Los seis asturianos que lucharon y sangraron en la batalla de Iwo Jima, que cumple 80 años

El proyecto «Asturians under american flag» recupera las historias de tres marines, un soldado de infantería y dos marineros, todos hijos de emigrantes de Asturias a Estados Unidos, que lucharon en el desembarco estadounidense en la II Guerra Mundial tras el que que apenas sobrevivieron 100 de los 20.000 defensores japoneses de una isla volcánica del Pacífico

Ilustración a partir de la icónica imagen del izado de la bandera estadounidense en el monte Suribachi, una foto original de Jose Rosenthal

Ilustración a partir de la icónica imagen del izado de la bandera estadounidense en el monte Suribachi, una foto original de Jose Rosenthal

Asturians under American Flag

Asturians under American Flag

Cuando los soldados norteamericanos izaron en 1945 la bandera de las barras y estrellas en el monte Suribachi de la isla de Iwo Jima, componiendo una de las imágenes icónicas de la II Guerra Mundial y del siglo, allí estaba el hijo de un emigrante candasín y una asturiana de San Martín de Laspra (Castrillón). Silver Suárez tenía 32 años, y formaba parte del cuerpo de Marines de los Estados Unidos. Vio con sus propios ojos la escena que luego repitió a Joe Rosenthal para componer una foto-póster perfecta. Silver sufrió en sus propias carnes una de las batallas más cruentas de toda la II Guerra Mundial, que comenzó el 19 de febrero de 1945, hace ahora 80 años. En Iwo Jima, al término de 36 días de combate, habían muerto más de 4.000 soldados norteamericanos y otros 19.000 resultaron heridos. Pero en el bando japonés cayeron 20.703 soldados, la práctica totalidad de los que defendían aquel pedazo de terreno yermo y maloliente de origen volcánico que en japonés quiere decir «isla del azufre». Solo quedaron vivos 216. Escondidos en un laberinto de túneles opusieron una resistencia suicida a los marines norteamericanos desembarcados en las playas negras de Iwo Jima. 

Fue la única batalla de la campaña del Pacífico en la II Guerra Mundial donde Estados Unidos tuvo más bajas que el ejército japonés. En este sangriento episodio, además de Silver Suárez, allí e estuvieron otros seis hijos de emigrantes asturianos. 

Todas sus biografías han sido rescatadas por los investigadores del proyecto «Asturians under american flag», que han recopilado las biografías de 300 soldados, la mayoría de ellos afincados en Tampa, de padres y madres emigrantes, que participaron en los distintos frentes de la II Guerra Mundial. De este gran trabajo investigador, los impulsores de «Asturians under american flag» han rescatado para LA NUEVA ESPAÑA seis historias de seis hombres que lucharon en aquel cementerio de lava y sangre: tres marines, un soldado de infantería y tres marineros. Son Celestino López Cuervo, Arsenio Álvarez Jr., Silver Suárez, Gilbert A. Salas, Mario Martínez Cueto, Venancio Arduengo Jr. y Raymond F. Arduengo. Y estas son sus historias.

López Cuervo, primera oleada

Celestino López Cuervo tenía 23 cuando desembarcó en Iwo Jima. Era el sexto hijo de dos asturianos emigrantes de Candamo. En esta batalla ganaría su segundo Corazón Púrpura, la condecoración que EE UU impone a los heridos en combate.

Celestino López Cuervo –con este orden de apellidos aparece en los registros estadounidenses– nació en Tampa (Florida) el 30 de abril de 1922. Su padre fue Antonio Cuervo Colao, de la aldea candamina de La Mafalla, en la parroquia de Ventosa. Su madre se llamaba Pilar López Colao, de El Valle, también en Candamo. El matrimonio llegó a Estados Unidos procedente de La Habana, a donde habían emigrado previamente. 

Se alistó en el Cuerpo de Marines el 16 de julio de 1942 en Parris Island, Carolina del Sur. Primero estuvo destinado en la base de Guantánamo. Después se integró en la compañía «C» del 1er batallón del 25.º Regimiento de la 4.ª División de Marines en Camp Pendleton (California).

Con esta unidad, el soldado Cuervo tendrá su bautismo de fuego en la batalla del atolón de Kwajalein, en las Islas Marshall. Será el 31 de enero de 1944. El 15 de junio de ese mismo año, su unidad tomó parte en la Batalla de Saipán, en las Islas Marianas, donde cayó herido y se le concedió el primer Corazón Púrpura. La toma de las Marianas sirvió para que los estadounidenses pudieran pensar ya en el regreso a las Filipinas.

Una vez recuperado de sus heridas, el marine Cuervo volvió al combate. En enero de 1945 fue ascendido a «corporal» (el equivalente a cabo) y su batallón fue uno de los que desembarcaron en Iwo Jima el 19 de febrero; en el sector Blue Beach 1, la zona más oriental del área de desembarco. Pisó aquella playa de cenizas negras que se elevaban hasta los cuatro metros pasadas las 9:00 horas.

Los japoneses disparan sus ametralladoras desde posiciones hábilmente camufladas; llueven proyectiles de mortero. Tropas, blindados y cañones autopropulsados se atascan en aquel terreno blando. Cuervo es herido. Varios fragmentos de metralla se le incrustan en el brazo y hombro izquierdo. Es evacuado a EE UU.. Será licenciado con honores en octubre de 1945. Ya luce en el pecho su segundo Corazón Púrpura.

Aunque herido, Cuervo sobrevivió a un día infernal. Solo en las primeras 24 horas de combate, desembarcaron en Iwo Jima 30.000 marines, de los cuales 500 murieron y 1.775 fueron heridos. Este sería el primer día de 36 terribles jornadas en la tierra del azufre de Iwo Jima. Los japoneses salían, literalmente, de debajo de las piedras. Y no estaban dispuestos a vender barata su vida.

Tras la guerra, Celestino Cuervo López se casó con la señorita Palmira Lazo. Fue el 21 de Julio de 1945 y tuvieron dos hijos, Ronald y Celeste. Se asentó en Tampa, trabajó como mecánico de autobuses. Murió el día 5 de mayo de 2014 a los 92 años. Sus restos descansan en el Woodlawn Cemetery.

Arsenio Álvarez, al bazooka

El segundo de los marines asturianos que lucharon, y sobrevivieron, a Iwo Jima fue Arsenio Álvarez Jr. Nació el 9 de noviembre de 1923 en Maspeth (New York). Fue el primero de los tres hijos del matrimonio formado por el emigrante ovetense Arsenio Álvarez Álvarez y Esperanza González, natural de Tahoces, Las Regueras. El padre era joyero y llegó a Nueva York desde Cuba. En la «Gran Manzana» regentó una joyería en el 166 Fulton Street de Brooklyn.

En 1937, Arsenio Álvarez Jr. empezó a trabajar en la joyería de su padre . Reparaba relojes por 20 dólares a la semana. Cinco años después, el 24 de septiembre de 1942, decidió alistarse en los Marines.

Después de su periodo de adiestramiento, fue transferido a la Batería K, 4.º Batallón, 12.º Regimiento de Marines, 3.ª División del Cuerpo de Marines. 

Dentro de esta unidad entró en combate en Bougainville (Islas Salomón) entre el 6 de noviembre de 1943 y el 11 de enero de 1944. Su puesto era el de sirviente de ametralladoras pesadas.

En febrero de 1944 se especializó en el uso de bazookas. Su siguiente batalla fue en Guam (Marianas) entre el 21 de julio y el 12 de agosto de 1944. Cayó herido, pero se recuperó para la operación «Operación Detachment», nombre en clave que recibió el desembarco y la toma de Iwo Jima. Allí estuvo entre el 24 de febrero y el 16 de marzo de 1945 dando apoyo de artillería al resto de batallones de marines.

Finalizada la campaña de Iwo Jima, fue destinados en Guam hasta final de la contienda. Una vez licenciado de los Marines, Arsenio residió en Waterbury (Connecticut). El hijo de aquel joyero ovetense abrió su propio taller... pero de coches. Falleció pronto, con 59 años, el 13 de diciembre de 1982.

Silver Suárez, en el monte Suribachi

Silver Suárez fue el tercer marine asturiano en Iwo Jima. Nació el 20 de junio de 1913 en Clarksburg (West Virginia). Fue el segundo de los tres hijos varones del matrimonio formado por el emigrante candasín Ramón Suárez y por Adela María García, de San Martín de Laspra, Castrillón. El matrimonio y el hijo mayor, Manuel, emigraron a New York en 1910 y se establecieron inicialmente en Meadowbrook (West Virginia).

En 1914, la familia se mudó a Springfield (Illinois) donde el padre trabajó en una fundición de cinc hasta 1919. Posteriormente fue minero en la Panther Creek Company.

Silver estudió hasta los 15 años. En 1928 entró como ascensorista en el Hotel Abe Lincoln. Iría progresando: fue dependiente de la tienda del hotel y luego parte del equipo de mantenimiento. En 1935 se casó con Laura Papai. El 15 de enero de 1943 aprobó las pruebas de acceso al Departamento de Policía de Springfield. En noviembre de ese mismo año solicitó una excedencia para alistarse a los Marines.

Su bautismo de fuego fue Iwo Jima, donde desembarcó como soldado de primera clase en la Compañía E, 2.º Batallón, 16.º Regimiento de la 5.ª División de Marines. El cometido de su División era desembarcar el 19 de febrero, asegurar el aeródromo n.º 1 y tomar el Monte Suribachi (donde se izó la legendaria bandera) antes de virar hacia el este en apoyo de la 4.ª División.

Silver Suárez fue herido en los primeros momentos de combate, lo que le valió un Corazón Púrpura. Fue evacuado el día 20. Las heridas de Iwo Jima no fueron menores. Perdió el dedo índice y se le incrustó metralla en la cabeza. Pasó más de un año en el hospital. Fue licenciado el 2 de marzo de 1946. Volvió de Iwo Jima gravemente herido, pero con una imagen histórica en la retina: fue uno de los pocos hombres que presenciaron el izado de la bandera en Iwo Jima en el monte Suribachi.

Regresó a Estados Unidos y a su trabajo como policía de patrulla en Springfield. Ascendió a inspector el 1 de enero de 1950 y, cinco años después, el 15 de abril de 1955, se convirtió en el jefe de la policía local, con el rango de sargento.

En julio de 1970, con el grado de teniente Silver Suárez, se jubiló en el departamento. Una vez retirado, llegó a ser director de la Junta de Capacitación Policial de Ilinois hasta su definitiva jubilación en 1980. Cada año, desde 1988, el Departamento de Policía de Springfield, otorga un premio que lleva su nombre.

Silver y su espora Laura Papai adoptaron un niño el 25 de octubre de 1946, en Decatur (Illinois). Lo llamaron Silver Joseph Jr. Les daría 3 nietos.

Silver Suárez falleció el 4 de mayo de 2004. Sus restos descansan en el Brush Creek Cemetery de Divernon, Sangamon County (Illinois).

Gilbert Álvarez Salas, caído en una patrulla

Gilbert Álvarez Salas fue, de todos los asturianos que sirvieron en aquel infierno infestado de japoneses de una ferocidad total, el único que dejó la vida en Iwo Jima. Nació en La Habana (Cuba) el 18 de julio de 1922 y llegó a Tampa con sus padres: José Salas Rodríguez, nacido en Soto de los Infantes (Salas), y Magdalena Álvarez, de la aldea salense de Godán. Como muchos, acudieron a EE UU atraídos por la floreciente industria tabaquera tampeña. El padre de Gilbert, y sus dos hermanos mayores, trabajó desde 1917 en la legendaria fábrica de tabaco Cuesta Rey Co., fundada por un asturiano de Peñamellera Baja que se convertiría en un magnate de la industria tabaquera, Ángel Cuesta Lamadrid.

Tras su estudios en el Hillsborough High School de Tampa, Salas ingresó en la Escuela de mecánicos de aviación de Tennessee. 

Y el 7 de noviembre de 1942, se alistó. Después de seis meses de entrenamiento fue destinado a la Compañía «A» del Regimiento de Infantería 147, en el área de Operaciones del Pacífico. Su puesto era el de servidor de ametralladora y en esta función tomaría parte en las operaciones de Emirau Island, Saipán y Tinian, durante 1944. La misión del Regimiento de Infantería 147 era ir relevando a los Marines una vez que completaban los desembarcos en las distintas islas que iban tomando de camino a Tokio.

El soldado Salas llega a Iwo Jima el 20 de marzo de 1945, al día siguiente del primer desembarco. El 147 Regimiento es la fuerza de reserva de la 3ª División de Marines. Ponen pie en Purple Beach, en la costa suroeste de la isla, y Gilbert forma parte de las patrullas que iban tratando de desalojar a los soldados japoneses ocultos en cuevas y refugios.

Ahí le esperaba la peor de las suertes. En una de esas patrullas, el 27 de marzo, el soldado de primera clase Salas se quedó para cubrir la retirada de sus compañeros y entonces fue alcanzado: los japoneses le disparan en la cabeza y el abdomen. Muere poco después. El soldado Salas recibe, a título póstumo, la Estrella de Bronce, con la que EE UU distingue a quien destaca por su heroísmo en el combate. Gilbert Álvarez Salas descansa en el Woodlawn Cemetery de Tampa, Florida.

Venancio Arduengo, especialista en torpedos

Los otros dos «asturianos» que participaron en la batalla de Iwo Jima lo hicieron desde el mar. Formaban parte de la armada estadounidense.

Venancio Arduengo nació en Tampa (Florida ) el 19 de diciembre de 1921. Fue el cuarto hijo de un pongueto de San Juan de Beleño llamado Venancio Arduengo y de su esposa Ramona, del mismo pueblo. Venancio Arduengo Jr. creció en West Tampa y se graduó en el Hillsborough High School en 1941. Comenzó a trabajar como dependiente en el West Tampa Departament Store, propiedad del destacado empresario de origen cántabro Emiliano Salcines, casado con una asturiana, hasta su ingreso en la US Navy el 23 de julio de 1942. 

Venancio Inició su formación en la Base Naval de Norfolk. En febrero de 1943 obtuvo su diploma como especialista en torpedos (TMV3c) en Newport y embarca en el portaaviones «USS Lexington» .

El «Lexington» partió rumbo al Pacífico como buque insignia del Almirante Marc A. Mitscher liderando la Task Force 38. Tomó parte en las principales operaciones de este área como Tarawa, Isla de Wake, Islas Marshall, Guam, Peleliu, Leyte, Iwo Jima, Okinawa y así hasta obtener 11 estrellas de combate en el Teatro de Operaciones del Pacífico.

Venancio, también conocido como «Bennie» Arduengo Jr., se licenció como especialista de torpedo de primera clase y en 1952 se casó con Sue Ann Westerman en Tampa. En esta ciudad tan marcada por la emigración asturiana se establecieron. Abrieron un restaurante y regentan una pensión. Tuvieron dos hijas, Dottie y Diana. Venancio vivió hasta el 2010, falleció el 24 de diciembre.

Raymond Fernández, fontanero

También de Tampa llegó al escenario bélico del Pacífico Raymond Fernández Arduengo. Nació el 7 de marzo de 1906 y era hijo de León Arduengo Martínez, de Cangas de Onís, y de Josefa Fernández Navarro, nacida en Cuba. El matrimonio tuvo trece hijos. Raymond fue el décimo. Como tantos, llegaron desde Cuba en 1890 para trabajar en la industria tabaquera tampeña.

Antes de alistarse a la marina el 30 de diciembre de 1943, Raymond F Arduengo, trabajó en la Tampa Shipbuilding Company como fontanero. Ya alistado, su primer destino fue la Estación de Entrenamiento Naval de Grandes Lagos (Illinois) hasta el 28 de marzo de 1944. Allí fue asignado al Almacén de suministros de Gili Gili, en Nueva Guinea.

Después fue transferido al destructor USS «O`Neill». Formando parte de su tripulación participará en operaciones navales sobre Filipinas. El 28 de diciembre fue transferido al USS «Hobby», un buque que participó en la protección de buques durante las batallas de Iwo Jima y Okinawa hasta finales de junio de 1945, fecha en la que regresó a EE UU para reparaciones.

Después de la guerra Raymond F. Arduengo siguió siendo fontanero. Tuvo dos hijos, Richard y Leslie Jo Anne, con su esposa, Annie Barber Arduengo. Ella también tenía su historia: había nacido en Filipinas y que estuvo interna en el campo de prisioneros de guerra «Santo Tomás de Manila» desde enero de 1942 a febrero de 1945. Cuando fue liberada por tropas estadounidenses. 

Raymond falleció el 2 de julio de 1972 con 66 años. Está enterrado en el Myrtle Hill Memorial Park de Tampa (Florida).

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