Los 300 héroes asturianos de la II Guerra Mundial: Mario Martínez, bombero condecorado en el teatro de operaciones del Pacífico
Hijo de emigrantes de Ribadesella y Arriondas a Cuba y Florida, obtuvo ocho estrellas de batalla tras participar a bordo de un destructor estadounidense en las campañas de las Islas Marshall, Guam y Filipinas
Uno de sus hijos sirvió en Vietnam

Una imagen de Mario Martínez Cueto junto a los destructores en los que sirvió.
El proyecto de investigación "Asturians under american flag" ("Asturianos bajo bandera americana"), desarrollado por expertos asturianos en historia militar, ha logrado rescatar 300 biografías de descendientes de emigrantes asturianos que lucharon en las filas del ejército de Estados Unidos durante la II Guerra Mundial y en otros conflictos posteriores, como la guerra de Corea o la de Vietnam. La mayor parte de ellos eran hijos de asturianos que se habían establecido en Tampa (Florida). Muchos de ellos lograron brillantes hojas de servicio y algunos, la más altas condecoraciones del Gobierno estadounidense. Este artículo resume una de esas 300 biografías de los héroes que dio la emigración asturiana a América.
La guerra encontró a Mario Martínez Cueto, el hijo menor de una familia de ocho formada a caballo entre Asturias, Cuba y Florida, trabajando en la poderosa y floreciente industria tabaquera de Tampa. Mario había nacido allí el 4 de abril de 1921, había estudiado en el Hillsborough High School y había comenzado la década de los cuarenta como empleado en la Fábrica de Tabacos A. Santaella, en el sector que dio trabajo a miles de emigrantes asturianos y que también había dado acomodo laboral a su padre. Francisco Cueto era un riosellano de 1870 que emigró primero a Cuba y en 1913 a Florida junto a su esposa, María Martínez, natural de Arriondas (1883). Mario, el último de sus ocho vástagos, cuatro varones y cuatro mujeres, inició el 16 de junio de 1942 un camino incierto que le llevó al teatro de operaciones bélicas del Pacífico y a intervenir, a bordo de dos destructores de la fuerza naval estadounidense en tres operaciones que adornaron su uniforme con ocho estrellas de batalla.
El octavo de los Martínez Cueto se alistó en la Armada en Jacksonville (Florida) y tras el periodo de instrucción básica en la Escuela Naval de Norfolk (Virginia), en noviembre de 1942 adquirió el empleo de bombero de tercera clase (F3c). El 27 de abril de 1943 fue destinado a la Base Naval de Argentia (Terranova) y unos días después incorporado a la tripulación del “USS Forrest”, un destructor que formaba parte del Grupo Ranger que patrullaba la zona del Atlántico Norte. El 23 de agosto de 1943, con el conflicto en el Pacífico en plena efervescencia, fue transferido al “USS Colahan”, con el que puso rumbo a Pearl Harbor el 11 de diciembre de ese mismo año.
El 1 de noviembre ascendió a bombero de primera clase y el 1 de julio de 1944 cambió su empleo por el de “watertender”, el tripulante a bordo de un barco de vapor que es responsable de atender los incendios y las calderas en la sala de máquinas del barco. Con esos oficios intervino en la recta final de la campaña de las Islas Marshall en enero de 1944 y en la conquista de Guam, del 12 de julio al 15 de agosto del mismo año. La primera fue una operación estratégica para la ocupación de un archipiélago clave para utilizar sus aeródromos como apoyo aéreo desde tierra para el resto de la guerra en el Pacífico Central. La batalla de Guam, el avance de las tropas estadounidenses sobre la antigua colonia española, fue una de las más sangrientas del conflicto en el Pacífico y movilizó 59.401 soldados estadounidenses y doscientos navíos. El “USS Colahan” participó con apoyo de radar, bombardeo costero y fuego de apoyo. Acabó con el éxito de la flota norteamericana y la bandera de las barras y las estrellas clavada en una playa de Guam, pero la experiencia bélica del “watertender” Martínez Cueto no terminó aquí.
Aún le esperaba la campaña de Filipinas y Luzón, entre el 9 de septiembre y el 14 de octubre de 1944, en realidad la parte final de reconquista del archipiélago filipino después de tres años de ocupación japonesa. Aquí sí empezó a concluir la historia bélica de Mario Martínez Cueto, que abandonó el teatro de operaciones del Pacífico el 11 de noviembre de 1944 a bordo del portaviones “USS Franklin” para acceder a cursos de formación en Philadelphia y ser definitivamente licenciado el 26 de septiembre de 1945.
En su vida como veterano de guerra, de regreso a Tampa, el antiguo bombero de la guerra del Pacífico contrajo matrimonio tres veces y tuvo dos hijos y una hija. Trabajó en Tampa como operario de mantenimiento y falleció el 13 de diciembre de 1982, a los 61 años. Sus restos descansan en el Memorial Park, el cementerio del Centro Asturiano de Tampa, pero la historia bélica de su familia no terminó con él. El hijo que heredó su nombre de pila, Mario Martínez junior, nacido en 1948, sirvió para el ejército estadounidense en la guerra de Vietnam. Falleció a los 45 años, en 1994.
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