Entrevista | Adriana Fernández Directora editorial del Grupo Planeta en Argentina
"El libro de papel no solo no está muerto, sino que está de moda"
"La tenacidad y el trabajo constante son marcas del inmigrante", afirma desde Buenos Aires, donde conserva muy vivas sus raíces asturianas

Adriana Fernández. | ALEJANDRA LÓPEZ

Adriana Fernández (Buenos Aires, 1970), directora editorial del Grupo Planeta en Argentina, tiene muchas páginas asturianas escritas en su libro vital: "Soy primera generación de inmigrantes españoles en Argentina. Mi madre era catalana y mi padre es asturiano. Es de un pueblo increíblemente cinematográfico que se llama Eno, está a unos kilómetros de Cangas de Onís, las condiciones de vida no parecían mejorar en aquellos años y decidió venir a Argentina, tenía 18 años y no había salido de su región. El mundo le era completamente ajeno pero no dudó en salir a él. Llegó en 1952 a Buenos Aires, el mismo día de la muerte de Eva Duarte, en medio de un país conmocionado".
-¿Un hombre extraordinario?
-Como la mayoría comenzó empleándose en lo que había, un almacén en la zona norte de la ciudad donde lo dejaban dormir. Luego fue ingresando al trabajo gastronómico, primero mozo y luego socio de bares o restaurantes. Siguió, como todos sus amigos, el proyecto de progresar en el negocio de la gastronomía y así lo hizo. Más tarde se casó y llegamos mi hermana y yo. Gracias a la gastronomía vivimos, disfrutamos y estudiamos. Un enorme esfuerzo que significaba que mi padre se fuera cada madrugada a las cuatro menos cuarto de casa para trabajar sin descanso.
-¿Se respiraba mucha asturianía en casa?
-Buena parte de mi familia de Asturias vino también, todos nos concentrábamos en el Centro Asturiano de Buenos Aires, era difícil no respirar asturianía, Era difícil también encontrar la argentinidad para mí de chica, estaba la escuela para eso y así fui trenzando orígenes. Y es que además, mi madre hablaba catalán con mis abuelos y mi tía. A mi hermana y a mí nos atravesó ese bilingüismo.
-¿Cuál fue su primer viaje a Asturias?
-Mi madre se sabía secretamente enferma, de esos secretos a voces, entonces armamos un viaje en 1989, fuimos los cuatro creo que más de un mes, lo recuerdo como si hubiéramos vivido allí, alquilamos un departamento en Gijón e íbamos al pueblo todo el tiempo. Luego, ahora, comencé a viajar por trabajo y eso me permite ver a mi familia todos los años, no solo en Asturias, sino en otros lugares de España donde armamos nuestros encuentros.
-¿Qué familia tiene aquí?
-Hasta hace poco tenía a una tía, ahora tengo a mis primos. Muchos y muy cercanos. Ya no está ese desconocimiento del otro, es que nosotros hablamos todo el tiempo, nos mantenemos al tanto con fotos y mi padre con videollamadas.
-¿Cuáles son sus paisajes asturianos esenciales?
-La montaña, sin duda. Mirar esos espacios, donde mi padre y mis primos me cuentan que fueron pastores
-¿Se lleva bien con la gastronomía asturiana?
-Me encantaría no llevarme tan bien, me encanta. Intento hacer fabada en Buenos Aires cada invierno pero no llego nunca a los estándares.
-¿Tiene contacto con asturianos en Argentina?
-Mi infancia y la de mi hermana transcurrió en el Centro Asturiano, luego en la adolescencia participé de la comisión de Cultura. Luego mi carrera y el trabajo hicieron más esporádica mi relación. Pero mi padre y mis primos siguen y desde hace un tiempo volví. Nunca dejé de ir a comer al restaurante de la sede social, y tenerlo como sede gastronómica de reuniones de trabajo.
-Jorge Fernández Díaz, el ganador del Nadal de origen también asturiano, ¿es un buen ejemplo de descendiente de asturianos que nunca han perdido sus raíces?
-Jorge puso a la comunidad asturiana en el centro de atención cuando publicó "Mamá". Creo que también al resto de los inmigrantes españoles. Somos primera generación de hombres y mujeres que vivieron con el corazón roto por la lejanía y sin los recursos tecnológicos de este momento para acortar distancias. Nosotros, los hijos e hijas, crecimos así y de muchas maneras vamos de una patria a otra. Por otro lado, Jorge es un ejemplo de tenacidad y trabajo constante, algo que sin duda es marca del inmigrante.
-Si se retirase algún día, ¿qué lugar de Asturias elegiría para vivir?
-Sin duda, la zona del pueblo de mi padre y mis primos. Eno o Santoveña.
-¿Cómo ha sido su evolución profesional hasta llegar a dirigir Planeta en Argentina?
-Me recibí de profesora de letras y fui docente en escuela y universidad un tiempo, en un momento una amiga y su marido me recomiendan como jefa de prensa de la editorial Emecé. Allí comencé a trabajar en 1996, pasé al sector editorial, escribí algunos libros mientras tanto. Durante la terrible crisis del 2001 en Argentina hubo una oleada de despidos. En ese momento Planeta había comprado Emecé, quedé sin trabajo editorial y volví a la docencia universitaria. Un par de años después Planeta me propuso volver para hacerme cargo del área de libros infantiles en 2004, un recorrido de trabajo que siguió luego hasta que en 2022 fui nombrada directora editorial.
-¿Cómo se puede enseñar a amar la lectura e los niños?
-Solo con libros, no hace falta que sean muchos pero si ellos ven que los adultos leen y que les leen ingresan a esa práctica sin duda. Siempre hay un adulto en el que esto se referencia para los chicos. Y la escuela debe ser proveedora de esa práctica del modo más cercano al placer posible.
-Hay asturianos en casi todos los rincones del mundo y todos comparten un arraigo en la distancia , ¿se lleva en la sangre?
-Es una pregunta romántica, yo más bien creo que se vive en las prácticas sociales y familiares. Si no hubiera crecido en las fiestas asturianas, si mi familia no girara en buena parte alrededor de eso, no hubiese sido posible para mí de este modo el contacto y la conciencia de y con mis raíces.
-¿Hay alguna palabra asturiana que le guste especialmente?
-Hay una palabra que usé en algún momento para dar nombre a un primer mail que tenía: cuélebre. La escuchaba de chica en una canción de Víctor Manuel y la quise conservar.
-¿Qué es lo que más le gusta de ser editora?
-A mí me gusta trabajar con los textos, me formé para eso y devine editora. Me gusta mirar al texto de frente y ver si me necesita.
-El e-book no ha podido con el libro de papel...
-No ha podido porque nos gusta el libro papel. El mercado no se recortó, creció. Por supuesto que es distinto en cada mercado, el nuestro en Argentina está atravesado por las crisis y eso reconfigura todo. Lo de dar por muerto al libro papel fue un gran título, como una noticia de impacto, generó conversación y eso estuvo bien porque todos nos pusimos a hablar de los libros. No solo no está muerto sino que, como muchos dicen, el libro está de moda.
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