Del Oriente de Asturias a Curicó: así se creó una de las mayores empresas frutícolas de Chile, que vende un millón y medio de cajas al año

"Fue un gran desafío coger las riendas", asegura Carolina Dosal que asumió el mando de la empresa familiar después del fallecimiento de su padre, nacido en Panes y un visionario en Chile

Carolina Dosal, en su fábrica

Carolina Dosal, en su fábrica

Xuan Fernández

Xuan Fernández

Ángel Dosal, nacido en Panes, fue un emprendedor y visionario que emigró a Curicó (Chile) en 1952 y acabó fundando un negocio familiar de frutas: Frutícola Dosal, que en temporada alta llega a dar trabajo a más de 1.200 personas. “Mi padre era un hombre profundamente familiar. Tenía muy presente a Asturias en su vida: nos contaba historias del pueblo, de cómo en su casa, con nueve hermanos, solo había una bicicleta. Nos inculcó el amor por la pesca, la música... En Curicó celebramos el 12 de octubre, Día de la Hispanidad, y también el Día de Asturias. Hoy en día lo seguimos haciendo cuando podemos”.

Habla Carolina Dosal, nacida en Curicó en 1964, hija de Ángel, que desde marzo de 2004 dirige la empresa familiar tras el repentino fallecimiento de su padre, víctima de un infarto. Poco antes de morir, Ángel había llamado a todos sus hermanos que quedaban en España, preocupado por el estado de salud de otro hermano suyo —socio en la empresa— que debía someterse a un trasplante de riñón.

La familia al completo viajó a Chile y permaneció allí casi dos meses, acompañando al tío de Carolina. Faltaban apenas dos días para su regreso a Asturias cuando Ángel falleció de un ataque al corazón. Los Dosal recibieron un golpe durísimo e inesperado. Despidieron al patriarca con gaitas asturianas y, acto seguido, Carolina se hizo cargo de la empresa.

“Fue un gran desafío. No estaba previsto que asumiera tan pronto, aunque conocía el sector porque mi padre me había estado preparando. Me encontré con un mundo apasionante, pero en aquel entonces ,y en parte aún lo es, la agricultura era muy machista”, explica Dosal, técnica agrícola, que hasta ese momento dirigía un negocio de cueros.

Carolina destaca que ha intentado continuar con el espíritu de su padre, que conoció a su madre (también hija de asturianos, de Panes) cuando emigró a Chile. En Curicó, ciudad de 200.000 habitantes, Ángel hizo de todo. Empezó trabajando en una ferretería familiar y poco a poco emprendió por cuenta propia, vendiendo frutas y hortalizas en zonas rurales con un carro.

En la década de 1960 montó su primer negocio, demostrando su carácter visionario. Abrió en la ciudad el Autoservicio Dosal, una especie de supermercado, el primero en Curicó, con un concepto inédito en la época: los clientes recorrían la tienda con un carrito, algo que no existía entonces en Chile.

En 1974, junto con su hermano, Ángel dio los primeros pasos para construir su imperio frutícola. Compró una finca con viñas, que poco después cambió por manzanos. “En los años ochenta tuvo lugar el auge de la fruticultura y el negocio fue creciendo”, cuenta su hija. Ángel comenzó a exportar frutas a muchos países: China, Brasil, India, Estados Unidos… La empresa vende fruta a distribuidores y también la embala para terceros. Hoy en día cuenta con mil hectáreas de cultivo y vende un millón y medio de cajas al año, con manzanas, cerezas y kiwis como productos estrella. Es una de las empresas familiares frutícolas más potentes del país.

“Estamos en un sector de cambios vertiginosos, lleno de desafíos, donde hay que reinventarse continuamente. Cambian las especies, los clientes piden nuevas variedades... Hay que estar siempre al pie del cañón”, afirma Dosal, que tras la muerte de su padre compró junto a sus hermanos la parte del negocio de su tío, continuando la tradición familiar.

“Antes vendíamos mucha fruta a España, pero desde la pandemia el mercado europeo está más complicado. La situación en China también es difícil, aunque seguimos vendiendo allí”, explica esta descendiente de asturianos, que teme que los aranceles del gobierno de Trump (un 10% a las exportaciones chilenas) terminen afectando globalmente: “Nos impactará en todos los mercados”, vaticina. Define el momento actual de la empresa como “bueno”, aunque en permanente transformación y condicionado por el cambio climático, que influye directamente en los sistemas de producción. “Seguimos adelante con mucho esfuerzo y hemos heredado la resiliencia, la fuerza y el coraje de nuestros abuelos asturianos. Esa fuerza que viene de los montes”, concluye.

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Su papel como Cónsul Honoraria y su vínculo con Asturias

Carolina Dosal tiene cuatro hijos y, aunque ninguno nació en el Principado, como ella misma, todos se sienten profundamente asturianos. “En Asturias nos pasa algo muy curioso: cada vez que vamos sentimos que somos de ahí. La primera vez que fuimos a Panes mis hijos eran adolescentes, y desde que bajamos del coche hasta que nos fuimos no los vi más por casa: estaban por el pueblo como si fuesen de toda la vida”, cuenta.

Viaja prácticamente cada año a Asturias, moviéndose entre Panes donde aún vive una tía suya, Oviedo y otras localidades. “Tengo una visión superficial, porque voy poco, pero veo bien a Asturias. Mi hijo pequeño vive en Madrid y veo que hay problemas, como en Chile”, comenta.

Además de su labor empresarial, Carolina es también Cónsul Honoraria de España en Chile, una función que desempeña de forma voluntaria y por la que ha sido testigo directo de un fenómeno creciente: “Hay un auténtico boom de chilenos que quieren irse a vivir a España. Es tremendo. Desde hace cuatro años ha aumentado muchísimo la cantidad de solicitudes, tanto de jóvenes como de personas mayores”.

Aunque uno de sus hijos vive en Madrid, Dosal no se plantea de momento cambiar de país: “En Chile hay problemas, inestabilidad política y económica, como en otros lugares, pero seguimos luchando”, concluye.

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