Cómo proteger a Estados Unidos con mazorcas de maíz: así lo explica el científico asturiano premiado por Biden

Rubén Rellán Álvarez, de 45 años, nacido en Ibias acaba de recibir el galardón presidencial estadounidense a los científicos con mayor proyección.

El biotecnólogo ibiense busca la manera que hacer más eficiente el cultivo de maíz, un producto básico en la producción ganadera y de bioetanol que está sujeto a las variaciones de precio de los fertilizantes; por ello, cuanto menos fertilizando se desperdicie, menos afectará a Estados Unidos el alza de los precios del abono químico en el mercado internacional

Rubén Rellán en un campo de maíz

Rubén Rellán en un campo de maíz

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Rubén Rellán Álvarez, nacido en Ibias hace 45 años, profesor en la universidad estatal e Carolina del Norte, acaba de recibir el premio presidencial que EE UU concede a los científicos emergentes con mayor proyección. Rellán es experto en maíz e investiga para lograr un cultivo más eficiente.

-Usted nació en un pueblo de Ibias, uno de los concejos menos accesibles desde el centro de Asturias. Su pueblo entonces no tenía carretera para bajar a la capital, San Antolín, ¿es así?

-El pueblo se llama Villamayor, está solo a tres kilómetros de San Antolín. Cuando yo nací, acabo de cumplir 45 años, el acceso era una pista de tierra, sí.

-¿Hasta cuándo vivió allí?

-Cuando acabamos la primaria en el colegio Aurelio Menéndez la opción, si queríamos seguir estudiando en el instituto, era ir a hacer el bachillerato a Cangas del Narcea o irnos internos a la Laboral. Entonces mis padres decidieron que nos mudásemos a Oviedo para que estudiásemos mi hermana Ludi y yo, que nos llevamos once meses. Siempre fuimos juntos a clase.

-¿Tus padres entonces dejaron sus trabajos en Ibias?

-Mi padre primero fue minero en Cangas, después trabajó en el monte cortando pinos para maderistas. Luego trabajó con mi tío haciendo el transporte escolar. Y cuando nos fuimos a Oviedo, primero estuvo trabajando para una empresa de transportes y luego se hizo independiente. Montó su propia empresa, Transportes Rellán. Ahora la lleva mi hermano pequeño. Mi madre tenía una tienda en Ibias y cuando nos fuimos a Oviedo estaba limpiando casas.

-¿Cómo siguió su formación?

-Fuimos al instituto Alfonso II, en Oviedo. Mi hermana estudió Medicina en Oviedo. Yo fui a la Universidad Autónoma de Madrid a estudiar Ciencias Ambientales. Luego hice un máster en biotecnología de Plantas. Mi tesis la hice en la Estación Experimental Aula Dei, en Zaragoza, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

-¿Por qué se dedicó al mundo de las plantas?

-Siempre trabajé con plantas, normal criándome en un pueblo. Tras el máster, en Zaragoza investigué en nutrición vegetal: entendí cómo adquieren nutrientes, cómo los transportan dentro de ellas, etcétera. Estuve allí unos seis años. Luego hice un ‘postdoc’ en la Carnegie Institution for Science que está en Stanford, California. Estuvimos allí dos años y medio. Le digo que estuvimos porque entonces ya me había casado, ya teníamos un niño . Nuestro segundo hijo nació en California. Llegamos en 2012. Fue una experiencia muy interesante. Stanford es un lugar intelectualmente muy activo donde siempre pasan cosas interesantes, pero también un lugar muy caro para vivir. Sobre todo con un sueldo de ‘postdoc’ y un par de hijos. Después empecé mi laboratorio en México. Mi mujer, Érika, que es médico, es mexicana. Ella quería venir a España, donde hizo el MIR, y yo quería ir a México. Al final nos fuimos a México. Estuve en el Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad, en el estado de Guanajuato. Realmente fue en México donde empecé una parte de las líneas de investigación en las que continuó trabajando ahora.

Rellán, segundo por la izquierda con alguno de los integrantes de su equipo investigador

Rellán, segundo por la izquierda con alguno de los integrantes de su equipo investigador / .

-¿Y cuál es su línea de trabajo?

-Trabajamos con maíz, intentando descubrir los procesos genéticos, evolutivos, fisiológicos que han permitido al maíz adaptarse a ambientes muy diversos, desde selvas húmedas con gran temperatura hasta sitios en el altiplano de México situados a más de 3.000 metros de altura, donde realmente hace frío. Para eso trabajamos con variedades tradicionales de maíz, con parientes silvestres del maíz. Una de las cosas en las que estamos más interesados es encontrar genes que permitan hacer al maíz más eficiente a la hora de adquirir nutrientes. El objetivo es lograr que el cultivo sea mucho más sostenible . Para conseguir maíz hay que añadir una gran cantidad de fertilizantes y este proceso no es todo lo eficiente que debería de ser. Se pierden muchos fertilizantes. Se pierden en el suelo porque se lixivían. Y el nitrógeno también se puede evaporar en la atmósfera como óxido nitroso, un gas de efecto invernadero. Ya digo que gran parte del trabajo que estoy haciendo aquí en Estados Unidos tiene sus bases en esa línea de investigación que empecé allí en México. Allí estuvimos cuatro años. Luego decidimos buscar trabajo aquí en Estados Unidos.

-¿Cuándo se fueron a EE UU?

-A principios de 2019. Hace seis años empecé como profesor en la Universidad de Carolina del Norte. Sigo investigando sobre el maíz. Yo soy profesor, aunque solo un 20% de mi tiempo está dedicado a dar clase. El resto del tiempo lo dedico a investigación. Aquí en Estados Unidos se busca que la investigación tenga un impacto positivo en la vida de la gente o en cómo manejamos los recursos.

-¿Y qué impacto tiene sus estudios sobre el maíz?

-En Estados Unidos el maíz se cultiva para dos cosas principalmente. Para alimentar al ganado y para producir bioetanol. Bioetanol que luego te añaden en la gasolinera: tú vas aquí a cualquiera y te indican que lo que repostas puede contener hasta un 10% de bioetanol. En este sentido, el presidente Biden aprobó una legislación muy importante para atender al cambio climático y conseguir un uso más eficiente de los fertilizantes. También hace al país menos dependiente de las variaciones de precios de los fertilizantes del exterior. Con la guerra de Ucrania, por ejemplo, el precio de los fertilizantes se triplicó. Entonces cualquier cosa que hagamos para mejorar eficiencia de los fertilizantes hace más autosuficiente y resiliente a Estados Unidos frente al cambio de precio del exterior.

-¿Qué diferencia hay entre investigar en España y hacerlo en Estados Unidos?

Me gusta trabajar mucho aquí en Estados Unidos, aunque el sistema educativo no es perfecto, desde luego. Por ejemplo, las universidades son muy caras. Yo estudié prácticamente gratis en España. Le debo todo lo que soy a la educación pública española. En cuando a la investigación, me gusta más el sistema norteamericano porque es más meritocrático. Hay más dinero también, aunque podría haber más. Que me guste trabajar aquí también tiene que ver con el hecho de una gran parte de mi ecosistema científico, mis colaboradores, están aquí.

Rellán, tercero por la izquierda, con otros componentes de su equipo

Rellán, tercero por la izquierda, con otros componentes de su equipo / .

-¿Antes se definía como un fruto de la educación pública española?

-Creo mucho en el poder de la educación pública como gran normalizadora. La educación pública tiene el gran valor de darle a todo el mundo la oportunidad de que, si te esfuerzas, puedes hacer lo que quieras en la vida. Curiosamente, creo que eso es más fácil en España que aquí en Estados Unidos. Aquí ves a mucha gente que aún tiene deudas de cuando fue a la universidad, porque las matrículas son muy caras. Yo estuve estudiando en la Autónoma de Madrid, recibí una beca y creo que pagaba algo como 20 euros al año, tasas de secretaria o parecido, algo que no te puede cubrir la beca. Mi hermana estudió Medicina en la Universidad de Oviedo pagando unos mil euros al año. En una universidad privada buena, estudiar Medicina en EE UU te puede costar tranquilamente 80.000 mil euros al año.

-Quizá ese poder de la educación pública en España se aprecie verdaderamente cuando se tiene su perspectiva.

-Hay dos cosas que son fundamentales para que una sociedad sea una sociedad sana y que aquel que quiera, que esfuerce y quiera progresar, lo logre: educación y sanidad públicas.

-Pues no está usted precisamente viviendo en el paraíso de la sanidad pública.

-Yo pago al mes algo así como 900 dólares de seguro médico. El año pasado tuve que hacerme una pequeña operación porque tenía unas piedras en la vesícula biliar. Una operación ambulatoria, que en tres o cuatro horas estaba fuera del hospital. Pues tuve que pagar tres mil y pico dólares además el seguro que pago mensualmente. Entonces, yo le digo que después de trabajar y vivir en varios lugares, a uno le gustaría poder escoger las cosas buenas de cada sitio.

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