“Indianos 3.0” en México: una nueva generación de profesionales y empresarios asturianos con una visión agridulce del futuro de Asturias
Un pujante grupo de jóvenes asturianos y asturianas desarrollan en México sus nuevos negocios y, aunque mantienen la vinculación emocional y familiar con la región, temen que la espiral de pérdida de talento acabe convirtiendo al Principado en un país para jubilados
La asociación Asturias Compromiso XXI, que ha abierto delegación en el país azteca, celebra un encuentro para dar voz a una naciente comunidad de empresarios y gestores llegados desde Asturias, la mayoría de ellos con parada previa en empresas en Madrid

Por la izquierda, Jorge Peña, Pilar García, Alberto García Linera y Pablo Aguirregomezcorta / ACXXI
El langreano de La Felguera Jorge Peña, arquitecto de formación, es director gerente de la ingeniería GPI, especializada en la construcción de plantas siderúrgicas. Su padre, Ángel Peña, puso en pie la empresa familiar que ahora dirige su hijo. Los Peña llegaron a México en los noventa del pasado siglo XX, cuando ya había pasado la primera gran oleada de asturianos que llegó al país en el tránsito de la centuria anterior y la segunda, menor, la de los exiliados de la Guerra Civil. Jorge Peña encabeza hoy la delegación en México de la asociación Compromiso Asturias XXI, que agrupa a numerosos profesionales asturianos repartidos por todo el mundo. La apertura de la delegación tiene su sentido. Después de Madrid, México es el principal “concejo” fuera de Asturias, con unos 23.000 asturianos. Peña constata la presencia en el país de una nueva tanta de jóvenes emigrantes asturianos, todos muy cualificados, que antes dieron el salto profesional a Madrid. “Hay una nueva comunidad de asturianos de entre veinte y cuarenta años que mantienen unos lazos importantes entre ellos y que, sin embargo, no se sienten tan identificados con instituciones como el Centro Asturiano. Por eso tenemos que darles voz, protagonismo”.

Un momento de la charla coloquio organizada por Asturias Compromiso XXI en el Centro Asturiano de México. En la pantalla aparece Eduardo Sánchez Morrondo, presidente de Compromiso XXI / ACXXI
¿Qué piensan estos “emigrantes asturianos 3.0”? ¿Qué visión tienen de sus perspectivas profesionales fuera de Asturias, de los motivos por los que se fueron y de las posibilidades de retorno? ¿Qué futuro ven al Principado? Para reflexionar sobre todo eso, Compromiso XXI reunió, en una charla moderada por Jorge Peña, a tres jóvenes profesionales en la sede del Centro Asturiano de México, ubicado en la colonia de Polanco, en la capital mexicana. Participaron la allerana Pilar García, fundadora y CEO en México de la compañía de comparación de seguros de automóvil Rastreator; el abogado Alberto García Linera, de La Felguera, que encabeza la delegación en México del despacho internacional Linkdaters, de asesoramiento a grandes compañías y, finalmente, el emprendedor gijonés Pablo Aguirregomezcorta, que ha fundado distintas empresas en varios países: en México, la Top E-University, una plataforma de formación online; una agencia de representación y marketing deportivo en La India y, en la actualidad, es director general de la agencia Ampli de creadores de contenido digital para empresas. También es director deportivo del West Santos FC, un equipo mexicano de la Kings League, la liga de fútbol 7 que puso en marcha el exbarcelonista Josep Piqué.
De los tres, Pilar y Alberto llegaron a México con un empleo, para ampliar el mercado de sus respectivas compañías. Aguirregomezcorta matizó que él era el más parecido a los emigrantes de antaño. “Llegué a México sin nada”. A este gijonés le gusta “la marcha” empresarial ya que su “aversión al riesgo es cero”. Lleva seis años y medio emprendiendo al otro lado del mar. Pilar García, por su parte, admitió que no sentía “la losa de la palabra emigración” sobre ella, que su salida de Asturias había sido “en busca de un aprendizaje personal”.

Asistentes al encuentro celebrado en el Centro Asturiano de México / CAXXI
Alberto García Linera apuntó que, a diferencia de aquellos emigrantes de antaño, él pertenece a una generación “con ciertas posibilidades de poder decidir sobre su futuro”. Además, también considera que, en Asturias, salir a trabajar fuera “creo que se entiende hasta parte de un ciclo natural”. Puso el ejemplo de su grupo de amigos de La Felguera: “Somos ocho, más cercanos a los 40 que a los 30 años. Uno vive en Miami, otro vivió mucho tiempo en Canadá, otros viven en Madrid, mi hermana vive en Stuttgart y yo en México”, apunta.
Considera que, además de esa normalización del fenómeno migratorio, el “efecto llamada” de otros compañeros de generación que han salido a trabajar al extranjero se suma al elevado nivel formativo, y que todo ello junto ayuda a dar el paso. A eso contribuye del carácter asturiano: “Somos gente muy trabajadora, con una forma de comportarse y de relacionarse que hace no tengamos problemas para desarrollarnos allá donde llegamos”. Es una visión que comparte Pilar García: “Los asturianos, si nos caracterizamos por algo, es por ser muy responsables y muy trabajadores”.
Los tres reflexionaron también sobre la región que dejaron atrás y sus perspectivas de futuro. Alberto García Linera alerta sobre el envejecimiento y la pérdida de talento: “Yo no creo que desde Asturias no se puedan hacer cosas, pero sí creo que es difícil porque si la espiral sigue siendo la de exportar talento y no de importarlo o mantener el que se tiene, cada vez será todo más difícil”. Considera que la Universidad de Oviedo tendría que hacer un esfuerzo por atraer estudiantes de fuera, lo que fomentaría el arraigo de nuevos jóvenes en la región. “Mi padre es de León se quedó. Y como él, muchos”, apunta.
Es idea que respalda Pablo Aguirregomezcorta: “Yo soy bastante pesimista sobre el futuro de Asturias. El haber salido me ayuda a espabilar. Te ayuda a madurar y ver qué cosas hay fuera. Tenemos que intentar mezclarnos con otras comunidades autónomas. Desde el programa Erasmus han nacido más de 2 millones de niños fruto de las relaciones entre países. Eso ha enriquecido a Europa. Invitar a estudiantes a venir Asturias, a que conozcan la región y se relacionen también puede ser un estímulo muy bueno para que la gente quisiera quedarse”.
Quedarse. Pilar García: “El problema es que siempre se considera Asturias un sitio de paso. Ese sitio al que se huye del calor de Madrid o del calor del Sur, en el que buscas esas vacaciones maravillosas en familia y no regresas hasta el año que viene. Cuando eres joven y llevas un tiempo fuera piensas: ¿Y Asturias, para cuándo? Pues para jubilarte, para vivir una vida super potente con todas las comodidades y demás, pero no ahora. Es un poco triste que pensemos en Asturias como ese lugar de paso o ese lugar para jubilarnos y al final alimentar esa masa de jubilados que ya está allá”.
Y cómo lograrlo. Pablo García Linera diagnostica una de las raíces del problema. “Hace falta un cambio muy profundo de mentalidad y desde la base. Es un problema no sólo de Asturias, también de España. En España se ha incentivado demasiado el mantenimiento del empleo por encima de la rentabilidad, simplemente para mantener bolsas de trabajo grandes. Hay un debate en boga en todo el mundo sobre el incentivo mucho más grande para los pensionistas que para los trabajadores. La capacidad adquisitiva asturiana es bastante alta comparada con la media española, pero no porque sea una comunidad productiva, es porque tenemos las pensiones más altas de España”. Por ello, considera que es necesario incentivar la creación de “pequeñas y medianas empresas que tengan sueldos atractivos para los jóvenes y no sueldos muy por debajo de la media, porque así es muy difícil que la gente joven se quiera quedar” en Asturias. “La juventud es la piedra angular de todo”, sentencia. García Linera considera que “la dinámica, en general, en Asturias es la de una población envejecida donde mucha gente no tiene cosas que hacer”. Pese a todo, ve que “hay mucha gente haciendo cosas en Asturias muy interesantes, pero son absolutos héroes. Es increíble que, desde allí, sean capaces de atraer, retener talento y hacer, además. cosas que exporten al exterior”.
Pablo Aguirregomezcorta considera que “el potencial existe” en Asturias para aprovechar, por ejemplo, el teletrabajo para atraer nuevos talentos. Pero ve un gran lastre en la burocracia y los impuestos. “Yo podría teletrabajar en Asturias, pero no voy a pagar el 50% de impuestos por estar allí ¿no? Yo quiero regresar a Asturias para crear empleo, pero la manera en que están viendo los políticos el problema no es la correcta. Es verdad que no tenemos autonomía fiscal como tiene el País Vasco, pero tendríamos que tocar ciertas cositas: burocracia, impuestos…” Alberto García Linera apunta, sobre la gestión política, que ésta tiene menos incentivos “si tu base de votantes está compuesta fundamentalmente por jubilados”. Y sobre el potencial del teletrabajo: “El problema más grande que tiene Asturias es, con diferencia, la falta de productividad: es un lugar que no tiene juventud y así es prácticamente imposible que crezca, aunque se pueda teletrabajar. Si creemos que la gente que está en Silicon Valley va a aparecer en Asturias gracias a estos medios yo lo veo bastante improbable”.
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