Así fue el emotivo recuerdo de la actriz Laura Ramos para quienes sufren “la injusticia, el desamparo y la miseria” de la dictadura cubana
La intérprete, Gladys en la serie “Entrevías”, se emocionó al rememorar en Oviedo, durante la entrega de los premios Asicom, que “salí de Cuba buscando libertad para vivir y expresarme como artista y como ser humano”

Laura Ramos, emocionada, durante su discurso. / Luisma Murias
El público que llenaba el paraninfo de la Universidad de Oviedo prorrumpió en aplausos cuando a la actriz Laura Ramos (La Habana, Cuba, 1978) se le quebró la voz al recordar que “salí de Cuba buscando libertad. Libertad para vivir, para expresarme como artista y como ser humano”. La gala de entrega de los premios iberoamericanos 2025, este martes en la capital del Principado, encontró en la emotiva dedicatoria de la intérprete a su tierra, a su isla, uno de los momentos más conmovedores.
Después de acordarse de las glorias y miserias de su oficio y de las tribulaciones y el aprendizaje del emigrante, después de dedicar el galardón a su familia, su madre y su marido, el también actor cubano Roberto Espinosa, la actriz de la serie “Entrevías” cerró su parlamento rindiendo un emocionado tributo “a mi gente, a quienes sufren desde hace mucho la injusticia, el desamparo, la miseria, la dictadura de un gobierno que censura a los artistas, que llena las cárceles de presos políticos con demasiada intolerancia y no da paso a la diferencia, que ha quebrado un país maravilloso...”
Levantó así los aplausos del público que llenaba la sala en la decimosexta edición de los galardones que concede la Asociación Iberoamericana de la Comunicación (Asicom) en colaboración con la Universidad de Oviedo y que este año Ramos recibió junto al compositor Manuel Alejandro, la filósofa Adela Cortina, el empresario asturmexicano Francisco Mieres, el periodista deportivo Jesús Álvarez y el Real Oviedo en el año de su centenario. Ramos dejó en Asturias una muestra de su compromiso con el sufrimiento de la tierra que ha dejado atrás y que ha demostrado tener siempre presente. “Cuba vive en mí, en mi fe, en mi manera de agradecer y pedir”, afirmó en una ocasión.

Laura Ramos, en la calle San Francisco de Oviedo, con su marido, el actor cubano Roberto Espinosa. / Luisma Murias
Vinculada desde niña con el arte de la interpretación, Ramos es la hija de una primera ayudante de dirección de cine y un documentalista que creció en un set de rodaje y a los siete años dijo que quería ser actriz. Se graduó en la Escuela Nacional de Arte (ENA), en la especialidad de actuación, y ha construido una carrera multinacional en el teatro, el cine y la televisión con un pie en España y otro en Latinoamérica. Hasta llegar a la Gladys de la serie de Mediaset “Entrevías” -incluida también en el catálogo de Netflix-, en la larga serie de títulos de su carrera formó parte del “Cuarteto de La Habana” a las órdenes de Fernando Colomo, o del elenco de “Adiós con el corazón”, de José Luis García Sánchez.
El cubano Juan Carlos Tabío la dirigió en “Aunque estés lejos”, el argentino Alberto Lecchi en “Operación Fangio” y ha encadenado una trayectoria pródiga en títulos y países, con premios de interpretación por “Operación Fangio” y “Las profecías de Amanda”, del cubano Pastor Vega. Vivir en Cuba y mucho tiempo en Colombia, y luego en España, México, Brasil y de nuevo España le ha dado perspectiva, aprendizaje y una cierta sensación de “ser extranjera toda mi vida” que no se quita del todo de encima, ha confesado.
Se ha inspirado en eso para construir a Gladys, una madre soltera inmigrante, pareja en la ficción de José Coronado, que se enfrenta a muchas dificultades para salir adelante con su hijo, pero también en su propia madre, una mujer que en su retrato es “inteligente, luchadora” y “muy cubana”. “En el fondo, los cubanos somos un poco eso, el drama y la comedia van de la mano”, aseguró en una entrevista a “Diario de Cuba”. Además del cine, otra de sus pasiones es la fotografía, y cuando el cierre de la pandemia la encontró de visita en Cuba salió a las calles a fotografiar y hablar con la gente de la isla. “Fue una experiencia que me salvó y me ayudó a superar esa etapa tan dura”, señaló.
Discurso íntegro de Laura Ramos en el acto de entrega de los premios Asicom-Universidad de Oviedo
Me siento bastante abrumada y emocionada. Este día ha sido una jornada preciosa. Me parece increíble recibir un premio como este al lado de tan grandísimo talento, junto a tantas personas con una trayectoria enorme que me han provocado un poco de síndrome del impostor. Este premio supone para mí una inmensa alegría, pero también una gran responsabilidad ante todos y ante mí misma. También creo que es una oportunidad para abrir caminos a otros actores iberoamericanos. Ha sido emocionante escuchar la música, la gaita. Vivir la cultura de Asturias me ha motivado enormemente.
He pasado casi 28 años de mi vida dedicada al arte de la interpretación y también al arte de la supervivencia. Un actor o un artista es sin duda un superviviente. Atravesamos desprecios, quebramos desconfianzas, encontramos fuerzas para imponernos en un mundo competitivo, de opiniones subjetivas que muchas veces nos derrotan. Pero también hay que estar listos para momentos de luz como el de hoy en los que encuentras las fuerzas y las razones. Y un premio como este te impulsa, te recuerda que algo has dejado y eso es un gran regalo.
Hoy quiero agradecer profundamente a estas personas tan respetables que han decidido reconocerme con este premio Iberoamericano 2025, que para mí significa muchísimo. Yo he tenido la suerte y el desafío de vivir y trabajar en países como Colombia, México, Brasil, España y, por supuesto, en mi tierra natal, Cuba, de donde salí probablemente buscando libertad, libertad para vivir, para expresarme como artista y como ser humano. La experiencia de emigrar y adaptarte a nuevas culturas, a cada industria, ha sido sin lugar a dudas un reto, pero también una fuente inmensa de aprendizaje.
Todo lo que soy hoy está hecho con pedazos de cada país y de cada experiencia que he vivido. Y puedo decir con sinceridad que vivo llena de esas habilidades, de todo lo que me han dejado estos lugares. Hoy sigo intentando actuar, enseñar y aprender. Hoy deseo poseer menos y regalar más. Hoy simplemente estoy aprendiendo a desbalancear.
Quiero dedicar este premio, en primer lugar, a mi madre, una mujer extraordinaria que me enseñó acerca de la nobleza, la ética, el respeto por la profesión, la creatividad y la virtud. A mi amor, Roberto, a quien soñé desde hace mucho tiempo y que llegó para enseñarme a amar mejor y a ser mejor. Gracias. Y finalmente, a mi país, a mi gente, a quienes sufren desde hace mucho la injusticia, el desamparo, la miseria, la dictadura de un gobierno que censura a los artistas, que llena las cárceles de presos políticos con demasiada intolerancia, que no da paso a la diferencia, que ha quebrado un país maravilloso.
A ellos les dedico hoy este reconocimiento que recibo con humildad y profundo honor. Gracias a todos y que tengan una feliz noche. Muy buenas noches a todos.
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