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Iván prometió a la abuela Berta que un día sería asturiano: una saga familiar entre Gijón, el gulag soviético, el exilio en México y Estados Unidos

El ingeniero Iván Anzaldua, ingeniero mexicano asentado en Misuri (EEUU), cuyo bisabuelo fue el "decano" de la colonia española en Moscú, quiere obtener la nacionalidad española mediante la aplicación de la Ley de Memoria Democrática: "Por justicia"

Su bisabuelo, José Manuel Álvarez, estuvo cincuenta años sin ver a su familia y se reencontró con sus hijos en un programa de radio

Iván Anzaldua, con su mujer, Karina Zoraya

Iván Anzaldua, con su mujer, Karina Zoraya

Xuan Fernández

Xuan Fernández

Iván Anzaldua tiene 48 años, vive con su familia en Misuri (Estados Unidos), donde trabaja como ingeniero y está inmerso en una lucha: lograr la nacionalidad española mediante la aplicación de la Ley de Memoria Democrática. Se lo prometió a Berta, su abuela materna, nacida en Gijón en 1925. Para conseguirlo está aportando infinidad de papeles, como la partida de nacimiento de su bisabuelo José Manuel Álvarez, hijo de un emigrante asturiano, nacido en Cuba y clave en toda esta historia. Anzaldua explica su caso en esta extensa entrevista en LA NUEVA ESPAÑA. De momento, no le dejan "ser asturiano" de forma oficial, lo que pretende.

– ¿Quién es usted?

– Soy Iván Anzaldúa González, mexicano por nacimiento y orgulloso nieto de una ciudadana española nacida en Gijón, que tuvo que dejar su país por la violencia durante la Guerra Civil.

– ¿Por qué le prometió a su abuela que lucharía por la nacionalidad española?

– Mi abuela Berta fue una de las personas más importantes de mi vida. Ella y mi abuelo me criaron desde que nací, era una mujer estricta y directa pero siempre me sentí seguro con ella, buscaba reunir a la familia constantemente e inventaba reuniones y eventos aunque algunos parientes no se llevaran bien, decía que era lo único que tenía, sufría con la soledad y con el miedo a tener que emigrar otra vez, siempre se sintió orgullosa de ser española y asturiana y lo gritaba a los cuatro vientos: “Soy de Gijón, Asturias, del Principado de Asturias”. También me contaba lo difícil que fue llegar a México como exiliada porque la llamaban “la gachupina” a veces de forma despectiva. Yo le prometía que muy pronto volveríamos a España no como familia mexicana sino como españoles de regreso. Con el tiempo tuve la oportunidad de estudiar y trabajar en diferentes países hasta que me asenté en Estados Unidos y entonces recordé todas las conversaciones con mi abuela sobre lo duro que fue emigrar. Justo en ese momento cambió la ley española y se abrió la posibilidad legal de conseguir la nacionalidad y decidí cumplir la promesa que le hice a mi abuela.

– ¿Qué hacía su abuela en Gijón?

– Nació y vivió allí sus primeros años antes de emigrar durante la Guerra Civil, nos contaba sus paseos por la playa y por las calles de la ciudad junto a su hermano y su padre, él la llamaba “la pegolleta”, no sé el motivo, quizá porque de niña le gustaba mucho un pan dulce con un nombre parecido.

– Su bisabuelo, según la prensa, fue el decano de la emigración española en Rusia. ¿Quién era?

– Así lo publicaban los periódicos. Era José Manuel Álvarez, padre de mi abuela Berta, nació en Cuba y se registró en el Consulado de España en La Habana para obtener la nacionalidad española. Estudió Derecho para convertirse en abogado, trabajó vendiendo seguros, estuvo en la milicia y después en el periódico "Mundo Obrero" donde llegó a ser director. El problema vino por un artículo que escribió y todo se derrumbó: fue detenido, encarcelado y finalmente desterrado. Tengo constancia de que estuvo en un gulag en Kazajistán realizando trabajos forzados. Lo peor fue que perdió el contacto con su familia durante cincuenta años (desde 1932 cuando el Partido Comunista lo envió a la URSS para huir de los problemas políticos que enfrentaba en España). Hace unos años contacté al Consulado de España en Moscú para pedir información y me dieron datos que desconocía, pero cuando pedí documentos que acreditaran su nacionalidad española me respondieron de forma grosera que no existían, les pregunté cómo era posible que tuvieran información suya si no era español y nunca me contestaron.

– ¿Qué tiene contrastado y qué no?

– Sé que estuvo en prisión en España por motivos políticos, que salió bajo fianza y fue desterrado a Kazajistán, según mi abuela pagó las consecuencias de escribir contra el Gobierno español desde "Mundo Obrero" y cuando terminó la Guerra Civil intentó buscar a su familia a través de organismos internacionales, pero fue en vano porque ya se habían marchado a México.

– ¿Qué le pasó en Rusia?

– Hasta donde sé, tras cumplir condena en España y ser desterrado estuvo preso en un gulag en Kazajistán. Según me contaron fue acusado de espía, aunque no lo tengo confirmado. Pasó un mes en una cárcel de Moscú y luego varios años en un campo de concentración. Después fue desterrado pero en los años cincuenta fue rehabilitado, trabajó en una fábrica de motores y no sabía dónde estaba su familia.

– Hasta que se reencontró con ellos en un programa de radio en 1983 ("Directo, directo", de Radio Nacional de España, conducido por Julio César Iglesias).

– Después de muchos años se logró el reencuentro gracias a que su hijo Fernando, hermano de mi abuela, siguió en contacto con el Consulado de España en México buscando noticias de su padre. Insistió durante años hasta que finalmente se consiguió localizarlo en Moscú, gracias a un artículo publicado en "El País" el reencuentro fue cubierto por radio y prensa en España y México, ocurrió en el programa "Directo, directo" y fue muy emocionante ver cómo padre e hijos se fundieron en un abrazo, como informaron las crónicas.

Una foto de la crónica que narra el reencuentro del bisabuelo de Anzaldua con sus hijos, en 1983

Una foto de la crónica que narra el reencuentro del bisabuelo de Anzaldua con sus hijos, en 1983 / LNE

– El vínculo asturiano no se detiene ahí. Su tatarabuelo, Justo Trabanco, era de la parroquia de Lavandera (Gijón).

– Sí, mi abuela siempre decía que la familia de su madre Amelia era de Lavandera, contaba que tenían un pariente recaudador de impuestos y que eran muy conservadores. Junto a sus hermanos emigró a América con solo 13 años. Además a principios del siglo XX la familia gestionó durante un tiempo el Teatro Jovellanos de Gijón.

– ¿Mantiene aún lazos familiares en Asturias?

– Estoy casi seguro de que parte de la familia sigue viviendo allí, en Asturias, pero aún no he podido reencontrarme con ellos. Espero hacerlo pronto, seguramente haya descendientes de los Trabanco en Lavandera y de los Álvarez en Gijón que recuerden la historia de mi abuela Berta y de mi bisabuelo José Manuel. Sería extraordinario conocerlos.

– ¿En qué momento está en su lucha?

– No lo llamaría lucha, sino justicia. Busco el reconocimiento de mi abuela Berta como ciudadana española, los consulados de España en Monterrey y en Chicago no la aceptan porque su padre, José Manuel, nació en Cuba. Sin embargo tengo una copia de su partida de nacimiento cubana con el sello del Consulado español en La Habana, que en aquella época servía como reconocimiento oficial. Mi abuela nunca tuvo pasaporte español porque salió de Gijón siendo muy pequeña y de manera clandestina pasando por varias ciudades antes de embarcar rumbo a México. Me contaba que su madre, Amelia, estaba aterrada de que les quitaran a los hijos durante la Guerra Civil. En México nunca necesitó papeles para probar su nacionalidad porque muchos documentos oficiales la describen como española, pero en 1975 sí necesitó un certificado para un trámite administrativo y descubrió que no lo tenía. Fue entonces cuando por necesidad tuvo que naturalizarse mexicana, aun así siempre decía con orgullo que era española costara lo que costara.

– ¿Qué necesita?

– Que se reconozca a mi abuela como ciudadana española y a José Manuel como ciudadano español para así poder continuar el proceso de mi nacionalidad por la Ley de Memoria Democrática. He iniciado este trámite dos veces, una en el Consulado de España en Monterrey hace más de veinte años y otra el año pasado en el Consulado de España en Chicago. En ambos casos me encontré con la negativa de reconocer a mi abuela Berta como española por considerar a su padre cubano y no español aunque él fue reconocido en vida como miembro destacado de la colonia española en Moscú.

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