María Val monitoriza en Grenoble una proteína para ayudar a curar una enfermedad rara
La investigación doctoral de la química ovetense estudia la estructura de las moléculas que fallan en la Enfermedad Granulomatosa Crónica a la búsqueda de un fármaco contra las graves infecciones que sufren los pacientes
“Me atrae la rama de la química vinculada a la salud y a la biología, porque tiene un impacto directo en la vida de la gente”, afirma la joven científica de 24 años, graduada en Oviedo y máster por La Sorbona

María Val Pevida, el día de su graduación en La Sorbona.
Por un error genético de su sistema inmunitario, a los pacientes de Enfermedad Granulomatosa Crónica (EGC) les falla una proteína que en condiciones normales mata bacterias y otros agentes patógenos. Así no pueden defenderse y esa vulnerabilidad los deja inermes ante una apreciable variedad de infecciones casi crónicas, las más graves de pulmón. En un laboratorio del Instituto de Biología Estructural de Grenoble, al pie de los Alpes franceses, la joven química ovetense María Val Pevida quiere ayudar a restablecer el “escudo” con la ayuda de un enorme criomicroscopio electrónico de alta precisión. Lo usa para monitorizar la estructura de la proteína con toda la exactitud posible, para entender cómo funciona y llegar a diseñar, allá al fondo del proceso, un fármaco capaz de introducir en el organismo del paciente moléculas activadas que reactiven las defensas de los enfermos de esta patología rara.
María Val (Oviedo, 2000) está encima de la proteína NADPH oxidasa desde que llegó a Grenoble con una beca para hacer su tesis doctoral en octubre de 2023. Estudió el grado bilingüe de Química en inglés en la Universidad de Oviedo y tras un año de Erasmus en Polonia completó en La Sorbona de París un máster en francés en “moléculas y dianas terapéuticas” con sus seis meses de prácticas a tiempo completo en la poderosa farmacéutica francesa Sanofi. A los mandos del microscopio, y con ayuda de la tecnología de visualización de estructuras moleculares en alta resolución que otorgó a sus creadores el Premio Nobel de Química en 2017, María se va a dedicar a mirar la NADPH oxidasa con toda la precisión posible al menos hasta que en 2026 se acaben sus tres años de beca.
Muy esquemáticamente, “tomamos miles de imágenes, con ayuda de computadoras y algoritmos las combinamos y obtenemos un modelo en tres dimensiones que nos permite ver cómo son las proteínas y estudiar su mecanismo de activación cuando funcionan bien y cuando fallan”, pero que sobre todo es de gran utilidad para “acelerar el proceso de diseño de fármacos. Al ver la estructura en tres dimensiones y con un detalle atómico, explica la investigadora ovetense, “ves perfectamente los sitios donde el medicamento podría unirse a la proteína para inhibir la actividad” y desarrollar un fármaco que actúe específicamente sobre esas moléculas, sin daños sobre el resto del organismo… La medicina sería el horizonte final de un largo proceso que por ahora está “en modelo animal", precisa la científica asturiana, "probando en ratones” un sistema que trata de replicar para las proteínas activas el método de transporte que utilizaron las revolucionarias vacunas de ARN mensajero contra el covid y que físicamente sería un aerosol, “una especie de Ventolín” porque las infecciones más graves asociadas a la EGC son las pulmonares.

María Val, en la plaza de Víctor Hugo de Grenoble. / .
La inclinación que María Val ha sentido siempre por los vínculos de la química “con la salud, la biología y el diseño de fármacos” han acabado por incrustarla en un exigente grupo de investigación dentro de un instituto de investigación “mixto”, o público-privado, y del ecosistema “muy vivo y muy internacional" del prestigioso Campus Europeo de Ciencias de Fotones y Neutrones (EPN), “al que viene gente de toda Europa a hacer experimentos”. Una parte del equipo trabaja en el hospital universitario de Grenoble, que además tiene una plataforma de diagnóstico para esta enfermedad… “Casi ves al paciente”, así que el entorno es muy propicio para una investigadora de 24 años con toda la carrera por delante que eligió este campo “porque tiene un impacto directo en la vida de la gente y en la mejora de algo tan importante como la salud”.
Después de reflexionar, María Val dirá que nunca se sintió “forzada a dejar Asturias”. Más bien que “las oportunidades surgieron fuera”, y estudiar una carrera en inglés, esto sí, le “abrió muchas puertas”. “Fue un plus para llegar hasta donde estoy ahora”, concluye. ¿Y después? No se cierra ninguna de esas puertas. “Nunca pensé que ahora estaría haciendo la tesis en Grenoble”, afirma, así que cuando esta etapa termine seguramente volverá a haber múltiples caminos abiertos. “Creo que sí me gustaría volver a España, pero no sé si justo al terminar mi tesis será el momento”, señala con la sensación de que más que la investigación académica le tira más la aplicada y la biomedicina, el universo de “las startups, la innovación, quizá la industria farmacéutica y algún departamento de investigación y desarrollo”, pero se dirige hacia esa estación sin prisa. De momento, ya sabe que “hay veces que las oportunidades llegan y hay que saber aprovecharlas”.
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