El asturmexicano que guiará desde Houston a la primera mujer astronauta que pisará la Luna en 2027
Pedro Antonio Saiz Noriega, mexicano de padres llaniscos y asiduo veraneante en Llanes, trabaja en el Centro de Control de Misión de la NASA en Houston
Es uno de los encargados de controlar la Estación Espacial Internacional y formará parte del equipo de control de la misión Artemis, que pretende colocar en la Luna a la primera mujer astronauta de la historia dentro de un par de años

Pedro Saiz en el Centro de Control de Misión de la NASA en Houston
Si todo va según lo programado, el asturmexicano Pedro Antonio Saiz Noriega, de 30 años de edad, de padres llaniscos, contratado por la empresa KBR Inc., será uno de los ingenieros del control espacial de la NASA en Houston (Texas, EE UU) cuando la especie humana vuelva a la Luna y cuando una mujer pise por primera vez nuestro satélite, en este caso en su polo sur. Ese día –la NASA anunció abril de 2026 para Artemis II y mediados de 2027 para Artemis III– la misión Artemis y su cápsula tripulada Orion habrán dado otro gran salto para la humanidad: no solo repetirán la gesta del Apolo 11 de Armstrong, Aldrin y Collins (16 de julio de 1969), también será el primer paso para que la humanidad suba al siguiente escalón de la exploración espacial: la conquista de Marte. Mientras llega ese día para la Historia, Pedro Saiz sigue trabajando en el programa Artemis y desarrollando su otra gran ocupación dentro de la Agencia Espacial estadounidense: controlador de la Estación Espacial Internacional desde el Johnson Space Center de Houston, a través de su empleo en KBR, Inc. Esta es su historia y así es cómo llegó a un trabajo que aún no se cree que esté desempeñando: «Cada día que entro con mi credencial en la NASA, pienso que me voy a despertar de este sueño. Me da un poco de vergüenza decirlo, pero, sinceramente, yo no era un niño aficionado el espacio ni nada de eso. Era aficionado al fútbol y a los coches de Fórmula 1, a Fernando Alonso. De hecho, antes de ser ingeniero en software quería ser ingeniero en automoción. Pero en cuanto empecé mis primeras prácticas en la NASA empezó la pasión por esto».
1. La raíz y el corazón
«Mi padre, Juan Manuel Saiz, nació en la Ciudad de México, pero sus padres eran de Cue (mi abuelo) y de Alles (mi abuela). Mi madre, María Josefa Noriega, nació en Llanes y vivió allí hasta que se casó con mi padre, que veraneaba en Llanes. Se conocieron allí, salieron juntos muchos años y se casaron en Llanes. Como mi padre trabajaba en México, ella se fue a México con él. Primero se fueron a vivir a la Ciudad de México muchos años. Después se mudaron a la ciudad de Pachuca, a una hora de DF, donde me crie. Allí tuvieron, primero, a mi hermano Juan José. Él es de 1985 y cinco años después nací yo. Soy el pequeño».
«Aunque nunca he vivido en España, todos los veranos voy a Llanes. Allí y en Oviedo tengo amigos muy cercanos. Ir a Asturias es ir a casa. Me siento tan identificado con la cultura, con la forma de vivir, con la forma de ser... A mi novia, que es de Bilbao, la conocí en Llanes. Ella tiene casa en Andrín. Es bióloga marina y ahora se viene conmigo a Estados Unidos, va a estudiar su doctorado en la Universidad Texas A&M Galveston».

Pedro Saiz escanciando en uno de sus veraneos en Llanes / .
2. Despegue familiar a Houston
«Mi padre trabaja para una cadena de ferreterías (hipermercados de bricolaje y construcción) muy grande que hay en México. Lleva trabajando toda la vida con ellos. Es uno de los gerentes. Cuando yo tenía 10 años, a mi padre le ofrecieron hacerse cargo de la ferretería que tenían en Houston. No estaba muy bien en ese momento y necesitaban alguien del círculo de confianza de la empresa para que se hiciera cargo. Así que a mi padre lo mandaron para allí. Era muy buena oportunidad. A él le gustaba vivir la experiencia de Estados Unidos y la idea no era quedarse en Houston. Era ir unos años, levantar un poco la ferretería y, una vez que estuviera ya más estable, lo iban a regresar a México. Y entonces, en teoría, nos íbamos a volver todos».
«Cuando nos fuimos yo estaba en cuarto de Primaria, a mediados. Nos cambiamos en diciembre. Todo me cambió al inglés. En Pachuca iba al colegio americano y tenía una base bastante buena, pero en Houston no tenía nada que ver. Yo no quería ir. En cambio, mi hermano, que tenía 15 años, sí quería. Yo tenía amigos muy cercanos en Pachuca y me decía que cómo iba a dejar allí a mis amigos. Al principio sí que me costó un poco asimilarlo. El colegio era muy diferente. En México no era tan multicultural. En México todos eran mexicanos, hispanohablantes, y Houston es una de las ciudades más multiculturales del mundo. Fue un shock cultural importante, pero, la verdad, también muy interesante».

Saiz en el Centro de Control de Misión de la NASA en Houston / .
3. «Le llamamos de la NASA»
«Cuando me tocó ir a la Universidad en Houston empecé ingeniería de ordenadores. Aquí es muy común empezar a hacer prácticas dos años antes de graduarte. Así que empecé a trabajar en una empresa de software de impresoras. Un día, la NASA fue a la Universidad a dar una charla. Buscaban estudiantes que fueran a hacer prácticas allí y yo, simplemente, fui a la charla. Me dije: bueno, a ver qué pasa. Nos explicaron cómo presentar el currículum, cómo escribirlo para que llamara la atención para los proyectos para los que estaban buscando gente. Presenté el currículum para cinco proyectos para los que creía que tenía buenas salidas dada mi formación. Y nada. No escuché ni un sí ni un no. Y pasaron casi seis siete meses. Hasta que estaba un día en el trabajo en la empresa de impresoras y me llamaron al móvil. En la pantalla salía: Gobierno de los Estados Unidos. Contesto: ‘Le estamos llamando de la NASA, del Johnson Space Center’...».
«Me entrevistaron en el momento por teléfono. Me dijeron que era muy buen candidato para un proyecto que ellos tenían y para el que yo había solicitado. En ese momento, para ese puesto, había 2.500 solicitantes. Me dijeron que era un empleo a tiempo completo como estudiante en prácticas durante un semestre. Fue todo muy rápido. Me entrevistaron, les gustó lo que tenía que decir y al día siguiente ya tenía la oferta por carta. Sí había bastante buena paga, pero no tendría tiempo para ir a la Universidad. Tenía que poner en pausa mis estudios y después volver. Me quedaba casi año y medio para terminar la carrera. Iba a entrar en un proyecto de programación de realidad virtual. Diseñábamos un entorno de realidad virtual para que cuando los astronautas se pusieran el casco vieran la Estación Espacial Internacional de la misma manera que la que tenemos allá arriba. Y eso se usaría para su entrenamiento».
«En cuanto colgué con la NASA, hablé con mis padres. Me acuerdo que mi madre, al principio, dijo: ‘No vas a dejar la Universidad, la gente que la deja después ya no vuelve’. Además, en la empresa de impresoras donde estaba trabajando iba a tener empleo fijo cuando me graduara. Mi madre al principio no quería que dejara los estudios. Pero mi padre fue y le explicó: Marijose, ¡que es la NASA!».
4. Entrenando astronautas
«Hice las primeras prácticas entre agosto y diciembre de 2017. Allí conocí a más gente y otro grupo dentro de la NASA me ofreció otro puesto, otras prácticas, otros seis meses, hasta mayo de 2018. Ahí lo que hicimos me gustó bastante más. Porque el proyecto de realidad virtual era desarrollo de software puro y duro. Cambié al laboratorio de prototipos rápidos, donde se desarrollan y se hacen cosas volando, simplemente para probar a ver qué funciona. Los proyectos estaban basados en la cápsula de Orion».
«Llevaba casi un año sin ir a la Universidad... En mayo de 2018 otro grupo más se interesó por mí y me escogieron para el semestre de verano, hasta agosto. Ese grupo hacía pruebas de controlador de vuelo. Me tocó entrenar astronautas en simuladores. Transcurridos esos cuatro meses, en el grupo querían que me quedase, pero yo les dije que tenía que acabar los estudios porque, sin el título, no me iban a poder contratar. Entonces me ofrecieron una posición de prácticas a media jornada para que pudiera ir a la Universidad».
«Me gradué en mayo de 2019 y en diciembre de 2018 ya me estaba moviendo dentro de la NASA a ver cuál de los grupos me podía contratar como controlador de vuelo, que era donde yo aspiraba de estar. Me cogieron de ‘intern’ en el grupo donde ahora estoy, se llama Cronus (acrónimo en inglés de las labores a las que se dedican, son especialistas en comunicaciones de a bordo). En 31 de julio de 2019 empecé a trabajar para KBR Inc. con mi carné de controlador de vuelo en la NASA».

Pedro Saiz, con la bandera de Asturias en un gran premio de automovilismo al que acudió para ver a Fernando Alonso / .
5. El sueño y la pasión
«Todos los días que vengo a trabajar al Johnson Space Center de la NASA me invade un sentimiento raro. Pienso que es un sueño. Cuando presento mi acreditación para entrar aquí, que es como un campus universitario gigante, pienso que me van a decir que no puedo pasar. Hay veces que me pregunto: ¿pero cómo acabé yo aquí? Soy muy conscientes de que formo parte de algo que me parece increíble. Me encanta y estoy muy agradecido».
«Porque algo que descubrí durante las primeras semanas de empezar en la NASA es que todo el mundo tiene la misma misión en la cabeza. La NASA es gigante y hacemos muchas cosas, pero la sensación es que todos queremos lo mismo: queremos desarrollar tecnología para avanzar en la exploración espacial, y, cuando tenemos astronautas ahí arriba, que estén a salvo es la prioridad número uno. No hacemos nada sin pensar en las vidas de esa gente».
«Otra sensación que se descubre rápidamente es que todo el mundo que está aquí es porque quiere. Todos tenemos nuestros días buenos y nuestros días malos, pero todos están contentos de estar trabajando en la NASA. Entonces trabajas desde la pasión, no desde la necesidad».
6. Entrenamiento
«Trabajo como controlador de vuelo de la Estación Espacial Internacional y como controlador de vuelo de la nave Orion de las misiones Artemis, que son las misiones a la Luna. Por el lado de la Estación Espacial, empecé con unas formaciones de casi cuatro años. Buscan profesionales recién graduados para que no vengan con hábitos de los sitios. Porque la NASA los va a entrenar y los va a formar. Así que es como sacar un máster dentro de la NASA».
«Fueron tres años de ir a clases, hacer evaluaciones y enfrentarte a simulaciones. Te sientan en una sala de control idéntica a la de la vida real. Y entonces te ponen en las peores situaciones en las que te puedes encontrar, ante lo peor que pueda pasarle a la Estación Espacial Internacional: que empiecen a fallar todos los sistemas y haya que evacuarla y que los astronautas tengan que volver a la Tierra. En total, desde que empecé a formarme habré hecho cien simulaciones, y cada simulación son entre ocho y nueve horas en las que están pasando cosas y no te puedes mover de tu puesto».
«La disciplina en la que yo me formé se llama Cronus(Communication Radio Frequency Onboard Network Utilization Specialist). Se especializa en los ordenadores de vuelo y los sistemas de comunicación, ya sea comunicación de voz o de vídeo, las cámaras a bordo o los sistemas de audio. Es una de las cuatro disciplinas básicas, en inglés ‘core disciplines’. Son las que se necesitan que estén 24 horas los 7 días de la semana en la sala de control. Tanto en días normales como cuando hay lo que llamamos un ‘evento dinámico’: que sube una nave espacial o que los astronautas se meten en sus trajes y salen afuera, por ejemplo. Aunque esos días puede haber unas 15 personas en la sala de control, lo que se ve en la tele, digamos; después hay un equipo de ingenieros de cien o doscientas personas que no se ven y que están en lo que llamamos la ‘back room’, la sala de atrás».

Pedro Saiz antes las pantallas del Centro de Control de Misión de la NASA en Houston / .
7. Tomando decisiones
«Primero pasas tres años formándote en la sala de atrás hasta que sacas la certificación; luego estás ahí entre seis y siete meses. Después te meten a la formación para la sala de delante, que son otros cinco o seis meses, y allí te dan otra certificación. En la ‘back room’ es donde se lleva todo el sistema de manera muy técnica. Es donde está el experto en esta cosita concreta que falló y el que te dice cómo se arregla eso y con quién hay que hablar. Luego, los que están en la sala delantera son los que se encargan de coordinar, de hablar con otras disciplinas y transmitirles cómo les va a afectar a ellos lo que vas a hacer. También tiene que comunicarse con el director del vuelo, que es el líder de la sala de control. Él tiene que tomar todas las decisiones. Los controladores de vuelo no tomamos decisiones, nosotros damos recomendaciones al director de vuelo, que no es experto en todos los sistemas. El director de vuelo confía en que nosotros, cuando se produce un fallo, podamos darle dos o tres opciones y una recomendación. Ellos están muy bien entrenados para tomar decisiones y, entre dos alternativas que sean muy malas, elegir la menos mala, digamos. Están entrenados para poder asumir esa responsabilidad. Porque, al final, la responsabilidad ahí dentro recae en ellos».
8. Alerta con serenidad
«A medida que te vas formando, te van entrenando para afrontar todo tipo de situaciones, así es como, poco a poco, vas desarrollando tu propia manera de mantener el control, de mantener esa serenidad necesaria. De todas formas, aquí todos los días puede pasar algo. Y eso es algo que me dijo un mentor mío en la NASA: el día que entres a la sala de control y no estés un poco nervioso, tienes que dejar este trabajo; eso significa que ya perdiste esa sensación de estar alerta. Y eso es muy importante, porque en cualquier momento puede fallar algo».
«En la Estación Espacial ya he tenido unas cuantas situaciones que he tenido que resolver, pero tienes tanto entrenamiento que empiezas a trabajar y no te das mucha cuenta. Empieza la adrenalina a funcionar y el entrenamiento ha sido tan bueno que, en ese momento, igual no te estás dando cuenta de la gravedad de la situación. Simplemente estás entrenado, sabes lo que tienes que hacer y lo haces».
«En lo personal no me percataba de que, a veces, tomo decisiones como si estuviera en el trabajo. Pero mi novia y mis amigos sí que me lo han dicho. Es verdad que mantengo mucho la calma a la hora de controlar las decisiones. Si veo que me está costando tomar una decisión, estoy entrenado para saber que eso significa que no tengo suficiente información para decidir y que tengo que ir a buscar esa información para hacerlo».
«Lo importante, cuando estás trabajando de controlador espacial, es identificar qué es lo que te falta en ese momento para poder resolver el problema. Saber dónde tienes que ir a buscar esa información, con quién tienes que contactar. Esa la mentalidad en la que nos forman. Y en la vida real a veces la aplico también. De hecho, cuando veo películas del espacio muchas veces no puedo apagar mi mente y dejar de decirme: eso es imposible o qué haría yo si ocurriera ese problema».

Pedro Saiz, en su trabajo en el Centro de Control de Misión de la NASA. / .
9. Regreso a la Luna, rumbo a Marte
«Además de controlador de vuelo en la Estación Espacial Internacional, trabajo en el programa Artemis (las nuevas misiones para volver a pisar la Luna). Trabajé en Artemis 1, en 2022, la primera misión a la Luna de nuestra generación. Fue un viaje de la cápsula Orion sin tripulación de alrededor de veinte días. Y ahí trabajé en la ‘back room’. Ahora estoy trabajando en el desarrollo de Artemis 2. Soy uno de los encargados del sistema de emergencia de Orion. Tenemos ordenadores principales y ordenadores que son ‘back up’ (de reserva). De esos ordenadores, llevo todo el desarrollo de los procedimientos que hay que aplicar si en medio de la misión perdemos los ordenadores de vuelo y tienen que saltar los ordenadores de respaldo, que tienen un software diferente. Esto se produciría en una situación muy muy mala en la que posiblemente tendríamos que traer a los astronautas de vuelta a mitad de la misión».
«Para Artemis 2 voy a estar en la sala de atrás trabajando y, si tengo suerte, en la sala de delante después del despegue. Pero para Artemis 3, que es cuando va a bajar el hombre a la Luna otra vez, estaré en la sala de delante. Pero todo depende un poco de mis formaciones. Será para mediados de 2027. Todo depende de cómo vaya Artemis 2. Es algo que me hace mucha ilusión. No sé exactamente cómo se puede sentir uno en ese momento, pero es ilusionante. Es muy ilusionante volver a explorar con misiones para situar una estación espacial alrededor de la Luna, después tener un campamento lunar al que suban y bajen constantemente desde la estación espacial, y esto todo en busca de que, el día de mañana, podamos llegar a Marte». n
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