Entrevista | Abel Azcona Performance

"Para mí, el arte es un amarre a la vida"

Abel Azcona, el reconocido polémico creador, explica en esta entrevista que prepara una performance con una persona que abusó de´él

Abel Azcona, durante la performance

Abel Azcona, durante la performance / Cedida por el equipo de Abel Azcona

Xuan Fernández

Xuan Fernández

Abel Azcona (Madrid, 1988) es uno de los artistas más consagrados de la performance en el panorama nacional, el que más proyección internacional tiene de España. El pasado 1 de abril, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, dio un salto en una carrera autobiográfica donde da a conocer sus desequilibrios mentales, que están marcados por una infancia de abusos y prostitución, al subir al escenario a su madre biológica, Isabel Gómez Aranda, que le había abandonado al nacer. La comisaria de la obra fue la gijonesa Semíramis González.

-¿Por qué subió a su madre a un escenario sin conocerla?

-Sobre el año 2020 decidí profundizar más autobiográficamente. En mi obra siempre había atisbos biográficos, pero no tan marcados como ahora. Decidí dar el paso tras pensarlo mucho. Primero subí a mi padre adoptivo, que me prostituyó, a unas peanas de un escenario. Aquello tuvo mucho de violento, de hostilidad. En esta ocasión, con mi madre, tenía más que ver con cuidados, con ternura, con la ausencia de rabia. No hubiese sido posible sin Semíramis González, que ha estado detrás de todo y ha sabido cómo llevarnos. Los dos teníamos una gran herida.

-Estuvieron casi una hora en silencio en el escenario.

-El silencio es algo muy importante en la performance, las piezas más icónicas de Marina Abramovich son en silencio, a ritmo cero. Mis heridas ya estaban tan relatadas y contadas que creo que el silencio era verdaderamente lo empoderador: sino sería una conferencia.

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-Desveló que prepara un proyecto nuevo en el que participará una persona que abusó de usted.

-Cuando pude encontrar a mi hermana me dio datos concretos sobre abusadores. Hay uno que está dispuesto a hacer algo, aunque no lo subiré a las peanas. Quiero hacer otra cosa, no sé si será un diálogo, pero quiero escucharle. No sé todavía en qué se concretará. Sí adelanto que lo de mi madre, para mí, es un cierre familiar, porque en junio inauguro una gran exposición donde cerraré todos los proyectos familiares. Ahora interactuaré con mi madre en la vida cotidiana.

-¿Le llamó la atención la reacción del público?

-El público nos sostuvo, nos cuidaron. Hubo gente muy emocionada y eso me llegó. Muchas veces el público representa a la sociedad y es curioso como se demostraba que nos querían cuidar, pero antes, en la vida real, nadie lo hizo. Hay una doble moral que salpica al público. Mi madre lo hizo muy bien y podría haber pasado cualquier cosa, porque no es una persona de la performance. Había un riesgo, pero en este caso funcionó.

-¿Quién es Abel Azcona?

-Siempre he dicho que me considero un hijo de puta y un enfermo mental, pero creo que ahora estoy en el momento más artístico de mi vida. Tengo una experiencia muy potente, tras 22 años haciendo performance. Ahora voy a hacer una gira enorme, con más de 30 exposiciones. Soy uno de los artistas de perfomance más representativos.

-Ha puesto su cuerpo a disposición del público en alguna actuación, ¿lo haría ahora?

-Todo mi relato lo construyo a través de mi expediente de adopción, con una madre prostituta y heroinómana. Por eso hice varios proyectos en torno a la prostitución, poniendo mi cuerpo a disposición de la obra. En una performance la gente podía pasar un tiempo con mi cuerpo, en Bogotá, Houston y Madrid. También hice lo mismo con la heroín: me inyecté en cada brazo y luego la gente podía manipular mi cuerpo. Ahora estoy en otro punto de mi carrera, quizá no esté en ese extremo físico, pero la performance con mi madre fue dureza extrema.

 

-¿Qué es el arte para usted?

-Para mí fue un amarre a la vida. Si no hubiese encontrado esta forma de liberarme, de contar mi historia, no sé que hubiese pasado. Mi vida está tan contaminada que todo tiene que ver con el arte.

Azcona, con su madre durante la actuación

Azcona, con su madre durante la actuación / Cedida por el equipo de Abel Azcona

-¿Cómo es un día en su vida?

-Depende. Hay días que me levanto muy bien y otros días con más oscuridad. Me dan brotes, o no puedo salir de casa y me tengo que quedar a oscuras, sin poder ver la luz. A veces tengo que dialogar con mis dos yo. Leo muchísimo: paso horas y horas con libros.

-¿Es feliz?

-No me gusta esa palabra, me parece estúpida. Sobrevivo, mal vivo. Ahora mismo firmo estar así, porque estoy mucho mejor de lo que estaba.

-¿Le interesa la política?

-Sí, pero yo es que hago política diariamente. Lo que hice con mi madre fue un acto político. Para mí eso es la política.

-Me refiero a la actualidad política, la de los periódicos.

-Soy una perna informada y soy de izquierdas, eso sí lo digo. España es un país tardofranquista, donde todo quedó atado y bien atado, y todavía sigue desarrollándose el bando ganador de la Guerra Civil. Soy de izquierdas, pero Sánchez no me gusta, porque no considero que él sea de izquierdas. Es un mal menor dentro de lo que podemos tener. Eso sí, es una persona que se arriesga y suele ganar.

-¿Dónde se ve en quince años?

-Muerto, siempre he dicho que muerto. Me estoy agarrando a la vida, me he agarrado a mi madre, y a ver donde nos lleva el destino.

-¿Redes sociales?

-Tengo gente que me apoya, pero si me afectasen las críticas de las redes ya estaría muerto. He llegado a recibir en twitter 10.000 comentarios amenazándome de muerte. Me afectan más las críticas de mi propio campo, del arte.

-¿Hay mucho ego en su mundo?

-El mundo del arte es complejo. Hay gente que conozco de siempre que me dijo que la obra con mi madre era una payasada. En el arte te apoyan mucho y si a tu obra van cuatro no pasa nada, pero si funciona dicen que ya no es tan buena. Así funciona. El arte es un mundo de abrazos y mordiscos. El arte es muy España.

-¿Trabajará más con Marina Abramovich?

-Lo hice un año, pero ahora ella está en otros proyectos, cerrando un ciclo, haciendo actuaciones más tranquilas. Yo todavía tengo carrete. 

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