La astur-chilena que lee la mente: así funciona el neurofeedback, el entrenamiento del cerebro
Alejandra Escandón, descendiente de asturianos, lidera un conjunto de clínicas en Chile que utilizan esta novedosa técnica
Los pacientes pueden jugar a juegos con la mente, sin necesidad de mandos, para tratarse de estrés, ansiedad u otros trastornos

Alejandra Escandón, en su clínica. / .
Si su carrera se plasmase en un documental en Netflix, el título podría ser el siguiente: “La astur-chilena que lee la mente”. Si se tratase de explicar al detalle su cometido, habría que explicar que Alejandra del Pilar Escandón, nacida en Coquimbo (Chile) en 1984 y con abuelo asturiano, de El Mazo, una pequeña aldea de la parroquia de Buelles (Peñamellera Baja), es una eminencia en el “neurofeedback”.
-¿Eso del “neurofeedback” es algo así como spa para la mente?
-Bueno, algo así. Un brain spa.
El neurofeedback, a grandes rasgos, es una técnica médica no invasiva de neurociencias aplicada que entrena al cerebro de las personas, midiendo su actividad mediante unos electrodos que se posicionan en el cuero cabelludo de los pacientes. Implica que no se ingieren medicamentos. “Suena a marciano”, dice con ironía Escandón. “Medimos la electricidad del cerebro y luego utilizamos un software. Nos permite entrenarlo (al cerebro). ¿Para qué? Pues para que esté más atento, para que preste más atención. Los pacientes pueden jugar a un juego con la mente, moviendo la pantalla sin necesidad de mandos, por ejemplo”, cuenta Escandón. Y añade una característica clave: “Es indoloro”.
Esta avanzada técnica, que se empezó a fraguar en los Estados Unidos en la década de los 60 y que la propia Escandón importó de allí, permite tratar el déficit atencional, la depresión, la ansiedad o los trastornos del sueño. Esos son los trastornos más repetidos de los pacientes que van a las clínicas que abrió esta asturchilena en 2016, que en su país es un rostro habitual en los medios, en los que cuenta los avances de esta disciplina, que también existe en España “Las neurociencias son un conjunto de ciencias que utilizamos para mejorar el bienestar mental de las personas, no es más que eso”.
Aclaración importante: los pacientes que se someten al neurofeedback están despiertos en todo momento, no se trata de hipnosis, ya que suele haber confusión con estas técnicas. ¿Qué hace exactamente el neurofeedback? “Yo soy neuropsicóloga y saco el potencial de las personas con sus propios recursos mental. Eso lo puede hacer también un psiquiatra, somos complementarios, la diferencia es que yo no me baso en ninguna medicina para regularlo”, explica. “Hay una diferencia importante entre el diagnóstico y el tratamiento. Nuestro diagnóstico se llama mapeo cerebral. Hacemos un comparativa entre la actividad cerebral del paciente con una persona que tenga los niveles adecuados. Todo está medido. Vemos como está el nivel de sueño, de estrés, de cansancio…”, concreta.
La técnica se basa en el principio de neuroplasticidad, que es la capacidad para reestructurar el cerebro de las personas. “Muchas veces estamos saturados de información y a nuestro cerebro le gusta filtrar que es lo relevante de lo irrelevante: ahí llega la saturación mental. Hay tanta información de todos los lados, que muchas veces no generamos contenido nuevo en la cabeza y no nos damos cuenta que estamos más lentos, poco creativos. Puede pasar en cualquier trabajo”. Todo eso, según Escandón, puede tratarse con esta técnica del neurofeedback, muy compleja, pero que si finaliza bien supone un “reseteo cerebral”, es decir, que todo vuelva a su sitio. El tiempo del tratamiento depende del trastorno a tratar y del paciente.
También hay más técnicas relacionadas. Una muy curiosa es el el masaje cerebral, “brain spa”, que dura cuarenta minutos. El paciente se sienta, se pone los electrodos, un audífono y suena una música de fondo. La terapia consiste en medir todo lo que sucede en su cerebro durante el ejercicio mediante un software, que da información al especialista en cada segundo. Cada vez que el cerebro induzca sonidos meditativos por los sonidos, el paciente debería entrar en ese estado, el de la meditación.
Si eso pasa, es que la técnica va bien. Se produce entonces “un premio cerebral”, algo imperceptible fuera, pero que el paciente siente en su cerebro, dice Escandón. “Lo que hacemos, y lo curioso de esto, es que es todo cuantificable. Nosotros vemos un gráfico de su cerebro. Si un paciente dice que ha estado relajado, nosotros lo podemos comprobar”, destaca. El neurofeedback, cuenta Escandón, también puede tratar problemas del habla, habituales en los más pequeños, y por supuesto los déficits de atención.

Alejandra Escandón / LNE
En los últimos tiempos, la ansiedad en la población mundial se ha elevado a pasos agigantados. Según la Organización Mundial de la Salud, los trastornos mentales aumentaron en un 50% desde 1990 hasta el 2013. Desde entonces han seguido subiendo, especialmente tras el covid, según los expertos, y con el auge de las redes sociales. “Las redes sobresaturan”, confirma Escandón, que habla de conceptos como el “capital cerebral”, que son todos los elementos mentales de una persona, que deben estar en equilibrio para que el resto de su cuerpo funciona. Escandón estudia todos ellos. Recientemente, de hecho, habló en varias conferencias sobre los perjuicios mentales que puede ocasionar la minería, una industria con pujanza en Chile. También está muy bien documentada sobre el uso excesivo de búsquedas de internet y la sobrexposición de las personas.
Orígenes asturianos
Escandón no ha pisado nunca Asturias, pero tiene raíces con el Principado. Es prima de Arturo Escandón, catedrático en Educación de Lenguas Extranjeras en la Universidad de Nanzan (Nagoya) Su abuelo materno, Pedro Severino Escandón, vivía en El Mazo (Pellameñera Alta) y emigró a Chile con 14 años, huyendo del hambre, junto a su hermano. En el Puerto de Concepción abrió una ferretería, que fue muy bien, hasta un terremoto en 1939, que destruyó parte de esa población. El gobierno chileno, en un intento de poblar las zonas agrícolas, les ofreció tierras a inmigrantes europeos. Pedro Escandón se instaló entonces en San Vicente, donde formó una nueva vida como agricultor y ganadero, centrado en la producción lechera.
Tenía decenas de vacas. Se casó con una profesora chilena y tuvo seis hijos, uno de ellos Manuel Escandón, el padre de Alejandra, que casó con Ernestina, que trabajó toda su vida de asistente judicial, lo que sería en España abogada de oficio. Alejandra creció en Coquimbo y siempre fue una estudiante destacada. Cursó Psicología en la Universidad de La Serena. Gracias a su desempeño académico obtuvo una beca para estudiar en Nueva York, donde realizó un máster en Psicología del Desarrollo y Neurociencias Aplicadas.
Allí también inició una vida familiar junto a su esposo, Felipe Alejandro Arol Melo, doctor en Ciencias de la Tierra, de ascendencia chileno-alemana. La pareja vivió cinco años en Estados Unidos antes de regresar a Chile, donde Alejandra abrió sus clínicas. Tiene cinco sucursales en Chile (La Serena, Santiago, Concón, Talagante, Concepción) y presencia en Argentina y México. Solo en Santiago, atienden a más de 50 pacientes. El equipo está formado por 25 personas.
- La maleta siempre en la bañera del hotel: este es el motivo por el que los expertos aconsejan esta práctica
- La afición azul agota el papel en el Tartiere y el club se queda sin existencias de la primera equipación en sus tiendas
- La alcaldesa de Avilés estalla contra la presidenta de la Federación de Municipios (FEMP) y la acusa de “poner la institución al dictado de Génova”
- Adiós a Adela González, esta es su sustituta en Mañaneros 360
- Herida una joven en Oviedo al ser arrollada por una furgoneta cuando circulaba en patinete
- Detenido tras agredir y 'empotrar contra un coche' a una mujer en Gijón
- La sorprendente vida en alerta roja por calor en Asturias: 'No es normal, estos días solía orbayar
- Un santuario para animales en Piloña: 'Miramos por la Península y decidimos venir a Asturias porque es un auténtico paraíso
Oviedo apura los últimos días del XV Campeonato de Pinchos
