que lo hacía el volumen de la emigración a Estados Unidos y el poder de arrastre de su industria tabaquera, pero antes tuvo su notable influencia, resalta el exjuez, durante la Guerra Civil española. “Tampa fue un foco muy importante” en la contienda, relata, porque era una ciudad muy republicana. De aquí salió mucho dinero para la causa de la república y en las estadísticas del Departamento de Estado hay constancia de 145.000 dólares enviados a través de Cruz Roja. Se mandaron incluso dos ambulancias y a un grupo de voluntarios de aquí, que se incorporaron a la ‘Brigada Lincoln’” y en el centro se conserva enmarcada la bandera republicana que ondeó en el edificio durante la contienda.
Después del “enfriamiento” de las relaciones entre España y Estados Unidos a raíz de la segunda Guerra Mundial, el deshielo se dejó sentir en la comunidad asturiana en Tampa sobre todo a partir de la apertura de las bases militares estadounidenses en España, por los intercambios con la base aérea “importantísima” que el ejército estadounidense tiene en la ciudad. Salcines recuerda como símbolo del nuevo tiempo la visita de Manuel Fraga como ministro de Información y Turismo en 1963 y en su versión asturiana las de todos los presidentes del Principado, de Pedro de Silva a Vicente Álvarez Areces, pero sobre todo el final feliz del hermanamiento entre Tampa y Oviedo, culminado en 1992.

La clausura del congreso "Santina": por la izquierda, José Vázquez, Andy Hugues, de la Universidad del Sur de Florida; Imanol Suárez Palma, profesor de la Universidad de Florida y uno de los organizadores del congreso, Emiliano Salcines, José Vivero, Martín Zavata y Gilbert Fernández. / F. F. R.
Dice su resumen que pese a la cierta desconexión que sufre el centro en el presente merece la pena recordar que “ninguna institución asturiana ha sido tan importante y tan antigua como el Centro Asturiano de Tampa”. En la clasificación de antigüedad de las casas asturianas repartidas por el mundo solamente están por delante, de hecho, el centro de Madrid y el de La Habana y “no existe otro edificio ni otra institución como esta en Estados Unidos”, remarca Salcines.
¿Y ahora? De aquella extraordinaria hinchazón quedan aproximadamente trescientos socios y el legado muy visible del imponente edificio amarillo, que ahora sede de numerosos eventos sociales en la ciudad: bodas, funciones conmemorativas y galas. En su interior, casi acaba de concluir la rehabilitación del “Cigar Workers Theatre”, el teatro que desde su nombre rinde homenaje a los trabajadores del tabaco que hicieron crecer la ciudad y dieron lustre a su Centro Asturiano. Pese a su lugar entre los más antiguos del mundo, no obstante, el club de Tampa también pasa por ser uno de los más desconectados de la red de comunidades asturianas en el exterior, una circunstancia que la nueva directiva, que tiene a Cristal Lastra como presidenta, se está esforzando por reconducir trabando contactos con otras comunidades de la diáspora y con Asturias.
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