Salvación lograda con derrota… ¿y ahora qué?

El Sporting ha evitado el desastre, pero eso no basta. No puede bastar. La temporada termina dejando más dudas que certezas, más desgaste que ilusión. Y ahora llega un verano crucial, en el que el club tendrá que demostrar que aprendió algo de este año gris. Toca reconstruir, ilusionar, volver a enganchar a una afición que nunca falla, pero que sí empieza a cansarse. La salvación ya está. Ahora hace falta un proyecto.

Un momento del último encuentro

Un momento del último encuentro / Lne-Correo

Diego Álvarez Bada

Diego Álvarez Bada

Diego Álvarez Bada lleva once años trabajando como sobrecargo de aviación en la línea bandera de México. Hace cinco fundó la peña "La villa de Quini", de la que es presidente. Es la primera y la única peña sportinguista oficial en México y fuera de España. Hasta diez veces al año vuela a España para ver los partidos del Sporting y ha vivido todos los derbis asturianos que se han celebrado desde 2017, cuando los dos principales equipos asturianos se volvieron a encontrar en la competición.

El Sporting ya está salvado. Pero es una salvación triste. Una salvación gris, como lo ha sido esta temporada. Llegó sin necesidad de sumar, sin celebrar, sin alegría. El empate del Eldense este domingo certificó matemáticamente la permanencia rojiblanca después de haber caído en La Rosaleda ante el Málaga. Una vez más, el Sporting volvió a ser el Sporting de esta temporada: un equipo que muestra cosas buenas por momentos, pero al que se le escapan los partidos entre las manos.

Y eso que se empezó ganando. Otero marcó un gran gol de cabeza tras un buen centro de Guille Rosas. Un Juan Otero que es uno de los pocos que ha mantenido un nivel aceptable en este tramo final. El Sporting no supo manejar la ventaja. Chupe empató con un golazo de espuela y ya sobre el final y justo cuando Garitano decidió probar a Diego Sánchez como central, como muchos reclamábamos, llegó el 2-1 tras un marcaje blando que deja dudas sobre esa elección.

El partido, al menos, me tocó verlo en un horario muy cómodo aquí en México, a la una de la tarde. A diferencia de tantos madrugones o transmisiones a deshoras, esta vez me tocó seguirlo con calma desde casa.

La temporada termina así, sin emoción ni esperanza. En dos semanas el equipo cerrará el curso sin jugarse nada. Sin playoff, sin lucha por el ascenso, sin aliciente alguno. Y la pregunta que todos nos hacemos es: ¿y ahora qué? ¿Qué Sporting veremos la próxima temporada? ¿Con qué plantilla? ¿Con qué límite salarial? Porque lo que está claro es que hará falta mucho una remodelación total en la plantilla. Tres defensas, tres mediocentros, dos extremos, dos delanteros… y eso siendo generosos. ¿Tendrá el club capacidad de moverse bien? ¿De ilusionar a una afición que está cada vez más lejos?

Se viene un verano largo. Muy largo. Un verano de movimientos, de entradas y salidas, de decisiones que marcarán el futuro inmediato del club. Será un mercado agitado, en el que el Sporting deberá reconstruirse casi desde cero si quiere volver a pelear por algo más que la permanencia. Habrá muchas noticias, muchos rumores, muchas conversaciones entre pasillos. Y, sobre todo, habrá mucho de qué hablar. Porque la afición, aún dolida, necesita volver a creer. Y para eso hará falta algo más que palabras.

Lo único que todavía se puede salvar esta temporada es el año del filial. A pesar de su rendimiento irregular, ha comenzado bien el playoff de ascenso con una victoria 2-0 ante el Covadonga. Queda mucho camino por recorrer, pero lograr ese ascenso sería muy importante para reducir la brecha entre el primer equipo y el B, y así facilitar la formación de jugadores. En ese contexto, cuesta entender decisiones como la de no permitir que Álex Oyón —con ficha del filial, pero considerado jugador del primer equipo— pueda reforzar al Sporting Atlético en estos partidos tan decisivos. Si no ha tenido protagonismo real con el primer equipo durante la temporada, ni creo que se le vayan a dar oportunidades en los 2 partidos que quedan. No entiendo que no se aproveche la aportación que podría dar y reforzar al filial en busca de un objetivo que se ha escapado en los últimos tres años. El ascenso no salvaría la temporada, pero sería un pequeño consuelo y un paso positivo dentro de un curso gris.

El Sporting ha evitado el desastre, pero eso no basta. No puede bastar. La temporada termina dejando más dudas que certezas, más desgaste que ilusión. Y ahora llega un verano crucial, en el que el club tendrá que demostrar que aprendió algo de este año gris. Toca reconstruir, ilusionar, volver a enganchar a una afición que nunca falla, pero que sí empieza a cansarse. La salvación ya está. Ahora hace falta un proyecto.

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