El asturiano que se cansó de fotografiar "cowboys" en Kansas City

Florentino Fernández “Frank” (1887-1970), nacido en Morcín, fue un prestigioso fotógrafo adelantado a su tiempo que emigró con 16 años a Estados Unidos. Volvió a Asturias y se quedó para cuidar de sus padres y posteriormente abriría estudios en Gijón, Oviedo, Mieres y Sama de Langreo  

Frank junto a Leontina García, su segunda esposa, en Mieres.

Frank junto a Leontina García, su segunda esposa, en Mieres. / Reproducción de Fernando Delgado

Fernando Delgado

Fernando Delgado

                           

Florentino Fernández Iglesias, "Frank”, nació en La Alguera de Abajo, en Morcín, el 7 de diciembre de 1887. Al día siguiente fue bautizado “de socorro”, al temerse por su vida, en la iglesia parroquial de San Juan, en La Piñera.

El primogénito de los seis hijos de José y Teresa se trasladó, junto a su familia, a vivir a Castrillón por motivos profesionales de su padre y en 1903, con apenas dieciséis años, Frank emigra a Norteamérica y consigue su primer trabajo en la General Motors de Detroit. Posteriormente, recorre varios estados hasta que en 1908 se establece definitivamente en Missouri. Sus inicios en la fotografía comienzan en Kansas City de donde llegó a afirmar que “se trabajaba mucho y me cansé de fotografiar vaqueros y andar por los ranchos metido entre los cowboys”.

Completó después su formación autodidacta y mejoró su técnica en el arte fotográfico con el fin de poner en práctica, a través de la imagen, su admiración por Rembrandt, su pintor favorito, el de las luces y las sombras.

Florentino Fernández “Frank” en Saint Louis en 1915.

Florentino Fernández “Frank” en Saint Louis en 1915. / Reproducción de Fernando Delgado

En la ciudad de Saint Louis conoce al afamado fotógrafo Jacob Haas de origen alemán y trabaja a su lado convirtiéndose en su discípulo. Adquiere en traspaso el negocio de su maestro, tras su jubilación, y pasa a ser considerado como uno de los mejores fotógrafos de esta ciudad que acogió en 1904 la Exposición Universal, evento que la catapultó como centro cultural a nivel mundial y donde sus fotógrafos destacaron por la superioridad de las placas secas que dieron origen a la fotografía.

 En 1915 Frank regresa a Asturias de visita, pero se queda para siempre con el fin de ocuparse de sus padres, en edad avanzada, y ya no regresaría más a Estados Unidos. Se establece en el número 37 de la calle Corrida de Gijón y utiliza los periódicos locales para darse a conocer con anuncios en los diarios “El Noroeste” y “La Prensa”. En 1923 es nombrado redactor artístico de “El Comercio” y también colabora con la revista “Semana parroquial”.

Florentino Fernández “Frank” en Saint Louis en 1915.

Florentino Fernández “Frank” en Saint Louis en 1915. / Reproducción de Fernando Delgado.

 El fotógrafo será un habitual en los círculos culturales gijoneses y su trabajo será recompensado con reconocimiento y popularidad. Combina profesionalmente su actividad como reportero gráfico con el estudio, que publicita con la denominación comercial de “Fotografía americana”. Cubre los eventos sociales más relevantes de la época como el entierro del Conde de Revillagigedo y el inicio de las obras de su Fundación.

También recogerá con su cámara las fiestas en la playa de San Lorenzo, escenas del temporal y personajes como el general Zubillaga o el prestigioso violinista José Fernández. En 1924 colabora en la edición del “Libro de Oro de la Economía Astur”. Su hermana Carolina trabaja como ayudante y la instruye en la técnica del retoque convirtiéndose en una de las primeras mujeres relacionadas con el arte fotográfico. Frank, a pesar de ser un profesional de reconocido prestigio, amplia su formación con frecuentes viajes a Madrid, Barcelona y París con el fin de perfeccionar sus conocimientos y profundizar en la aplicación de nuevas técnicas y materiales.

Florentino Fernández Iglesias “Frank”.

Florentino Fernández Iglesias “Frank”. / Reproducción de Fernando Delgado

Además de su estudio en Gijón, abre 1921 una sucursal en Mieres y en 1926 contrae matrimonio en la iglesia de San Lorenzo con María Costales. Su afán empresarial le lleva en 1927 a expandirse en Sama de Langreo “por tratarse de una zona de elevado poder económico”, según él mismo señaló.

En 1930 se establece en Oviedo e inaugura una nueva sede en la céntrica calle José Tartiere (actual San Francisco) frente a la Universidad. Se emplea en obras de gran tamaño, algunas de dos metros, y traslada su residencia familiar a la calle Santa Ana, al lado de la catedral.

Estado actual de la casa donde nació Frank en 1887 en la Alguera de Abajo, en la parroquia de La Piñera, en Morcín.

Estado actual de la casa donde nació Frank en 1887 en la Alguera de Abajo, en la parroquia de La Piñera, en Morcín. / Foto Fernando Delgado.

 En 1934, en plena revolución de octubre, su esposa María, atemorizada por los combates, decide trasladarse con sus dos hijos, Francisco y José María, al estudio fotográfico, pero al atravesar la plaza de la catedral cae muerta víctima de una explosión. Sobreviven ambos hijos, aunque tardan varios días en encontrarlos. Las bombas destruyeron su domicilio y estudio fotográfico, hechos que le llevaron a trasladarse a vivir a Mieres donde sus familiares regentaban la cantina de El Vasco.

 En 1941 contrae matrimonio con Leontina García, su segunda esposa, y al año siguiente nace su hija Mari Luz. En Mieres ejerce su carrera como fotógrafo de estudio y de calle en los que refleja a todos los personajes populares de la villa además de los nacimientos, bodas y comuniones. Instruye a sus dos hijos, que tocaban en banda de música, en el manejo de la cámara. Fallece el 28 de enero de 1970.  

Florentino Fernández junto a su hija Maria Luz en Mieres.

Florentino Fernández junto a su hija Maria Luz en Mieres. / Reproducción de Fernando Delgado.

 La incansable labor de investigación de su hija Mari Luz, junto a sus nietas Ana y Marta Pujades hizo posible que en 2015 se publicase el libro “Fotografías de Frank 1887-1970”, editado por parte de la Fundación Alvargonzález con prólogo del escritor Julián Burgos y presentación del historiador Francisco Crabiffosse. Sin duda, un gran homenaje al legado de este morciniego trotamundos adelantado a su tiempo.

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