El asturiano que llenó Estados Unidos con sus jeans y ahora preside la institución sanitaria más relevante de Sudamérica
El allandés Enrique Fierres, que emigró a Puerto Rico, triunfó en el negocio de la moda adelantándose en años a un modelo de negocio que luego implantaría Amancio Ortega y, tras dejar su empresa, se dedica de manera altruista a la gestión de la Sociedad Española del Auxilio Mutuo, que se ha convertido en el gran hospital de Puerto Rico y en una de las grandes referencias sanitarias en el continente

Enrique Fierres y su esposa Nancy
Enrique Fierres (Pola de Lena, 1936) preside la Sociedad Española de Auxilio Mutuo de Puerto Rico, una mutualidad sanitaria fundada en 1882 y cuyo complejo hospitalario, con más de 6.500 empleados, se ha convertido en una referencia no sólo en Puerto Rico, también en toda Sudamérica. Fierres, que hizo su capital en la industria textil de la moda -adelantándose en muchos aspectos a un diseño de negocio que luego aplicaría Amancio Ortega- se dedica hoy, sin percibir compensación económica alguna, a la gestión del Auxilio Mutuo. Asegura que es el momento de devolver a los demás lo que la vida le ha dado a él. Pasa temporadas en Pola de Allande, el pueblo donde se crio, en compañía de su esposa, la neoyorquina Nancy Vollbehr, una enamorada de Asturias. Ahora, Fierres, también está empeñado en la reivindicación de otro asturiano emigrante, el periodista y pedagogo riosellano Manuel Fernández Juncos (1846-1928), a quien Puerto Rico debe el haber conservado el español como lengua del sistema educativo en vez de ser reemplazado por el inglés cuando la isla se convirtió en Estado Libre Asociado de EE UU. En una de sus visitas a Asturias, charló con LA NUEVA ESPAÑA, e hizo memoria de su vida:
Un asturiano que vino de Jaén
“Cuando digo que soy Fierres de apellido, me dicen: no puedes negar que eres asturiano porque Fierres viene de 'fierro'. En realidad, de eso nada. El apellido es andaluz, vino de Jaén. Mi padre era de allí. Vino como guardia civil en plena Guerra Civil, que venía mucho guardia andaluz. Así que él cae en Pola de Allande y se casa con mi madre, que era natural de Corias (Cangas del Narcea), pero con toda la familia en Pola de Allande”.
“Yo nací en Pola de Lena porque, cuando empieza la Guerra, comienzan a destinar a la cuenca minera a los guardias de todos los pueblos más lejanos de Asturias. Luego mi padre estuvo en la defensa de Oviedo, donde fue condecorado. En el Sanatorio Miñor le cae una bomba y de ahí va Pola de Lena. Y mi madre, para que yo naciera cerca de él, vino a dar a luz a Pola de Lena. El 1 de abril de 1939 termina la Guerra y el 5 de abril mi madre me dice: ‘Hala, guapín, ya puedes ir a conocer este mundo’. Y así fue. Somos dos hermanos, mi hermano Juan José, que también vive en Puerto Rico, y yo”.
Donde está el corazón
“Me crié en Pola de Allande. Es mi pueblo. Allí fue mi crianza de neno, donde realmente te queda grabado todo, donde está el corazón de tu niñez. Por eso amo con todas mis fuerzas Pola de Allande. Tengo un piso allí. Venimos varios meses al año. Nancy, mi mujer, que es americana de Nueva York, está enamorada perdida de Asturias. Yo le digo: vamos para Madrid, pero ella quiere estar en Asturias”.
Con los Dominicos
“Así que me crie en Pola de Allande y luego me fui interno al colegio de los Dominicos en Oviedo. Mamá tenía capricho con los Dominicos. Tuvo un tío cura en el monasterio de Corias, le decían Don Eliseo. Además, mamá también era sobrina directa de Fray Albino González Menéndez-Reigada, dominico que fue arzobispo de Córdoba. Uno de sus libros fue el “Catecismo patriótico español”. Hay un monumento en Córdoba y una avenida en su memoria y está enterrado en la mezquita. Es un personaje asturiano al que no se da relevancia en Asturias y, sin embargo, fue uno de los personajes más importantes de la Iglesia Católica en la posguerra. A mí me duele que en Asturias no haya un reconocimiento a ese personaje”.
El tío de América
“Con once años de edad, en 1951, me fui a Oviedo interno al colegio de los Dominicos. Estuve tres años, todo el bachillerato. Allí coincidí, por ejemplo, con gente como mi amigo el artista Manuel García Linares. Yo venía de una familia humilde, muy humilde. Mi padre fue Guardia Civil y luego tenía una tiendita de La Pola. Ellos no podían pagarme un internado, que entonces costaban mucho. Pero fui gracias a mi tío de América, Enrique González Ramos, hermano de mi madre, que estaba en Bayamón (Puerto Rico). Él que me ayudó económicamente para hacer el internado, igual que ayudó a otros sobrinos que tenía acá. Mi tío de Puerto Rico se dedicaba a panaderías y canteras, excavaciones de piedra para construcción, y fábrica de bloques de cemento”.
Emigración
“Cuando termino el bachillerato, mi tío me dice: ¿qué quieres hacer, quieres quedarte en España? Y yo le dije: no, porque tengo que entrar en quintas y yo ni voy para Melilla ni para Tetuán ni para el carajo, así que llévame para allá. Yo tenía 19 años. Me llevó para allá y el salto fue positivo en todos los aspectos. Fui a estudiar a la Universidad de Puerto Rico en tiempos del rector de don Jaime Benítez, que se convirtió en el prócer puertorriqueño de la educación. Él acogió a los exiliados españoles. A María Zambrano, a Pablo Casals, a Federico de Onís, a Juan Ramón Jiménez… De hecho, él fue a recoger el Nobel de Juan Ramón Jiménez, porque el poeta ya estaba un poco trastornado (estaba deprimido tras la reciente muerte de su esposa, Zenobia Camprubí). Benítez se llevó a un montón de intelectuales españoles. Conocí a varios de ellos. Con Pablo Casals charlé mucho, con Federico de Onís tuve dos o tres reuniones de la colonia española, tampoco fue una amistad muy grande, pero me impresionó mucho”.
En la universidad
“En la universidad estudié Business Administration. Para entrar, yo había suspendido en España el examen de sexto, el oral. Me faltaba a esa reválida cuando llegué a Puerto Rico. Me dice mi tío, que era amigo de Jaime Benítez: Enrique, estamos fastidiados por el idioma, pero lo demás no me preocupa porque vamos a demostrarle a estos que la educación en España, aunque estén en una posguerra, es muy superior. Tú vas a hacer en una semana la High School, de América, lo que era el bachillerato español, de cuarto a sexto”.
“Don Jaime Benítez le dejó mi caso a don Sebastián González García, que era un gallego exiliado famoso, una potencia. Llegó a ser vicepresidente de la Universidad. Y entonces me manda al Departamento de Instrucción Pública y allí me encerraron en un salón donde entraban los exámenes por aquí y salían por allá. Y terminé con todos. Pero cuando llega el idioma extranjero en inglés no decía ni OK. Entonces, logró que el examen mío fuera lo que estaba de moda en Estados Unidos, un examen tipo test. Y me dijo: tú contesta todo. Lo hice al azar y cuando me llama para darme el resultado se estaba riendo a carcajadas. Me dice: en la parte de inglés has sacado ‘C’ de promedio”.
Primeros trabajos
“Cuando terminé Business Administration me metí en una fábrica de camisas que tenía el padre de mi primera esposa, un asturiano de Pola de Allande que se llamaba don José González. Si le digo la verdad, fue un cambio imposible de evitar porque ya tenía un hijo y luego vinieron más. A los 23 años ya tenía cuatro hijos. Empecé a crecer en esa fábrica, que se llamaba Catalán González, y me quedé encargado de esa industria. Fabricaba camisas y polo shirts. Por entonces ya me desplazaba a Estados, Sudamérica, a Oriente Medio”.
Los vaqueros Kansas
“Luego dejé ese negocio y abrí el mío propio en la misma vía. Fabricaba en Oriente, en Chile, en Costa Rica, en Panamá, en Colombia… Empecé en 1965 y estuve con él hasta casi los años 80. Fabricaba camisas, polo shirts, pantalones mahones (vaqueros), muchos vaqueros”.
“Una de las marcas era Kansas. Si se fija usted en la escultura de Manolo Linares que hay en la rotonda de La Guía, en Gijón, el vaquero del niño dice ‘Kansas’. Hice varias marcas”.
Mercado en EE UU
“Lo vendía todo a Estados Unidos, a Wallmart, a Kmart. Ahí fue donde hice mi capital. Yo no fabricaba nada en Puerto Rico, solamente algo de accesorios. Todo lo traía prefabricado. Realmente empecé un negocio que luego me copió Amancio Ortega (risas). No es broma, pregúntele a ella (dice indicando a su mujer). Por ejemplo, yo tenía pensado montar entre Oviedo y Gijón un almacén con un prado entero de parking con cinco probadores y ahí empezar a meter mercancía de verano, de invierno, lotes americanos, los vaqueros… Hubiera sido un buen negocio. Eso fue en 1970, pero no lo monté porque mi hermano quería abrir una tienda en la calle Fruela y yo decía que eso no resultaba, que había que ir a cosas mayores, a la gran producción, a salirte de lo normal. Él no quería. Así que me quedé solo y lo fui dejando”.
Llegar el primero
“Mi empresa se llamaba Fierres Inc. Fue un invento que también me lo copió a Amancio. (risas) Le voy a decir lo que hacía yo: iba a todos los shows en Estados Unidos de ropa, de fashion. Veía todo lo venía. Iba a los shows sacaba las fotos, llevaba mi equipo de fabricación de Perú, de Colombia, de Panamá. Trabajaban conmigo un día cada uno y cada uno iba sacando sus conclusiones, según lo que me gustaba”.
“Cogía y me iba a las fábricas. Yo tenía que entregar antes que los americanos. Si uno no entregaba antes que los americanos iban a comprarme, digamos, un GAP en vez de comprarme un Kansas. Así que yo llegaba a los comercios antes que nadie”.
Hacer algo por los demás
“Llegó un momento en que dije: voy a retirarme. Porque yo quería algo más de la vida, no solamente vivir. Considero que todos tenemos una obligación en nuestra existencia y esa obligación es hacer algo por los demás. Es lo que quería hacer. Tuve la oportunidad de entrar en la Junta de Directores de la Sociedad Española de Auxilio Mutuo, que es el hospital español más grande del mundo de fuera de España. Es una mutua sanitaria del nivel de las norteamericanas. Al frente de ella había estado gente de Pola de Allande, como mi tío Enrique González Ramos o don Segundo Cadierno. Dios me dio la suerte de tener tranquilidad económica y entonces me sentía obligado ante los demás. Eso me llenaba”.
“Entré en la Junta de Directores de la Sociedad Española de Auxilio Mutuo en 1963-64 y la presido desde 1992. Ahí trabajo todos los días. El hospital se multiplicó desde entonces. Pero eso lo multiplicó un equipo de personas en el que, si alguna participación he tenido, es que supe escoger a muchos de ellos. En la Junta de Directores somos treinta y los treinta no recibimos un centavo. Nadie recibe un salario. Haces todas estas cosas desinteresadamente, sabes que se salvan vidas y sales con una satisfacción muy grande que solamente entre tú y Dios la comprendéis”.
Un centro sanitario de referencia en Sudamérica
“En el Auxilio trabajan seis mil personas entre enfermería y administración. De la facultad médica hay 550 médicos. Además, acabamos de comprar otro hospital que representa una cuarta parte más de lo que había. Ya teníamos un PET scan y resonancia magnética antes de que la hubiera en España. Y en mi administración, en vez de tener un hospital común, lo hicimos como Mayo Clinic o Mount Sinaí. Creamos toda una red de satélites: un centro de cáncer, otro de radiología, otro de trasplantes, un centro de control de peso y diabetes… Somos los más importantes de América del Sur”.
“Tenemos 27.000 socios. El socio del Auxilio lo tiene todo cubierto. Es un seguro médico que, según opinión de los senadores norteamericanos que nos hicieron el primer préstamo de la ‘ley Gilberto’, fue el primer plan médico prepagado de la nación norteamericana contando Puerto Rico, como Estado Libre Asociado. Ellos mismos lo dijeron”.
“Además, implantamos el Major Medical, un seguro médico adicional que creamos en el hospital con una compañía americana, Pan-American Life Insurance. Es un seguro médico adicional que tú le das al socio para que le cubra cuando sale de Puerto Rico. Y eso nos ha dado mucho empuje, porque mucha gente viaja y quieren estar cubierta”.
Recuperar la memoria de Fernández Juncos: “Gracias a él, se conserva el español en Puerto Rico”
Enrique Fierres es uno de los impulsores del proyecto que está en marcha para recuperar y poner en valor la memoria del periodista y pedagogo riosellano Manuel Fernández Juncos ((1846-1928). El cronista oficial de Morcín y colaborador de LA NUEVA ESPAÑA Fernando Delgado está coordinando en Asturias esa iniciativa y buscando el respaldo tanto del Ayuntamiento de Ribadesella como del Principado, a través de la Dirección General de Emigración, y del RIDEA. En una primera fase está prevista la celebración de una jornada de conferencias dedicada a su memoria, la organización de unos premios escolares y el descubrimiento de un busto en la villa riosellana obra de Manuel García Linares. La siguiente fase sería un hermanamiento entre Ribadesella y San Juan de Puerto Rico. La fecha podría hacerse coincidir con el centenario del fallecimiento de Fernández Juncos, en 2028.
Enrique Fierres cuenta a continuación cómo surgió su preocupación por mantener fresco el recuerdo del legado de Fernández Juncos:
“Cuando en 1991 vinimos a recibir el premio Príncipe de Asturias (el pueblo portorriqueño recibió el galardón de las Letras por su defensa de la lengua española), Rafael Hernández de Colón, entonces gobernador de Puerto Rico, se acercó a la aldea donde había nacido Fernández Juncos, Tresmonte (Ribadesella). Cuando regresó me dijo: Enrique, si no puedo ir contigo Asturias otra vez, vete tú a Tresmonte y mira cómo está la casa de Fernández Juncos. Y así paso el tiempo hasta el pasado verano, cuando fui con Nancy. Me encontré asustado porque la casa está en ruinas, totalmente abandonada. Cuando vimos aquella destrucción bajamos desencantados, no sabe qué desilusión, porque Fernández Juncos en Puerto Rico es un personaje a nivel… ¿cómo le diría? El cuarto o el quinto más importante de Puerto Rico en todo: en la literatura, en los procesos de transmisión de poderes españoles a Estados Unidos… Como decía Rafael cuando nos entregaron el premio Príncipe de Asturias, el hecho de que Puerto Rico mantenga el idioma español se lo debemos a Fernández Juncos, que no es ninguna broma. Cuando los norteamericanos llegan, deciden que hay que cambiar el idioma de la enseñanza. Pues él adaptó en tiempo record los libros de texto en español al programa americano. Trabajó día y noche para hacer un programa educativo en español y se lo aceptaron. Por eso queremos hacer algo que dignifique la memoria y toda la historia de un hombre que en Puerto Rico pone su nombre a la segunda avenida más importante, donde otro asturiano de Teverga, César Cienfuegos, y yo, colocamos una escultura de pared, un busto pequeño en su recuerdo. Ya digo, a él le debemos que se siga hablando español. Tanto en Puerto Rico como en Estados Unidos, donde hay tres millones de puertorriqueños entre Miami, Nueva York y Chicago”.
- Última hora del estado de salud de Marta Peñate: 'Una quimioterapia
- Ortega Cano emite un comunicado tras lo ocurrido con el hijo de Ana María Aldón: 'Es un poco duro...
- La reacción del Arzobispado a la llegada de las religiosas excomulgadas a Asturias: 'Ni son monjas ni...
- Fallece el querido miembro de La que se avecina, donde trabajó 14 temporadas
- Resuelven diez años después el misterio del cadáver de Somiedo con malformaciones y encarcelan a sus dos hermanos por abandonarlo: una triste historia
- TSK busca un inversor o una venta para garantizar su futuro y ya hay fondos interesados
- Este es el original nombre que Cristina Pedroche ha elegido para su bebé: 'Creando vida
- Los tres países a los que Arcelor desvía su inversión (y en uno construirá otra acería)