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El análisis del sportinguista volador: Borja Jiménez abre un camino hacia la esperanza

La victoria ante el Racing da aire y confianza al Sporting, es un resultado que, más allá de los tres puntos, supone un punto de inflexión: el inicio de una nueva etapa bajo las órdenes de Borja Jiménez, donde el equipo debe creer, competir y soñar

Diego Canga, con la bufanda de la peña La villa de Quini, con representantes de otras peñas sportinguistas en el Espacio Quini.

Diego Canga, con la bufanda de la peña La villa de Quini, con representantes de otras peñas sportinguistas en el Espacio Quini. / .

Diego Álvarez Bada

Diego Álvarez Bada

Diego Álvarez Bada trabaja como sobrecargo de aviación en la línea bandera de México. Es fundador y presidente de la peña "La villa de Quini", la primera y la única peña sportinguista oficial en México y fuera de España. Hasta diez veces al año vuela a España para ver los partidos del Sporting.

Hay viajes que se sienten más largos que otros, aunque el destino sea el mismo. Este fue uno de ellos. Desde México hasta Madrid, y luego otro vuelo más hasta Gijón. Muchas horas de trayecto, poco sueño y un cansancio que se acumula… Pero todo eso queda en segundo plano cuando el premio es ver al Sporting en El Molinón. Porque cuando la pasión te mueve, no hay distancia que importe.

Llegué el domingo temprano, con el amanecer asturiano de fondo. Apenas había llegado a Gijon cuando ya me encaminaba hacia el estadio, donde el equipo se concentraba antes del partido. Allí tuve la oportunidad de saludar y tomarme una foto con el nuevo míster, Borja Jiménez, a quien pude desearle suerte en su estreno como entrenador rojiblanco. Y vaya si la tuvo, el Sporting ganó 2-1 al Racing de Santander, rompiendo una larga racha sin poder derrotar ni al equipo cántabro ni a José Alberto, un viejo conocido de la casa.

Diego Álvarez Bada, segundo por la izquierda, con otros representantes del Sporting

Diego Álvarez Bada, segundo por la izquierda, con otros representantes del Sporting / .

Fue una jornada redonda, y por partida doble. En lo deportivo, el equipo mostró un rostro serio y competitivo. Muy pronto se puso por delante con un gran centro de Guille Rosas, que sigue demostrando su crecimiento y madurez. El gol tempranero permitió al Sporting encarar el partido con más calma y confianza. Ya en la segunda parte, Pablo Vázquez anotó su primer gol como rojiblanco tras un saque de esquina, poniendo el 2-0 y encaminando la victoria.

El recuerdo del tropiezo en Albacete seguía fresco, así que esta vez nadie quiso relajarse. El Racing, uno de los equipos más potentes de Segunda, acortó distancias a falta de quince minutos, pero el Sporting supo resistir con oficio y mantener el marcador. Fue una victoria que da aire, confianza y esperanza. Un resultado que, más allá de los tres puntos, supone un punto de inflexión: el inicio de una nueva etapa bajo las órdenes de Borja Jiménez, donde el equipo debe creer, competir y soñar. Quedan 33 jornadas y un largo camino por recorrer, pero con actitud, trabajo y unión todo es posible.

La jornada también fue especial en lo personal. Tuve el honor de representar a mi Peña “La Villa de Quini” en el espacio de peñas que el club habilitó dentro del estadio. Allí hicimos la entrega oficial de nuestra bufanda, junto a otras cuatro peñas que también participaron en el acto. Fue un momento muy emotivo, especialmente al compartirlo con un histórico del club como Churruca, cuyo traspaso en los años 70 permitió financiar la construcción de Mareo, una de las escuelas de fútbol más reconocidas de España.

Guiller Rosas, izquierda, y Pablo Vázquez, con la bufanda de la peña La villa de Quini.

Guiller Rosas, izquierda, y Pablo Vázquez, con la bufanda de la peña La villa de Quini. / .

El Sporting me dio además la oportunidad de disfrutar el encuentro desde el palco presidencial, algo que siempre se vive con emoción y orgullo. Fue la segunda vez que tuve esa oportunidad, y quiero agradecer públicamente al club, y en especial a Joaquín y al departamento de comunicación, por las atenciones y la cercanía que siempre tienen conmigo, se agradece mucho ver que el Sporting está cuidando los detalles y acercándose a su afición, especialmente a las peñas que, dentro y fuera de Asturias, mantenemos viva la llama rojiblanca.

Tras el partido, tocó regresar en autobús a Madrid. Más de 36 horas sin dormir, con el cuerpo rendido pero el corazón lleno de alegría. Porque sí, fue un viaje largo y agotador, pero el cansancio se cura; lo que no se cura es dejar de sentir. Y por eso, una vez más, confirmo que todo este sacrificio vale la pena por ver ganar al Sporting.

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