Una "misión secreta" para salvar el Centro Asturiano de Buenos Aires: el otro secreto de Marcial

El Centro Asturiano de Buenos Aires es uno de los escenarios recurrentes de la novela ganadora del premio Nadal de este año, “El secreto de Marcial”. El emocionante relato, familiar y autobiográfico, con el que el escritor argentino Jorge Fernández invoca la figura de su padre, el asturiano emigrante de Barcia Marcial Fernández, recala varias veces en las instalaciones del Centro. Este martes, a las 19 horas (hora local) la comunidad asturiana en Buenos Aires entregará a Jorge Fernández la Cruz de la Victoria, en reconocimiento a su labor literaria y periodística.

Será un acto que seguro emocionará a este hijo de la emigración que, como periodista, es uno de los más reputados de Argentina. Como escritor, Fernández llegó al corazón de toda la nación argentina con “Mamá", la novela que dedicó a su madre Carmina Díaz, una asturiana originaria de Belmonte. Pero, muy probablemente, la imposición de la Cruz de la Victoria, emocionaría mucho más a su padre dado que Marcial estaba especialmente vinculado al centro. De hecho, el escritor lo ha definido como “un soldado de ese club”, en alusión al Asturiano.

Como tal soldado se comportó cuando desarrolló una “misión secreta” por encargo del presidente del Centro Asturiano. El episodio y su denominación (“misión secreta”) aparecen mencionados en “El secreto de Marcial”. También lo contó Jorge Fernández en una entrevista con LA NUEVA ESPAÑA: “Hace unos años estábamos celebrando el Día del Padre con mi hijo y Verónica, mi mujer, y se acercó un camarero en el barrio de Palermo. "Dice el patrón si puede venir a saludarle". "Claro, claro". Vino y me dijo: "No sabe quién soy yo, pero fui presidente del Centro Asturiano de Buenos Aires tantos años. ¿Usted sabe que yo le di una misión secreta a su padre? Su padre había tenido un infarto y le recomendaron caminar muchísimo, ya jubilado. Y yo le decía: los viejos asturianos, con la crisis de 2001, se borraron del club, no quieren ni pueden pagar la cuota. Pues bien, mi padre tomó la lista de asturianos del club y todos los días caminaba diez kilómetros, se sentaba con un asturiano y hablaban de sus vidas. Tenemos que volver, volver a estar unidos, creer en nuestras vidas... " Tu padre recuperó muchos. ¿A que no te lo contó nunca?", me dijo aquel hombre. No, ni a mi madre. Es un enigma enorme para mí”.

El padre, escribiría Jorge Fernández en otro artículo donde abordó la “misión secreta”, logró convencerlos para que volvieran a asociarse al centro “ese patio de dicha, hórreo, gaita, fabada, brisca y ritos nostálgicos”. Fernández pasó de niño muchas tardes en el centro asturiano, asegura que fue “criado allí”. Recordaba en la entrevista con LA NUEVA ESPAÑA que visitar "aquel club era como un ritual del dolor, para apaciguarlo por no estar en Asturias”.