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La familia asturiana Corripio, gran motor de la economía dominicana, sella su "vinculo indisoluble" con el progreso de su tierra natal

La saga empresarial con 14.000 empleados en República Dominicana, encabezada por Pepín Corripio, lanza su fundación para apoyar "a los soñadores valientes que apuestan por una idea"

La fundación, que ha convocado ya sus cuantiosos galardones anuales, se centrará en respaldar proyectos claves en los concejos de Villaviciosa, Cabranes y Piloña

Alejandro Vega, alcalde de Villaviciosa: "Esta fundación es un nuevo fruto del esfuerzo y la generosidad que ha caracterizado a esta familia".

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Oviedo

Una fundación que nace para apoyar a los "soñadores que tienen la valentía y el arrojo de apostar por una idea e invertir en un proyecto". Una fundación que es el fruto de la generosidad de una familia de emigrantes asturianos de Cabranes, Villaviciosa y Piloña que triunfaron en América pero que ahora quieren devolver a su tierra parte de lo que ella les dio. El Teatro Riera de Villaviciosa fue el escenario, en la tarde de este sábado, de la presentación de la Fundación Corripio Alonso, que materializa la voluntad de la familia encabezada por José Luis "Pepín" Corripio y por su esposa Ana María Alonso, de sellar su compromiso con la región. Respaldarán a través de unos premios anuales generosamente dotados aquellas iniciativas que redunden en beneficio de la comunidad, con especial atención a los concejos de procedencia de esta saga de emigrantes asturianos que posee en la República Dominicana un grupo empresarial con más de 40 compañías en todos los sectores económicos y unos 14.000 empleados.

Fue un acto que contó con numerosos representantes de la sociedad asturiana, además de los concejos de Villaviciosa, Piloña y Cabranes. También asistió el embajador de la República Dominicana en España, Tony Raful, y el secretario de la Real Academia de la Lengua, Pedro García Barreno. Un acto que según propia confesión de Pepín Corripio conformaba "una ocasión memorable" para su familia. Momentos antes de abrirse las puertas del Teatro Riera, Corripio había recibido en su cercano domicilio, el título de "Asturiano Universal", concedido por los Centros Asturianos de Madrid. El encargado de hacer entrega de la distinción fue Andrés Menéndez Pérez, presidente adjunto de la casa regional asturiana en la capital.

El Teatro Riera, en pie, durante el «Asturias, patria querida». | FERNANDO RODRÍGUEZ

El Teatro Riera, en pie, durante el «Asturias, patria querida». | FERNANDO RODRÍGUEZ

Pepín Corripio (1934, Arroes, Villaviciosa) intervino en el acto para subrayar que "el agradecimiento" hacia Asturias "es el eje motor de nuestra fundación". Y, en una de sus frases características, sentenció que "el agradecimiento es la única virtud que, en demasía, conserva su grado de importancia sin perder sus bondades". Y él, que logró multiplicar el legado empresarial que recibió de su padre Manuel –el primero de la familia que se embarcó a la República Dominicana–, incidió en que el hombre más rico es "al que más dinero le sobra para hacer cosas útiles para el pueblo".

El éxito siempre ha de ser colectivo

Su hija Ana Corripio, vicepresidenta de la Fundación, explicó en su intervención que su padre había enseñado a sus cuatro hijos -Manuel, José Alfredo, Lucía y Ana- que el trabajo , la disciplina y la constancia "constituyen las piedras fundamentales" del éxito. "Pero también nos enseñó que el éxito siempre tiene que ser recibido con cautela y humildad, porque la única cosa importante es que éste se refleje en la sociedad donde uno vive". Por eso, Ana Corripio reafirmó la "creencia familiar de que tenemos que devolver a este pueblo parte de lo que nos dio, el amor al trabajo y a la familia. Porque como dice nuestro padre: ‘No hay éxito que se pueda celebrar y cantar como un evento unipersonal sino como un evento colectivo’".

Ana Corripio aseguró: "Nuestra familia tiene un vínculo indisoluble con esta tierra, lo que nos conmina a ser parte activa de su proceso de desarrollo. Esto no solo implica reconocer y celebrar a quienes aportan con sus esfuerzos, también a contribuir firme y solidariamente con las mejoras materiales que podamos hacer". Los premios de la Fundación Corripio Alonso, cuya primera edición quedó convocada al término del acto de ayer, constan de cuatro categorías: Letras, Artes y Conservación del Patrimonio Histórico; Ciencias sociales, Comunicación y Humanidades; Emprendimiento e Investigación Científica y Técnica y, finalmente, Bienestar social y Deporte.

En su discurso, Ana Corripio también hizo una reflexión sobre la importancia medular de la emigración en la vida del ser humano –"La historia de la humanidad es la historia de las migraciones"-; otra sobre cómo los emigrantes españoles encontraron en América un lugar "en el que podíamos sentirnos en casa" y cómo aquellos asturianos que dejaron una tierra pobre sin apenas equipaje "se llevaron pocas cosas, pero se llevaron lo más importante: los valores". Y ahí citó la certeza de que "la única forma de progresar es el trabajo constante".

Tierra de aquí, tierra de allá

La consejera de Cultura, Vanessa Gutiérrez, fue la encargada de expresar el reconocimiento y agradecimiento del Gobierno del Principado al "legado de generosidad" de los Corripio. "Nos demostráis algo que a veces se olvida, que emigrar no arranca las raíces, sino que las hace mucho más fuertes". Y como buena poeta que es acudió a unos versos de Aurora García Rivas para expresar lo que, para ella, encarnan los Corripio. Leyó una versión en español de un poema escrito en fala, que dice así: "Hay sitios/ que desde donde quiera que se miren/ están siempre del otro lado./ Pero no hay líneas/ ni benditas ni malditas/ que no crucen las voluntades./ Nuestra frontera era el río/ porque la Historia/nunca había valido para nada./En el invierno en la chalana, en el verano/ entre las anguilas y las ocas./ Pisando las piedras redondas/ tendíamos un puente cada vez/ que cruzábamos la raya./ Y traíamos siempre, pegada/ a los zapatos/ tierra del otro lado, tanta/ por lo menos como llevamos allí". Y añadió: "Así sois en la fundación Corripio Alonso: un puente fruto de la grandeza de vuestra generosidad. Como dice el poema: no hay límite que no cruce la voluntad".

Los símbolos de las raíces

Alejandro Vega, alcalde de Villaviciosa, habló de los valores que representan los Corripio "y que están en su raíz". Y lo hizo a través de algunos de los símbolos de su historia familiar. Habló de pumaraes, de robles y de palmeras. "Esa es la simbología que caracterizó la vida de muchos emigrantes", apuntó inspirándose en el título dos obras autobiográficas de Alfonso Camín. Entre manzanos, en Valbuena de Cabranes, nació Manuel Corripio García y, en Niao, lo hizo Sara Estrada. Eran los padres de Pepín Corripio. Ellos fueron el inicio de la saga empresarial. Añadió Alejandro Vega que bajo el roble de La Rionda, en Arroes, nació Pepín y que su esposa, Ana María, lo hizo muy cerca del roblón milenario de Coya, en Piloña. Las palmeras llegaron con el viaje a América. Y siguiendo con el juego de símbolos arbóreos, Vega indicó que "la historia de esta familia es la de la buena madera que da buenos frutos con la fortaleza y nobleza de su raíz (el roble) pero también con la dedicación y el esfuerzo que requieren les pumaraes para que puedan germinar y florecer y dar buenos frutos".

El alcalde de Villaviciosa, que antes lo fue de Cabranes -verdadera raíz del árbol de los Corripio- subrayó que los valores de esta familia son los de muchos que fueron a América pero no se olvidaron de su pueblo natal: "El esforzado trabajo, desde el origen humilde de tantos emigrantes, se ejemplifica muy bien en los frutos de la cosecha Corripio-Alonso. Creación de riqueza y empleo, y sin olvidar, como caracterizó a nuestros indianos, el compromiso con la sociedad de origen".

El regidor de Villaviciosa remató su intervención diciendo que la Fundación que este sábado se presentó es "un nuevo fruto, de la pumarada, de los robles y de las palmeras…. Un nuevo fruto del esfuerzo y la generosidad que ha caracterizado a esta familia".

El tiempo de la siembra de nuevo

Estas palabras sintonizaban con las que dijo, al abrir el acto de presentación, Andrés Álvarez Iglesias, secretario general de la Fundación Corripio Alonso, quien acudió a las palabras de Pepín cuando el año pasado recogió el premio Asicom. En aquella ocasión, el empresario astur-dominicano habló de que sus padres habían vivido en la República Dominicana "el tiempo de la siembra", en alusión a que ellos echaron a andar los negocios que después su único hijo multiplicaría "en el tiempo de la cosecha". Andres Álvarez Iglesias –quien remarcó el papel clave del alcalde maliayés en el nacimiento de la nueva entidad- indicó que con fundación Corripio Alonso se abre un nuevo tiempo de siembra para contribuir al desarrollo de una tierra con la que mantienen un vínculo "que nunca se romperá".

La presentación en el Teatro Riera también contó con una charla entre la presentadora del acto, la periodista Inés Paz, y el medallista olímpico Saúl Craviotto, en la que el deportista desgranó el repertorio de valores que le han llevado al éxito. Que poco diferían de los que esgrime Pepín Corripio: disciplina, agradecimiento, espíritu de equipo y humildad.

Los valores de la familia Corripio: la generosidad de los robles, los pumares y las palmeras

Este es el texto íntegro de la intervención del Alcalde de Villaviciosa, Alejandro Vega, durante el acto de presentación de la Fundación Corripio Alonso en el Teatro Riera de Villaviciosa:

En un día como hoy, en el que se presenta este nuevo proyecto de la familia Corripio-Alonso, que ya es realidad, como expresión de la voluntad de sus fundadores y del compromiso con ésta, que es su tierra, quiero hablar de los valores que representan y que están en su raíz.

Quiero hacerlo, a través de algunos símbolos de su historia familiar. De pumaraes, de robles y de palmeras. Esa es la simbología que caracterizó la vida de muchos de nuestros emigrantes, como ejemplifica muy bien el título de dos de las obras del escritor e indiano asturiano, que mejor ha escrito sobre Asturias y su trasunto americano, Alfonso Camín. Este poeta indiano, vivió entre 1890-1982, repartido entre Asturias, Cuba y México. Esas dos obras, autobiográficas, se titularon, Entre manzanos (Niñez por duros caminos) (1952) y Entre palmeras (Vidas emigrantes) (1958).

Y es que veamos. En La Pumarada (lugar poblado de manzanos)  en Valbuena (Cabranes), nació D. Manuel Corripio García 1908-2004), muy cerca de Niao, la tierra de su esposa, Dña. Sara Estrada Corripio. Bajo el roble de La Rionda, en Arroes (Villaviciosa), nació D. José Luis Corripio Estrada (Pepin), el 12 de marzo de 1934. Y muy cerca del roblón de Coya (Piloña), en Villabaxu, nació Dña. Ana María Alonso García, hija de D. Alfonso Alonso Huerta y Lucía García Corripio. 

Sabemos que roble, viene del latín “quercus” o "robur", que por extensión, alude a la madera dura y fuerte de este árbol; de ahí que "robur" también signifique "fuerza" o "vigor". En asturianu decimos: “ye duru/fuerte como un roble” o “tas como un roble”.

Y en este aspecto, querida familia, ganaron los de Coya…No tengo datos del roble de La Rionda en Arroes, pero me temo que no podrá superan al roblón de Coya: 12 metros de altura, un perímetro de tronco de 4,80 metros y se estima que tiene 1000 años de antigüedad…

Y luego están las palmeras. Las de allá, las de esa maravillosa isla que, se llamó La Española, hoy República Dominicana, que acogió y cautivó a esta familia y a tantos asturianos; y las que aquí, que plantasteis junto a las casas de origen, como han hecho tantos indianos.

La historia de esta familia, es la de la buena madera que da buenos frutos, por la fortaleza y nobleza de su raíz, pero también por el esfuerzo y la dedicación que requieren nuestres pumaraes, para que puedan germinar, florecer, y dar buen fruto.

No me resisto hoy a citar el poema de Alfonso Camín,  El retorno a la tierra, escrito en México, en 1948.

 Cuando retorno a la quintana, pienso

en lo que fui y en lo que soy/; recorro

la altiva cumbre, el farallón inmenso/,

el peñascal de donde salta el chorro

fuerte del manantial/. El humo denso

del horno familiar./ El abejorro

en los castaños. /El maíz suspenso

de la panera en la heredad./ El corro

de mozas en el baile y en la fuente/,

el roble hermano que al terrón se aferra,

y me interroga inexorablemente/:

si soy el roble con el viento en guerra,

¿cómo viví con la raíz ausente?

¿Cómo se puede florecer sin tierra?

D. Ramón, primero, D. Manuel (en aquellos primeros pasos en el Colmado Lavandero, junto con otros emigrantes cabraneses..), Dña. Sara. D. Pepin, Dña, Ana María, después;  y ahora sus hijos, hijas, y nietos, nietas y bisnietos, son la respuesta, a esa pregunta con la que concluye el poema: se puede florecer sin tierra (referida a la de origen), cuando se logra echar raíces, como ellos lo han hecho en República Dominicana, hasta querer al país, como al propio de nacimiento. 

La filósofa y activista francesa, Simone Weil, lo explica así, en su libro Echar raíces (1943).  <

Y aquí llegamos a los valores, el alimento fundamental para cualquier crecimiento, no en este caso de los árboles y sino de las personas. Hablamos, de creencias, de trabajo,  de esfuerzo, de honradez,  de bondad.

El esforzado trabajo, desde el origen humilde de tantos emigrantes, se ejemplifica muy bien en los frutos de la cosecha Corripio-Alonso. Creación de riqueza y empleo, y sin olvidar, como caracterizó a nuestros indianos, el compromiso con la sociedad de origen, con su tierra; en la educación, en la cultura, en la iglesia, el cementerio,  la fiesta o la traída de aguas del pueblu…., también en inversiones y empresa. Y en el caso, de la familia Corripio-Alonso, también en la de acogida, como prueba su gran labor a través de la Fundación Corripio de la República Dominicana.

Hoy se presenta un nuevo fruto, de la pumarada, de los robles y de las palmeras…. Un nuevo fruto del esfuerzo y la generosidad que ha caracterizado a esta familia. Y por ello, solo me cabe reiterar el agradecimiento por este gesto, por vuestra obra; y desear a D. Pepín y Ana María, salud y vida, junto a los suyos, y junto a todos nosotros, aquí y allá, en su doble tierra, de España y la República Dominicana.

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